sábado, 30 de noviembre de 2013

CARTA DE UN PRISIONERO DE GUERRA PREJUZGADO EN JUICIO

 
CARTA DE UN PRISIONERO DE GUERRA.
Fuente: CORRESPONSALÍA EN LA RIOJA
 
Ayer (26 de noviembre de 2013)  ha sido un día histórico , no por mi suerte que ya está echada. La Patria no es que esté en peligro!!! Ya está ocupada.
Si alguien tenia dudas, lo ocurrido en la audiencia, servirá para despejarlas.
Hechos: declararon tres testigos puestos por las querellas: El cura Pinto que sobrevivió al accidente, colgó la sotana y se presenta como jubilado y casado con hijos. En segundo lugar, la sobrina de Monseñor Angelelli: Ana Maria Coseano "perseguida por la Iglesia Jerárquica" y cesanteada de un colegio Religioso --por ser sobrina-- y en tercer lugar Luis Miguel Baronetto, ex seminarista, casado con una desaparecida, miembro de la comisión de DDHH y autor del libro "reportajes a Mons. Angelelli", que destila veneno contra los Obispos de aquel entonces especialmente a Monseñor Bonamin -Pro Vicario Castrense.
Los tres, luego se cambian de asiento y lo hacen como querellantes.
Al ingreso de cada uno de ellos, estallaba el auditorio en aplausos. El Presidente del tribunal llamaba a silencio en la sala!!! (Hay tribunales en los que se ha desalojado la sala).
Cuando mi abogado -de oficio y subrogante- quería hacer preguntas, los abogados de la querella lo interrumpían ; se armaba una suerte de idas y venidas queriéndolo silenciar. ¿Cuál fue, en todas las ocasiones, la conducta del Presidente del Tribunal? Intimar y amenazar al Dr. Deleonardi, mi abogado: es la última vez que le advierto !!!
Solicité en los tres casos careo, y me fue negado.
En los tres casos aproveché los argumentos por los que se negaba ese derecho , y expresé lo que iba a señalar como contradictorio y mendaz. Utilicé el micrófono para que por lo menos quede grabada la Verdad.
El ex-cura Pinto manejaba y debería haber sido procesado por homicidio culposo!!!
De no ser así, ¿cómo es que ve desde la derecha un auto que los supera, los choca y reconoce hasta la marca y color? ¿Cómo es que Mons. Angelelli sale despedido y él queda dentro del coche?
Cambia su primera declaración " porque estaba confundido".
La sobrina de Monseñor no aporta nada. Es heredera de la persecusión.
Baronetto leyó reportajes, notas, opiniones, cartas que arrancan en 1968 cuando el Obispo se hace cargo y cuyo mayor climax es el 17 de juio de 1973 en Anillaco, que lo sacan a pedradas del pueblo. El mismo año fue amenazado por la AAA.
Tuve la ayuda de Dios para expresar y que quedaran grabadas todas las contradicciones que no me dejaron formular a los testigos, y no me pudieron callar.
Mientras la oposición y los medios están embelesados por los cambios en el gabinete y que se abre el diálogo, y renegociamos los contratos de España Repsol-YPF, ....Se está consolidando el Estado marxista en nuestra Patria. Han superado hasta las formas.
Estoy concurriendo a un tribunal popular con las apariencias de legalidad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

