jueves, 7 de febrero de 2013

LA "PUTEADA" COMO RECURSO CÍVICO



Por Nicolás Márquez

De manera virtualmente unánime, la prensa “opositora” y la dirigencia “disidente” no tardaron ni un segundo en solidarizarse con las celebridades Amado Boudou y Axel Kicillof, ante los insultos que de manera espontánea la ciudadanía les profirió, al primero en un acto público y al segundo en el “Buquebus” que llegaba a Buenos Aires desde Uruguay. Horas atrás, fue la misma dirigencia la que se escandalizó cuando el cómico y dirigente del PRO Miguel Del Sel, en una de sus mofas, destrató a la abogada exitosa que detenta el Sillón de Rivadavia.

Resulta que los ancianos mueren esperando que el gobierno pague sus haberes reclamados judicialmente; se muere la gente en accidentes ferroviarios producidos por trenes destartalados como producto de la falta de mantenimiento acontecida por la inoperancia y corrupción; se emite moneda sin respaldo para financiar clientelismo demagógico envileciendo los salarios de aquellos que trabajan en serio; se imprimen billetes en imprentas fantasmas testaferros mediante; se hacen negociados escandalosos con las viviendas en aventuras repugnantes capitaneadas por Hebe de Bonafini y Sergio Shocklender; se presiona y avasalla al Poder Judicial tanto sea para conseguir su impunidad o para instigar a Magistrados a pulverizar lo que queda de libertad de prensa; se confiscan empresas petroleras arruinando la reputación internacional del país al sólo efecto de tomarlas por asalto y abarrotarlas de mega-sueldos para los militantes de La Cámpora; se miente con la inflación; se miente con el cepo cambiario; se miente con los cortes de luz y, en suma, los ciudadanos argentinos están padeciendo un saqueo sistemático de los bienes públicos y privados por parte de la camarilla de filibusteros que se enriquecen a cuatro manos, sin que éstos paguen costo moral o legal alguno, a la vez que la jefa de los millonarios en cuestión alega haber multiplicado por mil veces su fortuna no en calidad de corrupta sino de abogada exitosa.

Luego, la ciudadanía es constantemente basureada y molestada por los agentes del Estado sin que pueda obtener refugio en el resto de los poderes institucionales para ser defendida ante el sinfín de atropellos legales, morales y políticos de la que es víctima con motivo y ocasión del desvergonzado accionar cometido por los personeros del régimen.

¿Qué último recurso le queda a la población estafada y avasallada? Ante el mencionado desamparo no ha quedado otra cosa que descargar la legítima ira o angustia puteando a los culpables. ¿Qué menos puede hacer un ciudadano indefenso que maldecir a los agentes estatales que lo estafan y atropellan?

De sobra sabemos que en la cancha, cuando un jugador de fútbol yerra un penal o comete alguna torpeza deportiva, miles de hinchas lo increpan verbalmente sin que absolutamente nadie se escandalice por ese sano folklore popular. Si esto último es aceptado sin cortapisas, luego nos preguntamos: ¿porqué tanto bullicio cuando la ciudadanía putea no ya a un inocente deportista sino a culpables delincuentes de Estado? En rigor de verdad, lo que la dirgencia “opositora” debe rescatar y destacar con optimismo, es el hecho de que la ciudadanía, afortunadamente ha elegido solamente putear a los culpables en vez de darles un linchamiento público y ejemplificador.

Como conclusión, sólo nos queda lamentar la mansedumbre y pusilanimidad de los sectores “disidentes” que salen en coro a pedir que se “respete la investidura” que los mismos amorales y ladrones que la detentan no respetan en lo más mínimo durante su ruinoso ejercicio.

Fuente: La Prensa Popular

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