viernes, 2 de agosto de 2013

LA TIRANÍA ECLESIÁSTICA ES LA PEOR DE LAS TIRANÍAS


Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 02 de Agosto del año 2013 - 1180

INTRODUCCIÓN: Monseñor Bergoglio es un hombre frío y autoritario, al servicio de una ideología modernista. Ahora es el Papa. ¿Cambió de mentalidad, aunque sí haya cambiado nuestro grado de respeto por él, dada su alta investidura? 

Veamos este relato del excelente periódico "Página Católica". En sus tiempos de Arzobispo de Buenos Aires despedazó la santa Orden de monjas que fundó en el siglo XVIII la Madre Antula, María Antonia de Paz y Figueroa, la Congregación de Hijas del Divino Salvador, que tuvo varios colegios y construyó la Casa de Ejercicios de Buenos Aires, joya de la arquitectura colonial y lugar bendecido por la gracia. 

Ahora, desde la Santa Sede, sigue con la misma ferocidad contra otra Congregación, los Franciscanos de la Inmaculada. 

Lea el relato al que no agrego ni una línea porque es suficiente para cualquier alma católica para comprender y repudiar el horrible espectáculo de la tiranía eclesiástica contra la Fe, las santas vocaciones y las buenas costumbres. 

Lamentablemente no puedo reproducir las entrevistas hechas a las monjitas tiradas a la calle por Monseñor Bergoglio. Pero puede verlas si abre la página en 

http://www.pagina-catolica.blogspot.com.ar/2013/07/frailes-de-la-inmaculada-y-un-drama.html 

Cosme Beccar Varela 

30 de julio de 2013 

* * * 

Frailes de la Inmaculada y un drama porteño 

Las monjas de la Santa Casa de Ejercicios,¿caso análogo al de los Franciscanos de la Inmaculada? 

El Modernismo exige a los pobres que paguen su propia destrucción 

Hoy los muros de la Santa Casa de Ejercicios respiran soledad. 

"Vuestra opción preferencial han de ser los pobres", nos dicen los neomodernistas que en abundancia gobiernan la Iglesia, cada vez que les reclamamos el derecho de celebrar la Misa Tradicional. 

Plantean así una falsa e ideologizada antinomia entre Tradicionalismo y Caridad, por un lado, y una equivocada y automática identidad entre Progresismo Neomodernista y verdadera ayuda a los más necesitados. 

En efecto, como enseña la sana doctrina católica, la primera Caridad es corregir al que yerra indicándole el camino de la salvación. Pues el amor verdadero ansía el bien del amado; bien que en última instancia no puede ser otra cosa que ganar el cielo. 

Por eso, los que anhelamos la difusión de la doctrina y la liturgia tradicionales, somos los primeros que hemos optado preferencialmente por los pobres, al intentar alcanzarles la Misa que ha hecho la santidad de millones de católicos a lo largo de diecinueve siglos; y que aún en el orden meramente humano es un monumento al buen gusto y a lo más excelso del arte de los hombres; incomparablemente más esplendoroso que el aquellare modernista a que nos tienen acostumbrados Urbi et Orbe. 

Pero, a los que se autoproclaman adelantados en la solicitud hacia los pobres, a veces se les cae la careta, aunque ellos no se den cuenta. 

Sabemos que el Papa Francisco se ha puesto ese nombre para remarcar su preferencia por una vida desarrollada en la pobreza. Por lo tanto debemos suponer que los Frailes Franciscanos de la Inmaculada son verdaderamente pobres. 
No obstante, en el decreto firmado el 11 de Julio por el cual se intervenía esa Congregación mediante la designación de un Comisario Pontificio, que incluye solo tres disposiciones, se establece: 

1.Designar al R. P. Fidenzio Volpi, OFM Cap, Comisario Apostólico ad nuntum Santæ Sedis de la Congregación, con todos los poderes del caso. 

2.Disponer "que corresponderá al Instituto de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, reembolsar tanto los gastos realizados por el Comisario y el personal que él eventualmente designe, como los honorarios por sus servicios". 

3.Además de lo expuesto, el Santo Padre Francisco ha dispuesto que cada uno de los religiosos de la Congregación de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada está obligado a celebrar la liturgia según el rito ordinario y que, eventualmente, el uso de la forma extraordinaria (Vetus Ordo) deberá ser explícitamente autorizada [sic] por las autoridades competentes, para cada religioso y/o comunidad que lo pida". 
Por ahi cantaba Garay, dicen en nuestra tierra cuando se le empieza a ver la pata a la sota. Pues, al final, unos pobres monjes que serán muy probablemente despojados de su joya más preciosa, la Liturgia Tradicional de la Iglesia, ¡deberán pagar por tan alto servicio! 

