miércoles, 25 de enero de 2012

¿QUIÉNES SOMOS? (PARTE I)

Por Ricardo Díaz
 
   El presente artículo, es el primero de otros que enviaré próximamente a este prestigioso blog, en donde trataré de ir exponiendo lo que, a mi entender, debería hacerse para tener más claro el panorama total o abarcativo respecto de nuestro ser nacional.
   Para ello, creo necesario que conozcamos quiénes somos, de donde venimos, cómo fuimos creciendo, y hacia dónde vamos.
  Aquél famoso frontispicio griego que decía: “Conócete a ti mismo”, debería ser aplicado no sólo al hombre individualmente, sino también a las Naciones: “Conózcanse a sí mismas”; cuestión que no parece fácil de llevar a cabo.
   En principio habría que aprovechar estos meses de vacaciones, en que todos paramos un poco de tantas actividades; de correr de aquí para allá estresándonos inútilmente, y reflexionar sobre quienes somos.  
  Y también, deberíamos asearnos mentalmente haciendo un paréntesis respecto de temas agobiantes como son los de la actualidad nacional, tan llena de muertes y falsas enfermedades presidenciales, y de la actualidad internacional, igualmente plagada de muerte y locura colectiva, para dedicarnos, entonces, a tratar de conocernos a nosotros mismos.
   En primer lugar, deberíamos comenzar pensando, básicamente, que  pertenecemos al Occidente Cristiano, dejando de lado todo juicio de valor respecto de su desvalorizada situación actual, y preguntarnos cómo se formó esta civilización occidental.
   La respuesta surge inmediatamente: Grecia y lo que hubo de principal en ella, la filosofía. Aquella filosofía clásica de Sócrates, Platón y Aristóteles. Y decimos “clásica” porque su pensamiento es siempre actual, a pesar de tantos siglos de existencia.
   Filosofía que enseñó a pensar, a razonar, a definir, a distinguir. Filosofía que elevó la sensación a la altura del concepto y de la definición. Filosofía de las esencias o razón del ser, lo que permanece siempre igual a sí mismo, a pesar de los cambios aparentes.
   Filosofía que se constituye en la ciencia por excelencia, porque estudia la Causa primera y el fin último de todo lo que existe o puede existir. Filosofía que no difiere del Sentido Común esencialmente; es el mismo Sentido Común reflexivamente asumido.
   Filosofía que contiene a la lógica, la cual rige el discurso por los principios de identidad y de no contradicción. Lógica de la identidad esencial de lo que existe y discurre en función de verdades esenciales, y de la Verdad absoluta que comprende a las demás. Lógica que define la mentalidad occidental.
   Luego de reflexionar sobre estos temas, la respuesta de ¿quién somos?  se extiende a Roma y, también a lo que hubo de principal en ella; el Derecho. Aquel Derecho por medio del cual los romanos llevaban a todas partes el orden, una regla estable de convivencia y la tranquilidad en ese orden jurídico rígido y preciso: la paz romana; la cual no podría haberse logrado solamente con las armas.
   Derecho que elimina la discordia y contradicciones internas en los pueblos conquistados, elevando a sus ciudadanos a la dignidad de “ciudadano romano”, e incluso pudiendo estos acceder al Senado. Derecho que también ayuda a que desaparezcan los aspectos más crueles y perversos de las religiones bárbaras.
   Es necesario apuntar que los  excesos y defectos propios de la paganidad romana, no anulan la grandeza del Derecho Romano, fundamento de todo Derecho justo en Occidente.
   Derecho que fue codificado, principalmente, por Justiniano en donde se legislan la familia, la propiedad, los derechos patrimoniales, todo dentro de la gran concepción del Municipio y del Estado Romano.
   Una vez analizadas estas cuestiones, deberíamos considerar que, tanto la filosofía griega como el Derecho Romano, no hubieran trascendido en la Historia universal sin el Cristianismo. Cristianismo que une al concepto de universalidad política del imperio, la misión divina de la redención de todos los hombres.
   Cristianismo que realza la filosofía natural en la Fe sobrenatural, y la justicia humana en la Caridad Sobrenatural.
   Cristianismo que elevó la dignidad de las personas; la igualdad esencial de los hombres; la elevación de la mujer con su paradigma la Santísima Virgen María.
   Cristianismo que le dio el verdadero sentido social a la propiedad privada; y al origen y la legitimidad del poder.
   Cristianismo que demostró la necesidad de la Fe para entender las cosas de Dios y el destino de las almas y las naciones; y la necesidad de la Caridad de Dios para la perfección de la Justicia.
   Entonces, deberíamos pensar, resumiendo, que la Filosofía griega, el Derecho Romano y el Cristianismo, fundaron la Civilización Occidental.
   Ahora bien, todo esto ocurrió allá, en Europa, y, de alguna manera, dicha Civilización, llegó a estas tierras del Nuevo Mundo. ¿Cómo?. La respuesta surge de inmediato. Nos descubrió, conquistó y colonizó, España.
   España trajo a estas tierras la Civilización Occidental y Cristiana en una obra civilizadora y misional sin precedentes, llevada a cabo por los Reyes Católicos Fernando e Isabel, Carlos V y Felipe II.
  Por esto es que siempre hemos dicho, en no pocos artículos de este blog, que “católico es el origen, la raíz y esencia de la nación argentina”.
   Obviamente que esto no gustará a muchas personas, pero así lo quiso Dios. Si nos hubiera descubierto, conquistado y colonizado la España anterior a los Reyes Católicos, hubiéramos sido musulmanes. Pero no, todo comenzó después que Fernando e Isabel  reconquistaran  definitivamente a España en manos de los moros.
   Creo necesario apuntar que todas estas reflexiones, tanto sea sobre Grecia, Roma ó España, deben realizarse prescindiendo de los juicios de valores respecto de sus respectivos errores y abusos o excesos, y concentrarnos en lo esencial de todo este tema, recordando que somos seres humanos, no ángeles. Hombres y mujeres que vamos camino de la perfección, ó al menos tratamos, pero que, de ninguna manera somos perfectos. No nos pongamos en jueces, porque no sé si tenemos respaldo moral para serlo. No se quién de nosotros podría arrojar la primera piedra. Sobre todo si tenemos en cuenta las aberraciones éticas y morales en las que ha caído el hombre del siglo XX/ XXI. Creo que después de Hiroshima y Nagasaki, el hombre actual no puede hablar mal ni de Grecia ni de Roma ni de España. Creo que después de la invasión desaforada a Irak y a Afganistán, para quedarse con su petróleo, el hombre actual debería callarse prudentemente la boca.
   Y, en cuanto a nosotros, después del robo de los ingleses de nuestras islas Malvinas y todo el sur Atlántico, y el saqueo de nuestro petróleo y el de los minerales de nuestra Cordillera, con el sistema de minería a cielo abierto contaminando nuestras aguas, creo que pareciera igualmente prudente que se callaran la boca respecto de España y su colonización de este continente americano.
   Pues bien, luego de haber transgredido mi propia sugerencia, de que deberíamos meditar sobre nuestro origen, dejando de lado la actualidad nacional e internacional, pido disculpas e insisto en que sólo reflexionando en su esencia sobre Grecia, Roma, el Cristianismo y España, podremos determinar, aunque sea modestamente, quiénes somos.
 