EL ENCUENTRO DE MUJERES VISTO POR UN SANJUANINO



Por Jorge Sotomayor
  Lo que vi, lo que me contaron, lo que sentí
Siempre lo que no se conoce se vive con ansiedad, y en mi interior quería que el Encuentro de Mujeres llegara a nuestra provincia, tendría la oportunidad de ver que era, como se debatía, por supuesto que estaban los antecedentes, pero uno supone que las ideas crecen, así como los fundamentos, el sustento ideológico, etc. De mi lado, del lado de la Iglesia Católica, vi distintos grupos de mujeres que se preparaban motivando; jóvenes y no tan jóvenes movilizados por el traslado de las activistas nuestras que venían de afuera, que y como darles de comer, reunir fondos para los gastos, en fin, toda la logística de una gran movilización.
Tenía impaciencia Y EL DÍA LLEGÓ. Siempre habría escarceos previos, hay que dar la cara. Esta bueno, primera confrontación con los de adentro y de afuera. Mucha movilización en las redes sociales y en los comentarios de los medios. Alertas que se daban para apoyar tal o cual lugar donde se desarrollaban los talleres.
Y fue este sábado donde se vio más de lo mismo. Grupos de mujeres católicas que eran intimidadas violentamente en los talleres más conflictivos, aquellos que motivan el sesgo ideológico: sexo, género y aborto, esta era la trilogía más importante.
Yo quería y pedía debate, la tecnología seguro me daría acceder a propuestas. Propuestas? Más de lo mismo, solo violencia, prepotencia, gritos para no dejar hablar a quienes no piensan como ellas, las católicas en minoría especialmente en estos talleres de la trilogía fueron hasta expulsadas y golpeadas para que no expusieran sus ideas, así fue el sábado, y así el domingo.
Es decir vienen con agenda establecida, objetivos CLAROS Y TE LOS IMPONEN. Pero siempre, aunque en minoría, hay voces de mujeres valientes que no se callan NUNCA, en inferioridad y golpeadas, están dispuestas con su pasión y pudor femenino, a enfrentar y soportar lo que sea. QUE ALEGRÍA, hermanas de otras provincias y las nuestras, juntas, sin ceder nada, muchas pudieron copar los talleres y lograron ser coordinadoras y secretarias. ASÍ SE HACE, AUNQUE SEAMOS MENOS. Y me llené de orgullo por ellas.
Y lo mismo el domingo en la Iglesia Catedral. Sin ideas, solo viejos slogans con cánticos nuevos, al ritmo de batucadas pegadizas con textos ridículos repetidos hasta el cansancio, vociferar insultos, torsos desnudos sin pudor y caras tapadas. Reflejo fiel: SIN VERGUEZA, ODIO, CONSIGNAS VIEJAS Y VACÍAS, CARAS TAPADAS DE ALGUNAS DE ELLAS Y. . .nada más.
Algo que me llamó la atención: cuanto despliegue tecnológico de cámaras fotográficas, equipos de filmación para mostrar no sé qué ( De donde obtienen los recursos La Cámpora, Unidos y Organizados, el Polo Obrero y tantos sellos que habían allí?). Nosotros estábamos a cara limpia, ellas tapadas, sus rostros, nada más en muchos casos, y filmaban. DE NUESTRA PARTE NI UNA PALABRA SOLO ORACIÓN Y PACIENCIA, ELLAS DESAFÍO Y GROSERÍAS
Plazas copadas, fuentes utilizadas para higiene personal sin escrúpulos, pinturas de frases repetidas sin respeto por el pueblo que visitan. Ellas necesitan mostrar su violencia, su libertinaje, y provocar miedo. SEPANLO, NADIE LES TIENE MIEDO, SOLO TRISTEZA
Siento orgullo de mi provincia, tranquila hasta el hartazgo, pero clara en ideas, no se suma, no acepta atropellos. Párrafo especial para la Policía de San Juan, proteger y aceptar el insulto para no excitar lo que ellas buscaban: que habían sido reprimidas por la policía de Gioja. Nada que ver: hasta donde se: profesionalidad, mucha movilización y PACIENCIA
También se debe saber que el interior de la Iglesia Catedral fue desbordado por jóvenes, adultos, familias que en número quintuplicaban o más, lo previsto por los organizadores. Tarde de oración permanente y salidas al atrio para seguir rezando, y en medio nuestro el padre Rómulo y Monseñor Delgado tratando de apaciguar los ánimos de quienes queríamos salir a enfrentar tanto insulto a nuestro Dios, a nuestra Madre María, a nuestra Iglesia, al papa Francisco, sentimos dolor al ver como se incendiaba una figura del Santo Padre y banderas papales. Pero ya sabemos: la Iglesia Católica sufre desde hace DOS MIL AÑOS lo mismo y así será hasta que Dios diga BASTA
El Año de la Fe que terminó ayer, debe servir para que Dios Espíritu Santo llene de Luz y Misericordia nuestro corazón. Pero además nos llama a la unidad, a no callar, a perdonar pero no rendirse. Con lo visto nos damos cuenta que la Luz de Cristo debe ser encendida aún más alto, más firme, más clara, alentar a nuestras mujeres para participar del próximo Encuentro donde sea la cita, y a nosotros seguir como ellas: aún más fuertes, con más Fuego y Amor librando el buen combate contra nosotros mismos por AMOR A DIOS Y AL PROJIMO. DIOS LO QUIERA

Jorge Sotomayor
TAMBIEN DIGO: SEGÚN FUENTES SERIAS DE LA POLICIA, LA CANTIDAD DE MUJERES QUE LLEGARON, QUE SIGNIFICABAN MAS DEL 90 POR CIENTO DE LA MOVILIZACION, NO ERAN NI DE CERCA DIEZ MIL, DIGO, PORQUE HASTA CON LOS NUMEROS SE MIENTE. LO REPITO, LOS SANJUANINOS SOMOS PACIFICOS PERO NO TONTOS, VALE PARA LOS DE AFUERA Y LOS DE ADENTRO. GRACIAS

ABOGADOS PROVIDA PIDEN TOMAR MEDIDAS JURIDICAS ANTE CADA ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES


Compartimos el testimonio de una chica provida sobre el Encuentro de Mujeres:
"Sentí mucha impotencia cuando me llegaban mensajes de texto de mis amigas que estaban en los talleres sobre aborto, implorándome que llame a la policía porque las abortistas estaban golpeándolas con botellas y patadas, yo me encontraba a varios kilómetros porque mi padre tuvo que ser internado, llamé 15 veces al 911, prometieron ir, nunca fueron, llamé a una amiga abogada, fue al instante a frenar la golpiza, pero a ella también le pegaron. En ese momento me llené de bronca y pensé que soy deportista y campeona de karate, que bien podría ir yo a golpearlas para que sepan qué se siente, en ese mismo momento supe que si hacía eso, ya no habría diferencia.... recé a María Santísima para que proteja a mis amigas, al cabo de unos minutos pudieron escaparse de esos lobos. Y me dije: pensar que María Santísima, a quien las abortistas detestan y blasfeman, fue la que me hizo no vengarme de ellas y gracias a ella están bien".

La responsabilidad por lo ocurrido es solidaria: responsables civilmente son las organizadoras del Encuentro de Mueres Autoconvocadas, el Ministro de Seguridad Adrián Cuevas y el Jefe De Policía, ya que hasta menores de edad fueron agredidos por las abortistas, y los policías no hacían NADA, diciendo haber recibido órdenes de no involucrarse. 
Destitución para todos

El que diga que las abortistas no son violentas, MIENTE, hay miles de videos y fotos que lo demuestran. Han cometido esta serie de delitos: daño a la propiedad privada; daño a edificios públicos; discriminación por motivos religiosos; discriminación por motivos ideológicos; exhibiciones obscenas en la vía pública; disturbios en la vía pública; lesiones leves y graves a las personas; ACOSO SEXUAL, SON ABUSADORAS, YA QUE SE DESNUDARON ENFRENTE DE LOS VARONES QUE DEFENDÍAN LA CATEDRAL, MUCHOS DE ELLOS MENORES DE EDAD... LES TOCABAN SUS PARTES ÍNTIMAS....ESO ES ABUSO

Como conclusión arribamos a que el ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES AUTOCONVOCADAS NO REPRESENTA la opinión mayoritaria, no garantiza la participación, no es democrática, las promotoras de la muerte han vuelto a golpear a muchas mujeres, a otras les impidieron ingresar por ser providas. En fin, para el año siguiente haremos una declaración formal para que lo que se decida en estos encuentros NO SEA REPRESENTATIVO, ya que cuando hay violencia y corrupción, no puede haber libre decisión

Amigos: 
lo que pasó en el Encuentro de Mujeres (de San Juan) fue un bochorno, pero más allá de las quejas, necesitamos actuar. 
El próximo año será en Salta y debemos frenar la violencia ahora, la única forma es denunciándolas. 
Ya somos muchos los que tomamos la decisión, por ello invitamos a todos los que hayan sido víctimas o testigos de cualquiera de los delitos que han cometido, nos contacten.

