sábado, 25 de agosto de 2012

DOCE AÑOS DE "LA BOTELLA AL MAR"



Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 25 de Agosto del año 2012 - 1122

Escribo estas líneas sólo para agradecer públicamente a Dios por haberme dado la posibilidad de "pelear el buen combate" durante los doce años de "La botella al mar". Y también pedirle perdón por todo aquello en lo que no he sido fiel.

Han pasado doce años desde aquel día de la Fiesta de San Luis Rey de Francia del año 2000 en que empecé a publicar "La botella al mar" cuyo objetivo ha sido y es, combatir por una Argentina mejor contra la marea creciente de la injusticia, de la mentira, del crimen, del igualitarismo, del robo, de la apostasía y de la corrupción generalizada, y tratar de alertar a los buenos para que se movilicen en ese combate.

Si bien mis motivos han estado siempre basados en la fe, en los artículos de este periódico casi siempre he argumentado con la razón natural, el sentido común y la observación de los hechos tal cual son, sin las deformaciones "oficiales" del "pensamiento único".

Esto ha sido así no por falta de confianza en la fe sino porque es tal la deserción del alto clero y el abandono de su deber de enseñarla, que cada vez son más los argentinos que la han perdido. Pero como conservan todavía restos de ella y todavía aceptan como obligatorios ciertos principios básicos de la moral natural, he querido apoyarme en esos restos para reunirlos en la lucha contra la "dirigencia" corrupta e inepta, culpable del saqueo y de la espantosa perversión de nuestro país.

Es decir, sin dejar de ser "confesional" -todo el mundo sabe que lo soy y lo seré hasta la muerte- he tratado de apelar a la razón natural en la medida en que los errores y canalladas que sufrimos no sólo son contrarios a la fe sino también a la lógica más elemental.

Una gran parte de esos artículos ha estado dedicada a increpar a los integrantes de la "dirigencia", en especial a los que posan de "menos malos". He tratado de probar que son unos farsantes y que, bien mirados, no son los "menos malos" sino los peores, porque descarrían a los buenos, y que debe descartarse cualquier esperanza de mejoría si no nos enfrentamos resueltamente a ellos.

Además, he tratado de probar que las intenciones de quienes usurpan el gobierno son peores y más deliberadas de lo que parecen, por lo cual este no es apenas un mal gobierno sino una tiranía desalmada que amenaza con provocar un espantoso colapso moral, político y económico. Por eso, no basta la crítica, por airada que sea, sino existe una voluntad firme, decidida y organizada de acabar con la tiranía por los medios constitucionales que están a nuestro alcance, medios estos que los partidos de la falsa oposición no usan ni usarán nunca, porque están vendidos o intimidados.

Recordemos aquel refrán español que dice: "De las aguas mansas líbreme Dios, que de las bravas me libro yo". Es decir, todo lo que no parece "tan malo" es peor de lo que parece y lo que parece "aceptable", es repudiable, porque detrás de todas las apariencias hay una realidad siniestra que planea el daño que se está haciendo y tiene los medios para ejecutar sus planes.

Esto es, para muchos, difícil de entender y más aún de aceptar, pero habiendo previsto en los artículos de "La botella al mar" de estos doce años muchas cosas que después ocurrieron, en contradicción de los falsos optimismos con que nos drogan, por su propio bien, por el de sus familias y el de la Patria, deberían otorgarme, ¡al menos!, el beneficio de la duda.

Desde que los Kirchner usurparon la presidencia de la Nación vengo diciendo que hay un plan para llevar la Argentina al comunismo, como ya lo padecen Cuba y Venezuela. Varias veces en este último tiempo he enumerado los varios avances de esta tiranía que nos van acercando a ese horrible destino. Si tiene la paciencia de ojear las "Páginas anteriores" que pueden encontrarse a través del ícono respectivo que aparece en la portada, verá que es así. Si no quiere hacer ni eso, lo siento mucho, seguirá sumido en su falso y mortal optimismo.

De todas maneras, no quiero terminar con esa frase de aprensión angustiada. Déjeme decir que le doy gracias a la Santísima Virgen, en su invocación de Luján, Patrona de la Argentina, por todos los favores recibidos y los que aún espero para todos los argentinos de Su maternal bondad y también pedirle perdón por las muchas veces que le he fallado. A los varios miles de lectores que siguen esta página, especialmente a los que me mandan sus opiniones, les doy las gracias de todo corazón.

Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com

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