EL CERRO VANGUARDIA DE SANTA CRUZ: EL GRAN NEGOCIADO DE LOS KIRCHNER



Según OPI Santa Cruz, un medio opositor al oficialismo, Cerro Vanguardia S.A. produjo la barra de bullón de oro número 50 mil, a la vez que el sitio informativo de Proyecto Sur la reproduce sin más, tratándose de una creación de Néstor Kirchner cuando era gobernador de dicha Provincia argentina.
La empresa Cerro Vanguardia tiene una web: www.cerrovanguardiasa.com.ar
Es muy interesante el dato siguiente: la referida web tiene un luto en la parte superior derecha, sólo atribuible a la defunción de su mentor: Néstor Kirchner, mártir del oro y del dólar... del poder y del odioso revanchismo.
OPI Santa Cruz investiga para saber cuál fue el destino de la ganancia originada por esas 50.000 barras, extraídas por quienes no se interrogan si vale la pena ocasionar una catástrofe ambiental para producirlas.

La web indica que Santa Cruz es socia de los capitales británicos ("Anglo" significa "english", como es dable suponer), siendo los mismos usurpadores de las Malvinas, enemigos de la Patria hasta que devuelvan la íntegra soberanía de las islas a la Argentina.
OPI denuncia una serie ininterrumpida de “errores en los cálculos”, que entre otras cosas confunde la ganancia con valor de la producción. Según el sitio web de Cerro Vanguardia, la barra de bullón que produce pesa alrededor de 20 kg y contiene 8% de oro y 92% de plata. Se sabe además que la composición incluye otros minerales estratégicos, algunos de mayor valor que el oro, pero esa información es ocultada.

La cuenta sería la siguiente: 50.000 lingotes x 20 kg = 1.000.000 de kg, 920.000 de plata y 80.000 de oro.

A valores actuales, arroja el siguiente resultado: Precio del kilogramo de oro, aproximadamente u$s 56.270 x 80.000 = u$s 4.501.600.000
En el caso del precio del kilogramo de plata, de aproximadamente u$s 1.100 x 920.000 kg = u$s 1.012.000.000
Total asciende a la suma de: u$s 5.513.600.000

Este, entonces, ha sido el valor aproximado de la producción de Cerro Vanguardia, a valores actuales, en algo más de diez años.