Delitos que han cometido: acoso sexual gravemente ultrajante/ daño a la propiedad ajena/ lesiones leves y graves/ incitación a la violencia colectiva/ Amenazas.

Contravenciones: disturbios en la vía pública

DISCRIMINACIÓN POR MOTIVOS RELIGIOSOS/IDEOLÓGICOS

La denuncia va contra las organizadoras (como responsables legales del evento) Por lo que no es necesario saber los nombres de quienes agredieron. Las cámaras de seguridad registraron todo.

https://www.facebook.com/ABOGADOS.PROVIDA?fref=ts

NOTA AGREGADA: Debe agregarse entre los delitos el daño a la propiedad pública y privada, y la privación ilegítima de la libertad cuando son encerradas en las aulas las mujeres provida impidiéndoseles la salida. Asociación de Abogados Católicos San Alfonso María de Ligorio de La Plata, adhiere a la propuesta de Abogados Provida.


EL OBISPO DELGADO DE SAN JUAN IMPIDIO LA DEFENSA DE LA CATEDRAL



BAUTISMO DE FUEGO



Dedicado a todas aquellas valientes mujeres argentinas, en especial a:

Belu, Sole, Helen, Euge, Yesi, Pili, Luisi, Guada, Luur, Nao, Pilar, Mónica, Trini, Cata, Cande, Mari, Maru, Luli y Nadia que son ejemplo de Mujeres Católicas.

Y a mis valientes camaradas: Leo, Tugui, Clemen, Maxi, Nacho y Lucho.  