Quienes tengan dudas de lo que esta intervención puede significar consideren lo siguiente: el decreto que comentamos sólo tiene dos disposiciones: robar la Misa Tridentina y determinar quién pagará el costo de tal operación. ¡Vaya abanderados de los pobres, que Dios les pague abundantemente y cuanto antes su extrema generosidad! 

La situación planteada tiene similitudes con un caso dramático ocurrido en Buenos Aires bajo el pontificado del Cardenal Bergoglio. 
Ya hablamos hace tiempo de este lamentable asunto, pero permítasenos volver a él aunque sea suscintamente, pues puede ilustrarnos acerca de lo que espera al Instituto de los Frailes de la Inmaculada. 

Fundada en el siglo XVIII por la Madre Antula, María Antonia de Paz y Figueroa, la Congregación de Hijas del Divino Salvador había alcanzado un grado de prosperidad que, en nuestro tiempo, la hacía poseedora de varios colegios católicos con miles de alumnos, uno sobre la exclusiva Avenida del Libertador en San Isidro, y, sobre todo, de los terrenos donde fue edificado el Santurio de San Cayetano en Liniers (mucho dinero en limosnas) cuyos ingresos eran administrados por las monjas. 

En una oportunidad el Cardenal Bergoglio le pidió a la Madre Superiora que sea transferida la propiedad del Santuario de Liniers al Arzobispado de Buenos Aires. 
Días después, luego de consultar con su consejo la Madre Hilda Ledesma respondió al Cardenal por la negativa. 

De haber tenido la bola de cristal quizá se hubiera evitado la catástrofe cediendo a la voluntad del ahora Papa Francisco, para evitar el despojo de todos los bienes y la casi extinción de la orden, como luego aconteció. 

Porque, no mucho tiempo después, se designó un visitador apostólico en la persona de un jesuita amigo de Bergoglio: el actual obispo Hugo Salaberry de Azul, en la provincia de Bs As. 
La excusa: que las cerca de treinta monjas que vivían en la Santa Casa de Ejercicios, una jóvenes en su mayoría paraguayas conquistadas para Cristo por el celo apostólica de una hermana de esa nacionalidad, estaban allí retenidas contra su voluntad y aisladas de la sociedad. 

El aislamiento se deducía del hecho de que estas hermanas eran instruidas en el mismo convento por profesoras designadas ad hoc, lo cual se hizo para evitar el excesivo contacto con el mundo al que están acostumbradas ahora muchas monjas. 

Tiempo después, y en las primeras horas de la mañana, cuando aún algunas hermanas no habían terminado de asearse, un despliegue inusual de funcionarios curiales las enteraron de que la Santa Sede, con la firma del Cardenal Re, había designado Comisario Apostólico a Mons. Horacio García, Pro Vicario General de la Arquidiócesis. 
El sacerdote letrado que debía acompañarlo se excusó por no estar de acuerdo, lugar que fue tomado por el padre Alejandro Russo, actual Rector de la Catedral de Bs As (¿favor con favor se paga?) 

Reinaba en la Congregación para los Religiosos e Institutos de Vida Consagrada el Cardenal Re, que vivió aquí y tiene a uno de sus parientes en la Curia Arzobispal. Hombre muy cercano a Bergoglio, fue el que le alcanzó el molde del anillo del pescador que ostenta Francisco y que heredó de un secretario de Pablo VI. 

El fin de esta larga historia, que daría argumento por sus vicisitudes a un drama de segura venta en las librerías, terminó con la madre superiora recluida en Córdoba, las hermanas devueltas al mundo en tal forma que se puede decir que la congregación ha dejado de existir, y el dinero y las propiedades en manos del Comisariato Apostólico cuya intervención se prolonga sine die. 

Ejemplo eminente de cómo estos fariseos atienden a los pobres, es el caso de Mirna, joven paraguaya que estaba en el convento desde los 14 años y fue despedida por Mons. García quien la puso en la calle sin avisar a sus padres, y sin darle ni siquiera un centavo para atender sus necesidades. 
Ponemos un video con sus declaraciones e invitamos a nuestros lectores a releer un antiguo post de este blog donde se cuenta su historia: 

El drama de Mirna (video que puede verse en la página citada arriba). 

En este punto del relato permitan nuestros lectores que nos desahoguemos con una frase un tanto irreverente: ¡A quien quieren engañar, atorrantes! Uds. que se dicen progresistas, no sólo ponen a las almas en serio peligro, ni siquiera saben dar de comer y de vestir al cuerpo. 

Según han contado las mismas víctimas, el Comisario Apostólico dispuso que las monjas y novicias probaran su verdadera vocación, con una técnica que para nosotros es un baño de mundo: psicoanálisis y exposición al erotismo incluido. Sobre esto ya se escribió en este Blog. Ver por favor el video y el enlace indicado (ver en la página citada). 

Dios impida que una cosa similar ocurra contra los Frailes y Monjas de la Inmaculada. Recen incesantemente nuestros lectores al efecto. 

"Página Católica" 30 de Julio del 2013