martes, 22 de diciembre de 2015

Tema Cultural argentino: Corrección política a problemas institucionales



Por Tcnl Jose Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 / CMN 73) 

Nuestro país enfrenta una serie de temas que lo afectan en su orden institucional como resultado de ''políticas"  circunstanciales que  han deformado  sus bases constitucionales y, consecuentemente, obran en su cultura. Este proceso ha motivado un sistema, que, no tan solo influye en su marcha actual, sino que también distorsiona el futuro. Es cierto que estamos en una civilización en cambio acelerado, pero también es verdad que se mantienen a perpetuidad los valores que nos hacen Humanidad. Ello se prueba, por el éxito que obtiene SS el Papa Francisco en su gestión superadora en una organización tradicional como es la Iglesia Católica.
El reciente  gobierno ha mostrado que  el mismo es fruto de un sistema diferente al pactado a los inicios, lo que la da una debilidad que es mas cultural que política. Se observa en los actuales mandatarios la búsqueda de un consenso en base a acuerdos que le otorguen la fuerza razonable  necesaria para su acción. Bajo la idea de la democracia, en realidad, se está buscando la certeza en el accionar del gobierno. La historia Argentina es una muestra de nuestra realidad para formar una Nación. Su desarrollo señala las luchas, diferencias y acuerdos para lograrlo, pero siempre significo dejar una cuestión no resuelta, que resurge al correr de los tiempos y que motiva revisión. Es decir, aspectos pendientes del pasado, parecen volver  a ser temas de actualidad que deben ser resueltos, claro está, con la visión del mañana.
En  un principio, nuestro país era prácticamente un desierto, apenas poblado con pueblos no asentados. Ello significo que la conquista europea llegara y se instalara libremente. Los europeos trajeron   sus bases culturales, por ello, los argentinos, al decir de algún investigador, somos parte de aquel viejo continente. El momento fundacional, se caracterizo por las búsqueda de Libertad (con mayúscula), fue el sueño y objetivo perseguido con ansias. La Civilización (También con mayúscula) con su necesidad organizacional, obligo a la búsqueda de una solución para ser nación.
La gran cuestión fue la forma de gobierno, que demando casi medio siglo de diferencias, hasta llegar a un acuerdo. El país se hizo nación, creció, avanzó y se desarrollo. Así paso a ser uno de los destinos más deseados, con una inmigración creciente que escapaba de las guerras y venia tras la bandera de la paz. Se convirtió el desierto en vergel. Sin embargo, como ya se dijo, la acción disociadora  continuó y  burló políticamente lo pactado institucionalmente. Un hecho reciente grave fue, sin dudas, la reforma constitucional del año 1994, que modifico la forma de elección presidencial. La saco del sistema federal pactado y la hizo unitaria, al crear ella en un distrito único.
En realidad, dividió el país en un centro poderoso y un interior débil, basado en la cantidad de habitantes, fruto del progreso natural de los pueblos. El temor del  desequilibrio que existía en el principio se hizo verdad. Se rompió el pacto federal que hacía  a cada provincia igual ante sus pares. Sin embargo, ningún candidato señalo esta aberración que parece culturalmente aceptada y, aun mas, sostenida, por la  clase política.. Hoy los actuales gobernantes, aparentemente,  intentan políticamente salvar la cuestión institucional que se ha convertido en un tema cultural. La mayor expectativa se centra en el aspecto financiero en el que la Nación, por el régimen impositivo domina. La  cuestión había sido planteada en la reforma aludida, pero han pasado los años, y siempre fue postergada su decisión.
La Nación es la que tiene el máximo poder que le es restado a las provincias. El accionar de gobierno se manifiesta en cómo se asignan los fondos públicos,. La Nación  es la que tiene la capacitad para hacerlo en desmedro de los gobernantes provinciales. Como el nuevo sistema incluye la  reelección, la lógica electoral prioriza la región central a la que concede ventajas que desbalancean al resto del país. La situación de déficit fiscal motiva emisión y, ella a su vez, lleva a la inflación. El deterioro de la moneda significa el del país. Una errada política cambiaría ha secado las reservas y  nos ha apartado del mundo. El  cumulo de problemas hace que la corrección de unos afecta la situación de otros.
Nadie quiere hacer el aporte del sacrificio necesario y, consecuentemente, los problemas no se solucionan y sus efectos solo se postergan. Los gobernantes recurren al auxilio financiero externo y desde aquel episodio de las primeras páginas de la historia, el esfuerzo del país se agota en las cargas de intereses. La realidad de una región rica que debe soportar una empobrecida que, al no dársele  las condiciones para su crecimiento, hace que está cada vez esté más dependiente de la Nación. Como se ve, nuestra nación padece un mal que la carcome, la traba y, finalmente, la hace padecer en su futuro. Este mal, instalado en la sociedadLos gobernantes de los últimos periodos, actuaron en el corto tiempo, no tan solo por las circunstancias, sino también para lograr su continuidad en el poder. El populismo que, en último análisis, facilita la coyuntura sin tener en cuenta los aspectos estructurales, de pronto aparece con todos sus resultados y la sociedad comienza a darse cuenta de la trampa en la que se ha caído. La gente consume a crédito pero se pierden los efectos del ahorro y la sociedad se endeuda, casi sin darse cuenta, para pagar en el mañana los gastos del presente. Se entra así en una cuestión cultural que va más allá de la economía clásica y que, en sus efectos, carcome el sentido de la vida de los pueblos.
Los gobernantes, aun los actuales, no citan este problema de base, que su conocimiento, `puede despertar las conciencias de todos, en especial los que tienen profundas raíces patriotas. Como estamos en un nuevo tiempo político, el expresar esta cuestión al inicio, puede llevar a aquellos que tienen la autoridad, a conducir políticamente los cambios y los procesos para afirmar la  necesaria institucionalidad de la Nación.