Se dice que siempre es bueno comenzar por el principio, y siendo que Dios es principio y final, comenzaré agradeciéndole al Rey y Señor de todo lo creado el haberme dado la inmerecida oportunidad de vivir durante tres intensos días una gesta que, si por ventura no quedara en los anaqueles de la historia, quedará  guardada en mi memoria como la hermosa prosa de un poema florecido.
En la mañana del 22 de Noviembre nos recibía la cálida provincia de San Juan con un inmenso febo asomándose en el vasto horizonte de la llanura Sanjuanina, en medio de nubes y cielo que reflejaban los colores de la patria.  Mientras el canto de los muchachos despertaba a los aún dormidos, ya el ambiente prefiguraba la inminencia de un acontecer que perduraría durante unos días. Estábamos preparados. Estábamos para eso.
Llegamos a la terminal y un aire fresco alivió los cuerpos preparados para la batalla. Paramos en el colegio “Don Bosco” de los Padres Salesianos que nos recibió con los brazos abiertos. Acomodamos nuestras pertenencias y nos fuimos a desayunar. Algunas delegaciones de otras provincias habían llegado la noche anterior. Eso calmaba un poco las ansias y ofrecía un tiempo para conocer al resto. Luego del desayuno nos embarcamos a conocer el centro y la Catedral de la ciudad y volvimos antes de que comenzara la Santa Misa en el colegio, cerca del mediodía.
La celebración estuvo a cargo del Obispo del lugar. La Iglesia se llenó de jóvenes de todas partes del país que habían venido a defender la vida, la mujer y la familia. Todos estos jóvenes, varones y varonas, nos habíamos congregado en esta hermosa ciudad con el único objativo de asistir (y en el caso de los varones, acompañar y defender a las mujeres y los lugares de culto) al Encuentro Nacional de Mujeres Autoconvocadas que se lleva a cabo todos los años en una provincia diferente. La importancia de este encuentro reside en que sus conclusiones hablan en nombre de todas las mujeres argentinas y justamente por esto intenta ser tomado por la fuerza por agrupaciones de izquierda, feministas y abortistas en favor de sus intereses. La importancia de la presencia de la Mujer Provida en estos encuentros es crucial. Su voz es estandarte de la defensa de la vida y la familia como pilares de nuestra Nación. Y en esto no puedo más que admirar con fervor la valentía de nuestras “Universitarias por la Vida”, que con paso firme y decidido tomaron la coordinación y secretariados de los talleres más complicados, e impusieron con la sola fuerza de la Verdad la victoria de la Vida.
Luego de la Santa Misa y con el alma preparada nos dispusimos a alimentar el cuerpo. El almuerzo nos recibió con un denso calor que se mantenía dentro de la enorme carpa que se encontraba en el patio. Las caras de cientos de mujeres rememoraban las heroicas gestas del pueblo argentino cuando se disponía a la batalla. Eran rostros delicados, pero estupendamente decididos y confiados en Dios.
Por fin la hora tronó. Se acercaban las tres de la tarde y aquel Monte Calvario en donde Cristo había sido crucificado aparecía nuevamente y esperaba en aquella escuela donde se realizaría el Encuentro.
Solo un varón puede experimentar la impotencia de no poder ser él mismo el que se preste a tal situación. Tener que ver a las jóvenes en su camino hacia el lugar, sabiendo que mil cosas les pueden pasar no es nada fácil. Claro que todos íbamos armados con la defensa de Cristo. Medallas, Rosarios, Estampitas y Agua Bendita eran parte de la inmensa armadura conformada por la oración de miles de personas que rezaban por esta causa. Acompañamos a las mujeres hasta los talleres y pacientemente esperamos rezando en las inmediaciones del colegio. El calor del infierno se sentía en la siesta ardiente, mientras el aire de la gracia refrescaba las caras de los que rezábamos afuera. Cada tanto recibíamos un mensaje de las chicas que desde dentro nos informaban las novedades. Estábamos para acompañarlas y para protegerlas y eso hacíamos mandando legiones de Ángeles y Santos por medio de la Bienaventurada Virgen María.
Ave María Gratia Plena Dominus tecum..” una y otra vez retumbaban aquellas palabras en mi cabeza mientras vigilábamos prudentemente a la sombra de los árboles.
Las horas se hacían eternas y el calor obligaba a mantenernos hidratados todo el tiempo.
Por fin se hicieron las 6 de la tarde, y los corazones agitados empezaron a latir con mayor estupor a medida que nuestras chicas iban saliendo ilesas de los talleres. Los varones las acompañábamos por tandas y pudimos ver que muchas de ellas habían librado una fuerte batalla cara a cara con el demonio. Allí estábamos nuevamente para darles fuerzas, para decirles que eran nuestras heroínas, que sin ellas nada de esto tenía significado y que el demonio se impondría nuevamente y sin piedad si las agarraba flaqueando.
Volvimos al “Don Bosco” y en el camino pensaba con orgullo en todas nuestras chicas. Ahora nos tocaba a nosotros prepararles su descanso para que la recia batalla que tendrían al día siguiente no las agarrese desprevenidas y agobiadas. Esa tarde-noche en medio de cánticos y algarabía, nos enteramos que una de nuestras valientes había tomado la coordinación de uno de los talleres más complicados y que varias de las nuestras habían ejercido como secretarias en ese y en otros talleres de igual importancia. Recuerdo vivamente el estallido de emoción que vi en las caras de todos los varones. Solomante elogios salían de nuestras bocas y aquello nos animaba aún más a servirlas en todo lo que necesitasen.
Esa noche durante la cena, recuerdo haber tenido la sensación de una profunda calma, que anticipaba la tormenta que se avecinaba. Sabíamos que el demonio no iba a tener piedad al día siguiente y que iba a intentar por todos los medios ganar una batalla que de entrada la tenía perdida.
Luego de la cena, agradecimos con una pequeña adoración al Señor y nos fuimos a descansar con el alma dispuesta a la entera Voluntad de Dios.
La mañana del Domingo nos despertó con la frescura y la alegría de la Fiesta de Cristo Rey. La Misa  celebrada por un cura del Verbo Encarnado estuvo cargada de emoción. El rostro de las mujeres relucía de amor y belleza en la firmeza de su decisión. Luego de un breve desayuno, las acompañamos nuevamente a los talleres que comenzaban a las nueve de la mañana. Como el día anterior, luego de que entraran al clamor de la batalla, nos apostamos cerca del colegio a rezar sabiendo que este día no iba a ser fácil. Recibimos varios mensajes de las nuestras diciendo que las cosas se estaban poniendo complicadas dentro de las aulas y que las feministas querían sacarlas por la fuerza sin ningún tipo de reparo. Tratamos de tranquilizarlas diciéndoles que estábamos afuera por cualquier cosa y que rezábamos sin descanso (sin embargo nuestra impotencia empezaba a sentirse cada vez más a medida que pasaban los minutos). Rosario tras Rosario pidiendo la intercesión de María Santísima, era lo único que nos mantenía ocupados. Algunos varones  empezaron a acercarse aún más a las inmediaciones del colegio intentando pasar inútilmente desapercibidos por las organizaciones de izquierda que se encontraban afuera apostados en la Plaza. El ambiente de tensión iba creciendo a medida que se acercaba el mediodía. Por gracia de Dios y gracias a la notoria acción de la Santísima Virgen las aguas dentro de los talleres se calmaron. Las chicas lograron salir alrededor de las 12 sin ningún problema. Volvimos al Don Bosco a almorzar y a preparar las armas para las últimas dos batallas: Los talleres de la tarde y sus conclusiones y la Defensa de la Catedral.
