miércoles, 21 de septiembre de 2011

CONVOCAN A REZAR EL SANTO ROSARIO POR LA PATRIA EL 24/9/2011

Estimados Hermanos :  
el dìa Sábado 24 de Septiembre de 2011 se le ofrecerá a Nuestra Señora de la Merced UN MILLON DE ROSARIOS pidiendo por nuestra querida Patria, haciéndolo en nuestros hogares y en familia, y para que nos mande un Gobernante digno, capaz de llevar a Nuestra querida Patria al destino de grandeza que merece. 
HAY QUE DIFUNDIR A 20 o MAS PERSONAS ESTE MENSAJE
PARA CUMPLIR CON EL OBJETIVO.
DIOS NOS BENDIGA Y NOS ESCUCHE. 
NADA PODRA CONTRA ¡¡¡ UN MILLON DE ROSARIOS OFRECIDOS A NUESTRA SEÑORA!!! 
¡¡¡ AGÉNDALO YA !!!
--
P. Horacio Bojorge S.J.

YO



Por Pepe Eliaschev
@peliaschev
10/09/11

Si Cristina Kirchner es reelegida dentro de 42 días y sigue viviendo en la residencia presidencial de Olivos hasta el 10 de diciembre de 2015, marcará un récord difícil de igualar (doce años y medio en la mansión del jefe máximo del país). Conviene tomar sus palabras en serio. Esta semana hubo dos momentos ricos para evaluarla sin intermediarios ni atajos retóricos. Fueron sendos anuncios típicos de los Kirchner desde el primer día de su llegada al gobierno. Presentó el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial y anunció por cadena nacional el ajuste del importe de la asignación estatal a los niños. En ambas intervenciones usó un total de 9.074 palabras. Entre ellas dijo “yo” 42 veces, una vez cada 216 palabras, una autorreferencialidad insuperable. La funcionaria de mayor rango de una república democrática padece una fenomenal estima por sí misma. No es banal reparar en cómo le habla al país. Sus palabras, manierismos y soliloquios son útil herramienta para entenderla y prever cómo seguirá gobernando. Sus discursos de esta semana la muestran en el uso más proverbial de su retórica. Le apasiona monologar por televisión. Apela a herramientas discursivas que transcribo.

Yo ya decía. Esta cosa que vengo yo machacando. Yo misma. Yo que soy la Presidenta. Yo me volvía loca. Yo siempre creo. Yo siempre digo. Como digo yo. La dignidad de los humildes, digo yo. Yo lo decía el otro día. Yo veía a la Evita mirando al sur. Yo por lo menos nunca pretendí ser revolucionaria. Yo estoy convencida. Yo creo. Yo decía porque digo. Por lo menos es lo que yo hago, pensar en los demás. Tal vez, si pensara en mí misma y sola, bueno, no importa… Una llamativa constante: citarse, mencionarse, exponerse, referenciarse.

Ahora que incluso antikirchneristas antes críticos del Gobierno tienden a abrirle crédito al “nuevo discurso” presidencial, no es mera indagación psicologista husmear los vericuetos de una personalidad que influye de modo formidable en la marcha del país.
    
En la Argentina ha sido proverbial destacar las legendarias rabietas de Alfonsín, las míticas ambigüedades de Menem, las indecisiones enervantes de De la Rúa y la ira desbordante de Néstor Kirchner. El seguimiento periodístico de esas subjetividades fue implacable. Cuando Fernando de la Rúa perpetró el crimen imperdonable de equivocar el nombre de pila de la entonces esposa de Marcelo Tinelli, un macizo aparato mediático diagnosticó “¡Alzheimer!”. Feo traspié de De la Rúa: llamó Laura a Paula Robles y quedó incendiado. ¡Pobre diablo, ni siquiera sabía cómo se llamaba la mujer del tipo más popular de la Argentina! Néstor Kirchner habilitó la Casa Rosada para que la troupe tinelliana grabara en el despacho presidencial una serie de gags destinados a escarnecer a De la Rúa, sus olvidos y confusiones. Esta semana, Cristina Kirchner confundió en público al empresario Guillermo Dietrich con el ministro de la Corte Juan Carlos Maqueda. Sería imperdonable asegurar, por eso, que la Presidenta padece deterioro cognitivo.

Hay enunciados presidenciales asombrosos. Como parte de esa costumbre de situarse en el centro del mundo, el papel de la Argentina es sobredimensionado hasta el absurdo por la Presidenta, con agravios a países amigos. Esta semana, por ejemplo, al exaltar los avances educacionales argentinos, dijo que “Brasil tiene una tasa de analfabetismo (…) del 10 por ciento”, España “creo que 5,4” y Colombia “creo que era el 6,6”. ¿Qué necesidad de hacer esas tóxicas comparaciones? ¿No podría por lo menos manejar datos serios? El analfabetismo cayó cuatro puntos en la década de Lula en Brasil, que por su tamaño continental todavía tiene un 9,6% de personas mayores de 10 años que no saben leer ni escribir. En España es analfabeto un 2,2% de la población mayor de 16 años. Colombia admite un 9,6%. Cuando la Presidenta habla de otros países es odiosa y agresiva en sus descorazonadoras improvisaciones.

