domingo, 4 de noviembre de 2012

¿Y AHORA?



El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo ex miembro de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Número CCLXXVII (277), 3 de Noviembre de 2012

Las noticias de la última semana acerca de la expulsión de uno de los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X trajeron un gran número de correos electrónicos de apoyo y aliento. A cada uno de ustedes, muchas gracias. Una división de tal magnitud entre los obispos de la Fraternidad es una gran lástima, pero Dios tiene sus razones para permitir que eso ocurra, y es evidente que muchos de vosotros entienden que la Fe supera la unidad. El mal extremo no es la división, sino la pérdida de la Fe “Porque es menester que haya entre vosotros facciones para que se manifieste entre vosotros cuáles sean los buenos” (I Cor. XI, 19; I Jn. II, 19). En cuanto a cómo va a desarrollarse la guerra titánica entre los amigos y los enemigos de esta Fe, personalmente yo no veo en este momento más que las grandes líneas. Déjenme acudir a tres citas favoritas de Mons. Lefebvre, las cuales c reo se aplican todavía hoy.

En primer lugar, “Debemos seguir a la Providencia y no tratar de adelantarnos a ella”. Si es cierto que “la Caridad todo lo espera” (I Cor. XIII, 7), entonces a la Fraternidad se le debe dar todavía algún tiempo para que pueda enderezarse antes de que la inscribamos como un grupo Tradicional más pasado al enemigo. Por eso dije la semana pasada que los sacerdotes de la FSPX pueden agazaparse por el momento para mirar el rumbo que tomen las cosas, mientras que los fieles pueden seguir asistiendo a las Misas de la Fraternidad, pero todos unos y otros, deben estar alertas (Mt.XXVI,41) sobre eventuales contradicciones en la doctrina y sobre aflojamientos en la moral. La tentación será preferir el confort al rigor y la rutina al trastorno, como fue el caso de miles de sacerdotes y millones de laicos después del Vaticano II, al punto que terminaron por perder la Fe. Nos cabe esperar que la Providencia nos muestre cuál es el camino a seguir. No nos cabe perder la Fe.

En segundo lugar, “El tiempo no respeta nada hecho sin él”. En otras palabras, se necesita tiempo para construir algo sólido. Puede ser que tengamos prisa. No es el caso de Dios. A Mons. Lefebvre le tomó tiempo construir la Fraternidad. El Vaticano II completó su obra diabólica en 1965. Se tuvo que esperar 11 años para que la primera camada importante de sacerdotes saliera del primer Seminario del Arzobispo. Paciencia. Él no se precipitó.

En tercer lugar, “El bien no hace ruido y el ruido no hace bien”. El dominio público hoy está completamente envenenado. Tratar de llegar a una amplia audiencia de los hombres modernos es exponerse al riesgo de que sea el perro el que pasee al amo, que sea la audiencia la que flexibilice al mensaje, y al mensajero, llevándolos a adaptarse a su propia corrupción. Mons. Lefebvre raramente buscó a los medios, pero ellos estaban siempre atrás de él, porque su mensaje era inflexible, y eso era la prueba que nuestra Fe, y no el ruido que podamos hacer sobre la escena pública, es “nuestra victoria sobre el mundo” (I Jn. V, 4).

En breve, pienso que la situación de la Resistencia Católica de hoy llama no a una acción apresurada, sino a medir cuidadosamente a los hombres y a los acontecimientos hasta que la voluntad de Dios aparezca más claramente. Pienso – me puedo equivocar – que Él quiere una red suelta de focos independientes de Resistencia, reunidos alrededor de la Misa, contactándose libremente entre ellos, pero sin la estructura de una falsa obediencia como la que sirvió para hundir a la mayor parte de la Iglesia en la década del 60 y que ahora está hundiendo a la Fraternidad San Pío X. Si están de acuerdo, no duden en aportar su ayuda a la Iniciativa de San Marcelo porque con seguridad va a ser útil, tal vez más pronto de lo que yo pienso. En cuanto a mí, tan pronto como mi situación se estabilice en Inglaterra, estoy dispuesto a poner mis poderes de Obispo a la disposición de quien pueda hacer uso sabio de ellos.

En los Estados Unidos, los cheques pueden ser emitidos a nombre de St Marcel Initiative y enviados a St Marcel Initiative, P.O.Box 764, Carrollton, VA 23314, USA. Las donaciones por tarjeta de crédito o tarjeta de débito o débito bancario directo o transferencia internacional pueden ser hechas en www.stmarcelinitiative.com. Para contribuciones por cheques desde el Reino Unido y la zona Euro, las informaciones adonde podrán ser enviados serán comunicadas tan pronto como sea posible.

Kyrie eleison.

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