Las tres de la tarde anunciaban la penúltima contienda (ultima en los talleres) en donde luego de acompañar a las chicas redoblamos las oraciones a fin de derrotar por la gracia de Dios al enemigo. Bien hidratados pasamos la siesta hasta las seis de la tarde que terminaron los talleres y se redactaron las conclusiones. Con el Rosario en mano implorábamos al Rey del universo un justo desenlace. Las hordas feministas para esa hora se preparaban para la batalla final. Por fin nuestras chicas salieron del colegio y grata fue nuestra sorpresa al ver que sus caras reflejaban aquella alegría que solo la victoria puede dar. Habían ganado en los peores talleres. Las conclusiones eran en su mayoría provida. La causa de la vida y la familia había vuelto a triunfar.
Recuerdo que los varones las abrazamos como a combatientes que vuelven de la guerra. El orgullo de ser parte de Universitarios por la vida y de tener en nuestras filas a mujeres que lo habían dado todo, era irrefrenable. Dábamos gracias Dios mientras nos dirigíamos con una profunda alegría hacia la Catedral, en donde nos esperaba el peor de los combates tanto físico como espiritual.  
La última tanda de nuestras chicas acompañadas de los últimos de nuestros varones llegaron para la Misa alrededor de las 7 de la tarde. La Catedral había sido vallada y había un fuerte operativo policial que seguía de cerca la marcha multitudinaria por parte de las hordas bolcheviques que ya habían iniciado su camino hacia el recinto. Su finalidad era llegar profanar la Iglesia. Cerca de 600 católicos nos encontrábamos reunidos en el interior del Templo al amparo del Obispo que se negaba a dejarnos salir por temor a que algo nos pasara.
Luego de finalizada la Misa el ambiente de tensión empezó a incrementar a medida que la marcha se encontraba afuera y ya habían logrado pasar la primera de las tres vallas que cubrían el atrio.
No había varón que no quisiera salir del Templo a defenderlo de las hordas marxistas. Por fin el Obispo accedió a dejarnos salir a un grupo de 300 hombres al atrio de la Catedral.
Era nuestro turno de combatir. Nos apuramos en dejarles todas nuestras pertenencias a las mujeres y solo armados con un Rosario y algunos con alguna medalla dada en protección por las chicas, salimos al frente de batalla. Apostados en tres inmensas filas esperamos la orden de abrir los portones. Las miradas firmes, los pechos inflados, los corazones listos y el rezo del Rosario aniquilaron todo tipo de temor. Estábamos dispuestos a entregar nuestras vidas por el resguardo de los nuestros y la causa de Cristo.
Al grito de “¡Viva Cristo Rey!” las puertas se abrieron y salimos como legión a apostarnos en el atrio de la Catedral. Codo a codo rezábamos un Ave María tras otro. Del otro lado, las multitudes marxistas cantaban cánticos horrendos infiriendo injurias a la Santa Madre Iglesia y al Santo Padre. Este batalla fue corta…
El Obispo alertado por las autoridades nos recomendó que entráramos de nuevo ya que la marcha volvía con más fuerza que antes.
No quedando otro remedio volvimos a ingresar.  En ese momento sentí que me habían cortado las piernas. Estaba encerrado dentro del Templo Santo sin poder defender sus muros de los herejes que intentaban destruirlos. Mi bronca y la de muchos otros crecía a medida que pasaban los minutos. Intentamos hablar nuevamente con Monseñor que negado a nuestro pedido nos dejó sin palabras.
Se hacía tarde y teníamos que volver al Don Bosco, partíamos esa misma noche. Luego de idas y venidas con algunas autoridades, decidimos irnos del lugar con los corazones destruidos por no poder haber hecho más. Salimos del recinto por el costado lateral. No habíamos hecho una cuadra cuando de repente vimos que la marcha bolchevique volvía en dirección al Templo Santo. Algunos preocupados por que las chicas puedan llegar sanas y salvas al Colegio se aprestaron a acompañar a un grupo de ellas mientras que el resto nos volvíamos al Templo.  Una vez dentro intentamos una vez más salir a la defensa del frente pero el Obispo nos lo negó de manera inapelable. Para ese entonces teníamos conocimiento de que un grupo de varones de San Rafael se había apostado en frente de la Catedral desobedeciendo las recomendaciones del Obispo. Estaban ahí recibiendo golpes, escupitajos y ultrajes a causa de Cristo y nosotros sin hacer nada.
Gracias a la benevolencia del párroco pudimos salir por uno de los costados a defender lo que era nuestro. La parte de Universitarios por la Vida que habíamos quedado, más una parte de la delegación de San Luis y Buenos Aires, salimos a defender el costado de la Catedral. Varones y mujeres nos apostamos como soldados de Cristo a rezar nuevamente las sagradas oraciones. Vituperios, oprobios, burlas, y amenazas eran lo que recibíamos firmes al son de cada Ave María. Algunos salpicados y hasta empapados en vino tinto e inmundicias permanecían de pie con el alma puesta en el cielo.
Rezábamos por cada insulto que proferían al Santo Nombre de Dios, pidiendo por la conversión de aquellos que nos injuriaban. Protegidos por los Ángeles y Santos del Señor las cosas no pasaron a mayores. Nos separaba una sola reja que podía ser fácilmente burlada si de verdad lo hubieran querido. El combate espiritual duró cerca de dos horas. Casi sin voz y muchos de nosotros fatigados, resistíamos con fuerza los embistes del demonio. La gente de San Juan se solidarizaba con nosotros y nos compraba botellas de agua para calmar la sed. A ellos les estaremos eternamente agradecidos. 
Alrededor de las 11 de la noche las cosas se calmaron. Habíamos obtenido la victoria. El pueblo de San Juan repudiaba la marcha y les decía que no a las Autoconvocadas.  Habíamos permanecido firmes dando testimonio de nuestra fe y esto había dado sus frutos.
Logramos salir cerca de 20 minutos después junto a otras delegaciones para emprender el camino al Don Bosco. Durante el trecho de alrededor de 12 cuadras que separaban la Catedral del colegio, seguimos implorando la protección de María Santísima hasta que el último varón entro al recinto. Recuerdo haber cruzado ese umbral con solo palabras de agradecimiento a Nuestro Dios.
Lamentablemente los que habíamos vuelto a la Catedral esa tarde nos perdimos el micro de vuelta a nuestros hogares. Pero este inconveniente, a esta altura de las cosas, importaba poco y nada. Era tal la confianza en Dios que sabíamos que si nos había hecho quedar, nos haría volver de alguna manera. Esa noche en la cena, los rostros de todos, mujeres y varones ya no eran los mismos que los de hace unos días atrás. Eran los rostros maduros de quienes al fragor de la batalla crecen en fortaleza. Esa noche unos cuantos pudieron viajar con una delegación de Buenos Aires que pasaba cerca de Córdoba. El resto, un puñado de 8 (3 varones y 5 mujeres), nos quedamos hasta el día siguiente en donde pudimos conseguir pasaje.
Regresamos al día siguiente los pocos que quedamos, cantando en nuestro interior alabanzas a Cristo Rey. Sin voz y con los cuerpos agobiados, nuestra alma se paseaba por los preciosos jardines del Señor. Miles de voces nunca antes escuchadas cantaban gloria al Rey del Universo y nos miraban con ojos profundamente agradecidos. Rostros jóvenes de miles y miles de hombres y mujeres que jamás habían visto la luz, nos saludaban y de rodillas rezaban por nosotros. Fue en ese entonces cuando el sueño me venció y dándome vuelta en el asiento del colectivo pude al fin descansar en paz.  