Impresiona su recurrente victimización hasta en irrelevancias supremas. Necesitada de usar lentes, como corresponde a una señora de 58 años, exclama “me voy a poner los anteojos para no equivocarme y que nadie se enoje”. ¿Quién y por qué se habría de enojar porque a su edad debe usarlos? También es visible su proclividad a provocaciones elementales, a partir de las cuales se embarra mal. Define, por ejemplo, a la mujer de su hijo como “una persona a la que quiero mucho, que también es muy peronista, la nuera de mi hijo”. ¿La nuera de su hijo? ¿No será su propia nuera? Al hablar de las universidades, asegura que “jamás osaría poner en duda” su autonomía, “me excomulgarían”. De las excomuniones se ocupa la Iglesia. Dicha autonomía se debate en el Congreso, un poder bastante menos vertical que el clero.

Para el universo conceptual de la Presidenta dar es tener poder y para tener poder hay que dar. Sus palabras lo acreditan: “Ayer me tocó vivir momentos muy, pero muy conmovedores. Fuimos a una casa de María, que seguramente me debe estar mirando por ese televisor pequeño, un televisorcito… Me quiso llevar a su habitación para que la conociera. La dignidad de los humildes, digo yo. Un televisorcito muy pequeño, muy antiguo… me pidió si le podía dar un televisorcito… porque me quería ver más grande, por Canal 7, me dijo, se ve que por otros canales no me deben pasar tanto, además. Pero para María, que me mira por la Televisión Pública, y debe por ahí estar mirándonos en su televisorcito chiquito, vamos a hacerle llegar un televisor más grande”.

Anunció la actualización de las remuneraciones de la asignación “universal” por hijo así: “he decidido (sic) que la asignación tendrá un incremento del 22,7% lo que llevará la asignación de 220 pesos actualmente a 270 a cada uno de nuestros niños”. “He decidido.” No el Estado argentino, los contribuyentes que lo sostienen, el Poder Ejecutivo o el Gobierno. Siempre “yo”, fuerte, terminante, genial, poderoso, creativo, imperial. El “he decidido” implica erogar US$ 735 millones, con lo cual el total en asignaciones llega a más de US$ 5.755 millones. Yo, primera persona del singular. Es así.

AL IMPLEMENTAR DE POLÍTICAS ANTINATURALES, EN AMÉRICA LATINA, SURGE UNA 'EPIDEMIA' DE APOPLEJÍAS



La Asamblea General de la ONU celebrará entre los días 19 y 20 de septiembre de 2011 en Nueva York una reunión de alto nivel dedicada a las enfermedades no transmisibles.

CIFRAS DE LA ONU

Según la cifra de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los 'cuatro asesinos' (cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos respiratorios crónicos y diabetes) son responsables del 63% de los fallecimientos en todo el mundo, lo que equivale a 36 millones de muertes por año.

Según acentúa la OMS, un cuarto de estas muertes, 9 millones, se dan entre personas menores de 60 años de edad. Las naciones más afectadas son las que se encuentran “en vías de desarrollo”, con 9 de cada 10 fallecimientos en menores de 60 años a causa de las enfermedades no transmisibles.

Un accidente cerebrovascular (ACV o ACVA), es la pérdida de funciones cerebrales producto de interrupción del flujo sanguíneo al cerebro y que origina una serie de síntomas variables en función del área cerebral afectada.

PROMOCIÓN DE LO ANTINATURAL

El crecimiento de la cantidad de apoplejías en América Latina es coincidente con la nueva promoción de políticas antinaturales por los gobiernos. Las pasiones de ánimo ‘deprimentes’ producen lenta y gradualmente un centro de fluxion en el cerebro, y los excitantes que conmocionan todo el organismo, aceleran la circulación de un modo brusco.

Lo fundamental para evitarla es controlar los factores de riesgo asociados, que fundamentalmente, son la tensión arterial, el colesterol y la diabetes. Además se debe evitar el tabaco y el alcohol, procurando una vida sana en base a ejercicio físico y una dieta saludable rica en frutas y verduras. Además, se debe evitar el sobrepeso. Si bien estos son factores físicos, existen otros factores que son de tipo anímico, ya que las personas que viven en medio de frustraciones constituyen un serio grupo de riesgo.