Si Fomicruz (sociedad del Estado de la provincia de Santa Cruz), posee una participación accionaria en Cerro Vanguardia del 7,5%, mientras el 92,5 pertenece a AngloGold Ashanti (dato en la página de la minera, www.cerrovanguardiasa.com.ar), eso significa que a la Provincia le han correspondido u$s 413.520.000, a los cuales hay que deducirles la parte proporcional de los costos de producción y sumarles los impuestos y regalías (sobre la producción total).

Finalmente, la página de Cerro Vanguardia declara "una inversión superior a los U$S 400 millones” desde el inicio de las operaciones: la producción más que decuplica a la inversión en todo su transcurso, lo cual exhibe a las claras lo “interesante” del negocio... para la empresa y para los Kirchner, pero no para la Provincia, a la cual generosamente, la Ashanti y los Kirchner le han concedido disfrutar del destrozo, el quebranto hídrico, y la contaminación.

¿EN MANOS DE QUIÉN ESTÁ EL PODER?


Por Juan Pablo Vitali

El poder no es una teoría, aunque existen teóricos y teorías del poder. El hombre occidental, es hoy la teoría y la práctica de la resignación del poder. Las personas en Occidente han clausurado la parte de ellas que tuvo alguna vez conciencia del poder. Griegos y romanos eran ciudadanos porque ejercían orgánicamente un poder.

La abstracción, la delegación, el supuesto ejercicio indirecto del poder, la representación, fueron alejando al civites del ejercicio cotidiano del poder, de su directa participación en la conformación de un todo vital. Ni foro, ni asambleas populares, ni siquiera un rol más allá del día de unas votaciones para las que el sistema demo liberal ya tiene sus cartas echadas.

No hay teoría conspirativa que pueda eximir de responsabilidad a los pueblos de Occidente respecto al abandono de su propio poder, de su ejercicio efectivo, directo y comprometido. 
Hoy no sabemos en manos de quién está el poder. Pero no lo sabemos porque en realidad no queremos saberlo. No nos interesa. 
Estamos bien creyendo que no hace falta un sacrificio político, y que con un sacrificio económico pasajero todo volverá muy pronto a la senda del bienestar material. Es una fe que enajena toda lógica, que quiebra toda voluntad, que asume simplemente el hecho de no comprender cómo ni por qué pasan las cosas, y que un ciudadano no debe complicarse interesándose en algo ajeno a su voluntad como la política.

Son muy curiosos los ciclos de la historia. Es muy curioso que el animal político por excelencia que fue el hombre occidental tome esta postura de apoliticismo, o si las cosas van muy mal de política superficial, sencilla y limitada exclusivamente al tiempo en que la situación se torna demasiado insoportable, para luego decaer y desaparecer por completo de las calles y de la vida cotidiana. 
Casi nadie, por no decir nadie, asume hoy una postura política profunda, integral, completa y compleja. Ya no existe hoy, eso que hace años se llamaba un “cuadro político”, y que era un tipo de persona, un estilo, una forma de vida. Algo así como aquello que Jünger quiso definir en su libro El trabajador. No un superhombre, sino un retorno al hombre profundo que Occidente una vez vio crecer, crear y sufrir. 
El hombre griego, romano, medieval o renacentista, era un hombre de poder. Sabía que sin una actitud hacia y desde algún tipo de poder, simplemente no subsistiría. Asistimos al cansancio y a la decadencia de un fin de ciclo. 
La inacción y la estupidez abúlica se han apoderado de quienes hasta no hace tanto todavía creaban países de la nada, como es el caso de mi patria Argentina, un antiguo milagro de los hombres de otra Europa.

La nada se multiplica por todas las ciudades de Occidente. En algunas la situación de descomposición está más avanzada que en otras, pero por lo que se ve todas se van igualando rápidamente.

Los reaccionarios puros que se caracterizan por la histeria se aferran a un pasado de gloria, sin mirarse al espejo y verse como lo que son: una triste caricatura de sus antepasados. Eso no es hacer política; en rigor no es hacer nada útil. 
Vivo en un lugar donde antes todo tardaba en llegar: lo bueno y lo malo. Esa abulia política que en las masas europeas se afianzó durante la posguerra, nos cubre ahora también a nosotros. 
La simpleza de análisis y la compresión mediática de la política es un hecho aquí y en todas las ciudades de Occidente. El precio para quien trata de hacer política real ya no es tanto arriesgarse a la lucha, sino más bien arriesgarse a hacer el ridículo. 
Toda profundización conlleva actualmente ese riesgo. Caímos desde las alturas de las catedrales góticas, desde los frontispicios triangulares, desde un mito fuerte como fue Europa, que de repente pasó a otra dimensión, pasamos por un agujero negro que se llamó Revolución francesa, la aceleración del progresismo y el abandono personal de la política en unas formas abstractas y ajenas a nuestra cultura milenaria. 
El hombre de Occidente, el más político de todos, se convirtió en el más apolítico de todos, ya cansado de vivir y apurado por desaparecer.
Fuente: Annha Barcelona