(I.M. G. I.)

COMISARIO GENERAL MIGUEL ETCHECOLATZ SOBRE EL DÍA DEL MONTONERO

 
Jueves, noviembre 21, 2013
"No es lo que se dice acogedora la vida en un campo de concentración. Humillaciones reiteradas, aprietes, camaradas que mueren por mala praxis o simplemente por abandono. Maltrato por parte de jueces y camaristas. Familias que están lejos, hijos que se ven de vez en cuando cada vez que sus trabajos o la lejanía les permiten visitarnos, nietos a los que casi nunca abrazamos y sin embargo, hasta hoy estábamos erguidos porque nada ni nadie podía robarnos el orgullo de haber peleado por la Patria.

Pero se debe saber, aunque pocos quieran hacerse cargo, que estamos acá porque somos los que combatimos en una guerra que se planteó contra la república y a nosotros, por nuestra formación nos competía enfrentar la agresión.

Estamos acá porque combatimos en una guerra que nosotros no buscamos ni empezamos pero a la que la sociedad, herida de miedo y dolor, nos compelía a llevar a cabo cada vez que nos decían: “Qué esperan para salir a meterle balas a esos asesinos”. Una guerra que aquellos que la declararon la plantearon tan puerca y desalmada que lo único que sabíamos con seguridad era que si algo iba a salir herido de ella eran nuestras almas.

No obstante y pese a los dolores que ello nos acarrearía siempre estuvimos convencidos de pelear ese combate. Combate que, al estar en juego la Patria, no era otra cosa que el Buen Combate del que nos habla San Pablo. Combate por el cual sentíamos que era cumplir con aquello para lo que nos habíamos preparado.

Sin embargo hoy tenemos que ser muy fuertes para que no se derrumben esas torres de plata en las que creemos con fe ciega. Hoy algunos festejan el “día del montonero”. ¡Que lo festejen!, si al fin y al cabo peleamos para que los argentinos no fueran lacayos de un régimen como en ese entonces eran los ciudadanos de la Unión Soviética o Cuba, para que una vez pasada la guerra pudieran ejercer libremente su parecer. No es eso lo que nos podría tumbar. Lo que nos abate es el silencio, el silencio ante este absurdo y beligerante “homenaje” de aquellos que venían a velar a sus muertos asesinados cruelmente por la guerrilla, de los que se rasgaban las vestiduras pensando que un trapo rojo flamearía en lugar de nuestra bandera, el silencio de los empresarios que transidos de miedo venían a pedir custodia o a traer, off the récord, listas de presuntos subversivos en sus fábricas. Nos duele el silencio de hoy ante este “homenaje” de aquellos que nos pedían patíbulos públicos como ejemplo en las plazas de la república y de los políticos que jugaban a dos aguas, que a la mañana defendían guerrilleros y a la noche los delataban. Nos duele- porque en su momento creímos en su dolor, temor y preocupación- el silencio de los argentinos. Y nos duele fuertemente porque no es un silencio para dejar atrás los dolores, es un silencio infame donde el miedo y la mentira están presentes.

Me gustaría preguntarle a todos los que se hacen los distraídos con el “homenaje montonero”: ¿Para qué?, ¿Para qué la sangre?, ¿Para qué murieron chicos como Berdina, Maldonado o Hermindo Luna entre tantos otros?, ¿Para qué el martirio de Larrabure?, ¿Para qué pusimos nuestras almas en pecado en una guerra que no sabíamos hacer pero que al final ganamos?, y aunque repita mil veces esa pregunta nadie se animará a responder. ¡Allá ellos! Porque pasado este momento seguiremos erguidos y orgullosos y ellos seguirán con su vergüenza.


MIGUEL ETCHECOLATZ

Comisario ★♫ EL GENERAL ♫ ★
Preso Político"

