lunes, 3 de septiembre de 2012

HISTORIA - ORIENTE: EGIPTO




Por Ricardo Díaz


Los primeros reyes de Egipto fueron Tinitas (asiáticos), clasificados por la  historia como “pre-dinásticos”.  Tras la unificación del país, comienzan las primeras dinastías, allá, por el año 3.197 antes de Cristo.

En la III dinastía (2.778 – 2723 a. C. , aproximadamente), la capital, Menfis, y su entorno, adquirieron singular relieve, y la personalidad más destacada fue el ministro Imhotep, que ocupó diversos cargos, siendo más tarde divinizado, como ya se acostumbraba por aquella época y en esa  civilización, y que, por otra parte, se justifica esa divinización de seres humanos, ya que sucedía alrededor de dos mil setecientos años antes de que Nuestro Señor Jesucristo nos revelara sobre la existencia de un solo Dios verdadero, uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Imhotep se destacó, sobre todo, en su cualidad de arquitecto, lo cual quedó reflejado en el complejo funerario de Saqqarah, presidido por la gran pirámide escalonada que sirvió de tumba de su señor.

Cabe reseñar, que una preocupación de aquella época era las bajas crecidas del Nilo que, al fertilizar una menor extensión de tierras, generaba hambre y la consecuente inestabilidad social.

Luego los faraones de la IV dinastía construyeron las mayores pirámides de Egipto, clara demostración de su omnímodo poder. Durante esta dinastía se erigieron las pirámides de Médium y Dahshur. También se destacaron en la política exterior realizando campañas a Nubia, expediciones a Libia y al Sinaí; se importó madera de cedro del Líbano; y se dice que también habrían llegado hasta Angola.

La gran pirámide de Keops demuestra el pleno funcionamiento de la máquina burocrática, movilizando a   miles de hombres obligados a ello mediante un “sistema de prestaciones personales”.

Durante la siguiente dinastía, la V, lo más destacable es el ascenso del culto al dios Ra, el dios solar. Se levantaron grandes santuarios a Ra, presididos por un obelisco.

En la VI dinastía, en la pirámide de Saqgarah, aparecen por primera vez escritos, denominados luego como “textos de la pirámide”, con una finalidad funeraria.

El Faraón Pepi II reinará aproximadamente noventa años, con lo cual el país entró en un proceso de decadencia que, finalmente, acabaría con el imperio antiguo. Se perdió la unidad política por lo cual, el nombramiento de un “gobernador del sur” (Nubia), se ha interpretado como una medida real para contrarrestar las tendencias separatistas.

La aguda crisis fue el preludio de los cambios decisivos que moldearían de modo muy diferente el futuro de Egipto. Fue un periodo sombrío, desolador, con el quiebre de las estructuras sociales y la ruptura de la unidad política; la anarquía, el bandidaje, el hundimiento de las relaciones con el exterior y una subversión social marcada por el ascenso a los puestos superiores de gentes de condición inferior. El país sufrió un proceso que condujo a un cambio en su código de valores instaurando nuevos conceptos como el de la libertad individual y la “democratización” de la religión.

Hasta aquí, y en una brevísima reseña, la historia del período del imperio antiguo, en el cual  se destacó la arquitectura con su monumentalidad y su magnificencia extraordinarias, que representan ó reflejan la autoridad de aquella monarquía absoluta, poderosa y divinizada. En la III dinastía, como vimos, la piedra se utilizó mucho para la arquitectura funeraria, y una profecía de aquella época vaticinaba que el divinizado arquitecto Imhotep, tras varios milenios, se reencarnaría en una mujer de un país lejano.

NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: La semana pasada, Cristina Fernández Wilhelm, presidente de la Nación, afirmó que ella consideraba: "debo ser la reencarnación de un gran arquitecto egipcio".

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