miércoles, 27 de noviembre de 2013

ENCUENTRO DE MUJERES EN SAN JUAN: HISTORIA DE UNA TRAICIÓN





TESTIMONIO 1:
Transcribimos la experiencia de uno de los feligreses que quedó atrapado dentro de la Catedral de San Juan durante el Encuentro Nacional de Mujeres 2013.
Yo arranqué con el grupo que increpó al Obispo para que se dejara de embromar y nos abriera la puerta para salir a defender la Catedral.
 El cobarde nos decía que nos iban a tirar con todo, y que peligraba nuestra seguridad ¿Y a qué se pensaba que fuimos allá? ¿A pasear por el Valle de la Luna? Finalmente, nos abrió por un lateral y en seguida cerró con llave y se fue hacia adentro.
Nos dejó ahí, solos. Y bancamos con la ayuda y la protección de la Santísima Virgen, rezándole el Rosario a viva voz por casi dos horas seguidas.
Y no me arrepiento en absoluto de haber ido. Para mí, es un deber: primero defender al Santísimo; después viene lo demás
TESTIMONIO 2:
Integrantes de Centuria Argentina concurrieron a la ciudad de San Juan al Encuentro Nacional de Mujeres 2013. La Delegación de San Rafael – Mendoza, convocó a hombres para la defensa de la Catedral sanjuanina. A continuación, el relato de uno de sus integrantes:
Historia de una Traición. El obispo nos traicionó, cuando se enteró que veníamos nosotros (Centuria Argentina) notamos una especia de marca personal a lo que hacíamos. Nosotros viajamos el Domingo para de cierre del encuentro, ya habían salido previamente dos colectivos desde aquí con las mujeres que iban a participar de los talleres. O sea que llevamos un buen número de gente.
Después de la Misa del domingo en el colegio San Juan Bosco (bunker), el Obispo pidió hablar con los varones a solas para explicarnos las medidas a tomar. Hasta ahí todo bien, parecía todo bien organizado. Nos dijeron: que en el atrio había un triple vallado, y que íbamos a salir al atrio en grupos de 50 mezclados con otros grupos católicos locales. Que el ingreso debía hacerse entre la 16 y 17 horas por una puerta lateral, y que después de ese horario nadie más entraría. Que durante el tiempo de espera se iban a realizar prácticas de salida y entrada al atrio para hacerlo de manera ordenada. Ya no nos empezó a gustarnos esa idea.
Nos habían dado identificación a todos en el bunker para el ingreso a la Catedral. Cerca de las 16 horas ya estábamos en la puerta de la Catedral y constatamos un triple vallado. Era casi imposible llegar al atrio, pero el campanario y el costado donde estaban placas, etc estaban desprotegidos. Cuando preguntamos el motivo, nos dijeron que les permitirían escrachar esa pared, pues ya habían comprado la pintura.
Algunos de nosotros comenzamos a sospechar, y a no seguir lo planeado por los sanjuaninos. No íbamos a dejar que ensucien el costado y el campanario. Decidimos separarnos algunos adentro y los menos afuera.
Se veían policías de civil, algunos uniformados, no muchos. A medida que pasaba el tiempo comenzó la concentración, pero lo curioso es que la marcha se realizaba a dos cuadras de donde estábamos nosotros, y cerraron el ingreso a la Catedral.
Solamente una treintena más 4 sacerdotes de propia tropa se pusieron de frente tapado el campanario y el costado. Los organizadores, al constatar esto intentaron hacer el último esfuerzo por hacernos entrar, al cual nos negamos. A partir de ahí la situación cambió solamente afuera, entre la vallas estaba un grupo reducido de policías y nada más. Era evidente que había la orden de dejarnos solos sin protección, y partidos en número.
Nuestro número se había incrementado al doble, ya que algunos jóvenes de la ACA de San Juan llegaron tarde, y al no poder entrar se sumaron a nosotros. Tras la arenga sacerdotal, se dispuso la tensa espera, hasta que llegó la noticia de que la concentración había terminado y que no iban a venir para la Catedral (otra vez, era para que nos saliéramos de allí). Después de media hora, las manifestantes entraron a la plaza por detrás de la Catedral, nos rodearon y comenzó lo que se va viendo por los videos.
Antes de la llegada barbárica, algunos dentro de la Catedral hicieron la salida al atrio como se ve en las fotos, la únicaaa!!
Cuando en el fragor de la defensa había cuatro hileras de hombres, un espacio, y contra el campanario un grupo de chicas de apoyo, empezamos a retroceder por las embestidas contra la columna de las gays y los golpes de las cañas donde sostenían las banderas rojas, llovían los proyectiles, bombas de humo, aerosoles, meos, etc.
Comenzamos con las primeras bajas: a nadie le importaba ya las vallas o que llegaran al atrio, nosotros estábamos cara a cara contra el enemigo. Volviendo al combate, cuando más difícil se puso y nos hicieron retroceder, y ya temíamos por los más chicos. Le pedimos a la Policía que actuara, pues no sabíamos si podríamos aguantar mucho más. Ellos nos dijeron que no tenían la orden.
Nos dejaron solos, no lo digo por cobardía, para que el enemigo nos diera un escarmiento por desobedecer las indicaciones del pastelero Delgado.
Gracias a Cristo Rey pudimos recuperarnos en el terreno y soportar los estoicos 60 el paso de miles de demonios. Mientras todo esto sucedía, viene la otra traición: cuando nuestros camaradas que estaban dentro del templo comenzaron a pedir que les permitieran salir a defendernos, o salir al atrio pues por ahí se podía saltar la valla de adentro para afuera y llegar a nosotros. Pues no. En un acto de cobardía, el Obispo ordenó el cierre con llave del único acceso permitido y habilitado, que era por el costado.
Se lo increpó duramente al Obispo como corresponde, como con los mentirosos, (él se jactaba de que se tenía que confesar), pero por respeto se acató la orden.
Se vivieron momentos difíciles también dentro del templo. Cuando ya casi había terminado todo, se abrió la puerta y se liberó la salida. Ya dentro, la situación era insostenible: más de mil personas encerradas con el calor sanjuanino. Hicimos el recambio de gente después de tres horas intensísimas de Buen Combate.
Todo terminó con abrazos, llantos y la alegría a de la Santa Lucha.
Seguro que algo me queda en el tintero, pero la pasión que me agarra escribiendo éstas líneas recordando lo sucedido me insta a mandarlo.
Y Viva Cristo Rey!
Juan Pablo Wallovits


EXPERIENCIAS DE LA TRINCHERA CATÓLICA (*)


Fuente: transcripción de carta publicada en el blog Página Católica.

Muy queridos amigos:
Sé que han estado en oración por nuestra "patriada" de San Juan, por eso quiero ahora agradecerles esas oraciones y contarles algo de nuestra experiencia y reflexiones de lo vivido allí.
Volvimos en la madrugada de ayer con el cuerpo cansado y el dolor en el alma por esas mujeres deshechas, por su odio, por su desparpajo, por su obscenidad y grosería; pero al mismo tiempo con la sensación de haber hecho lo que Dios nos pedía y con la mejor disposición que pudimos.
Créanme que se percibe, ciertamente, el poder de la oración constante. Como todos los años las católicas logramos "tomar" la secretaría de muchos talleres y con mayor o menor éxito incluir la postura católica y pro-vida en las conclusiones.
Este año fuimos muchos, muchos los que nos movimos hasta San Juan para participar (unas 1500 personas). La organización local fue sumamente cuidadosa en todos los detalles necesarios para atendernos lo mejor posible. Hubo innumerables misas, confesiones, rosarios aún en medio de la vorágine del Encuentro.
Es de destacar la presencia permanente del señor Obispo que estuvo acompañándonos todo el tiempo, durante esos dos días. Creo que esto no ha sucedido antes, al menos no de un modo tan palpable.
Sin embargo, creo que también, en honor a la verdad, debo decirlo fue, al menos para mí, quien produjo un momento más de dolor, de lacerante dolor por la Iglesia.
Durante la Santa Misa, celebrada el domingo al medio día por el mismo señor Obispo las lágrimas que no me habían logrado sacar aquellas pobres mujeres confieso me las produjo el prelado.
Sucede que se agolpaban en mi pensamiento tantas cosas... Había dejado a mi familia un día y medio antes, con mi hijita más chiquita enferma, llevaba toda una tarde y esa mañana peleando contra unas mujeres que creían lo más natural del mundo que todos debían ver la vida desde la llamada "perspectiva de género" (estuve en el taller de Medios de Comunicación) insistiendo hasta el hartazgo de la importancia que tenía que por medio del lenguaje había que "liberar a la mujer", acabar con "estereotipos", "empoderar" a las mujeres, acabar con el "machismo patriarcal", con estas sociedades "conservadoras" y un interminable etcétera. 
Desde nuestro pobre lugar sólo nos quedaba defender el orden: que la ideología de género no es la manera de mirar el mundo y nuestras relaciones con los demás, que la educación y la educación sexual tiene su lugar en la familia, que lo natural es la complementación mutua y no la lucha de poder.
Cuando llego a la Santa Misa me encuentro que el propio Obispo durante toda la celebración, en la homilía e incluso en la lectura de las rúbricas, empleaba un lenguaje de género: "queridos hermanos y hermanas", "bienvenidos y bienvenidas", "nosotros y nosotras"...
Parecía además haber establecido el cupo femenino en la liturgia, lectoras y ministras de la eucaristía, cantantes y animadoras... Sinceramente el dolor y la profunda desazón me invadieron.
Me preguntaba ¿tendrá sentido estar aquí, dejar a mi familia, si ni siquiera el obispo entiende qué defendemos y de dónde viene el ataque?...
Ciertamente junto con la pregunta me veían las respuestas: estoy aquí por Cristo.
En ese momento creo que, más que nunca, me sostuvieron las oraciones de ustedes y las palabras exactas y convenientes de un sacerdote amigo . Lo cuento porque creo que este dolor debe tener un sentido y, al menos para mí, me reclama mayor oración y penitencia por la Santa Madre Iglesia.
La otra situación conflictiva se dio con la Defensa de la Catedral que siempre se hace durante la Marcha de las feministas.
Como me decían unas tucumanas que ocasionalmente estuvieron en mi mesa durante la cena (con mucha experiencia ellas de haber viajado reiteradas veces a estos encuentros), "es el momento crucial donde además se ven conversiones impresionantes".
Bueno, lamentablemente, la organización local había decidido que estaríamos dentro del templo rezando, en Adoración Eucarística y Misa, pero sin salir al atrio.
Finalmente, el Sr. Obispo, según dijo en la reunión de hombres el Domingo a mediodía accedió a que los hombres se apostaran por grupos en el atrio de la Catedral durante la Marcha de la feministas.
El atrio estaba vallado y con custodia policial para impedir que la Marcha se acercara. Los hombres insistieron en preguntar si iban a poder estar dando su testimonio público de defender a la Iglesia y se les respondió que sí.
Muchos habían venido desde lejos exclusivamente a eso: "dar testimonio público de la fe"
Lamentablemente, esto no fue cierto. Estuvimos desde las 16 hs. hasta las 22 aprox. cerca de 1000 personas encerrados dentro de la Catedral (gracias a Dios que no hubo que lamentar algún accidente, descompostura o imprevisto), sólo una vez por espacio de unos pocos minutos se les permitió a los hombres apostarse en el atrio y luego ya no se permitió volver a salir.
Las mujeres de la Marcha sabiendo que estábamos adentro se enfurecían gritando, se iban y volvían otra vez y, Dios sabe hasta qué hora hubiéramos estado en esa situación... (Durante todo ese tiempo, gracia aparte, fue la cantidad enorme de confesiones que los sacerdotes atendieron. Hubo uno que creo estuvo tres horas atendiendo sin parar).
Finalmente, con el dolor de haber sido engañados en nuestra buena fe, optamos por irnos... Allí, un grupo de hombres decidió apostarse antes del vallado y rezar.
Entonces aquel aquelarre humano descargó sus insultos y sus obscenidades, se burló de las oraciones, golpeó y pintó a los que pudo mientras ellos continuaban rezando.
Se dieron, como siempre, casos extraordinarios, como el de mujeres atacantes que terminaban siendo escudo que defendía a los nuestros, ¿conversión, conmiseración, amor materno? Sólo Dios lo sabe, nosotros solamente podemos dar fe de lo que vimos.
Sólo después de ese choque cara a cara se fueron. No les bastaba con los gritos frenéticos frente al templo, querían personalizar su odio en los hijos de la Iglesia.
Por su parte, los nuestros, así como las mujeres habíamos dado nuestro testimonio público en los talleres, querían y debían dar su testimonio público defendiendo el Templo.
A nuestro juicio, quedó demostrada la invalidez de las estrategias humanas. Estamos luchando contra poderes infernales, la respuesta debe ser desde la fe y no desde la confianza en instituciones policiales o procedimientos antimotines.
¡Era la Fiesta de Cristo Rey! Cristo nos pidió estar allí para testimoniar que su presencia social no es cosa del pasado medieval, que Cristo reina en nuestros corazones pero que Cristo también debe reinar en nuestras calles, escuelas, instituciones y que tiene decididos obreros dispuestos a trabajar por su Reino. Muchísimas gracias por vuestras oraciones y sacrificios, que Dios nos mantenga firmes en la brega.

¡Ven Señor Jesús! ¡Viva Cristo Rey!


(*) Nota de Página Católica: El título colocado sobre esta carta no es de la autora sino que nos pertenece. Por otro lado, antes de escribir la introducción, no habíamos advertido que el Arzobispo de San Juan falsea las rúbricas para adecuarlas al mundo, de lo cual tuvimos conciencia al releer la carta.