Efectivamente, la promoción cultural de patrones de vida antinaturales que no son propios del latino (ni de ningún otro ser humano), producen una grave tensión. Los medios de comunicación influyen en el estado anímico social, a la vez que la decadencia económica dificulta el hecho de procurar los medios de vida. La promoción de un estilo de vida antinatural implica y conduce de modo directo a un desastre económico a escala nacional. La promoción de la anticoncepción de todo tipo y del aborto, de la homosexualidad, de las drogas, la alabanza de todo lo que es anticatólico, conducen a la infelicidad de los latinos, predisponiéndolos a tales enfermedades.

Especialistas de Acción para la Prevención de las Apoplejías (Action for Stroke Prevention), un grupo internacional de expertos en salud, advierten que una de las zonas más amenazadas desde este punto de vista es América Latina.

LA APOPLEJÍA LATINA

Las apoplejías provocan en la región entre el 23% y el 41% de los fallecimientos por enfermedades no transmisibles, dependiendo del país. Se estima que ocho de cada 1.000 personas mayores de 35 años de edad han sufrido un 'ataque' cardiovascular. Los médicos calculan que si la tendencia general no cambia, para el año 2014 el número de muertes a causa de apoplejías se triplicará.

Las consecuencias de estas enfermedades no solamente llevan a perder la vida, sino que además suelen quedar secuelas como discapacidades muy graves que engendran un potencial laboral dañado, perjudicando la calidad de vida. Los científicos afirman que la 'epidemia afecta al sistema sanitario de un país y también reduce la población activa.

Los expertos advierten que las apoplejías relacionadas con la fibrilación auricular (el ritmo cardíaco anormal sostenido), una de las mayores causas de ataques cardiovasculares, son evitables mediante un "mejor control de la enfermedad", "métodos para el diagnóstico temprano" y "la evaluación del riesgo de apoplejía".

Lo que marcan estos datos, es que América Latina se está convirtiendo en un grupo de naciones altamente infelices, víctimas de la exacerbación de los nervios de las personas a escala social e internacional en la región, motivada por el “cambio de cultura” que pretenden introducir políticas antinaturales y anticatólicas en la zona. El cambio de cultura lleva a la falta de sentido de la vida humana, y está dañando gravemente la salud pública y espiritual de Latinoamérica.

Con información de Actualidad RT

LA MODA Y EL APETITO DE LA EXTRAVAGANCIA TOTAL



El problema de la droga continúa llamando la atención de los psicólogos, moralistas y sociólogos del mundo entero. El problema es estudiado desde los más diversos puntos de vista, con la finalidad de contener el alarmante aumento de su uso en el mundo contemporáneo.

En este afán, los investigadores se preguntan, entre otras cosas, cuál es el itinerario del vicio en las varias capas sociales. En otros términos, cuáles son las primeras zonas de la sociedad que capitulan frente a él, y a través de qué etapas llega a contagiar a todo el cuerpo social.

La extravagancia eco-arquitectural
En Francia, una comisión de estudios llegó, en este particular, a conclusiones aceptadas, según consta, por otras entidades igualmente competentes. La droga penetra al comienzo en los círculos sociales refinados y en los medios artísticos. En una segunda etapa, alcanza a los medios universitarios y estudiantiles. Por fin, y más o menos simultáneamente, alcanza a todos los otros ambientes, inclusive a los obreros. Toca a los medios rurales la honra de mantenerse casi enteramente refractarios a la droga. -¿Por qué esto es así? ¿Por qué el campo es menos contaminable que la ciudad? ¿Por qué las clases refinadas o artísticas son más vulnerables que las estudiantiles? ¿Y por qué los sectores estudiantiles lo son más que los otros grupos sociales?
Estas cuestiones presentan un gran interés, puesto que una vez esclarecidas, no se estaría lejos de haber descubierto cuál es la verdadera génesis del vicio.
No pretendo proponer aquí una solución simplista para un problema tan complejo. Deseo simplemente exponer algunas observaciones que los resultados obtenidos por la comisión me sugieren.
Para esto, permítame lector que, por algunos instantes, cambie de asunto.
*     *     *
¿Cómo se realiza habitualmente la implantación del comunismo en un país?
Al comienzo, la tarea no es tan complicada. En todas partes hay utopistas inconformados, que sueñan románticamente con revoluciones-panacea, capaces de transformar el mundo en un paraíso. Se sabe en qué ambientes, en qué lugares de diversión, en qué librerías encontrar personas como éstas.
Pero la tarea difícil es la que viene después. ¿Cómo hacer participar de la utopía comunista (utópica aún cuando se presenta con el rótulo de “científica”) a los espíritus objetivos, sensatos, sanos, que constituyen la gran mayoría de la población?
En tesis, la respuesta parece simple. Se trata de buscar en los ambientes menos favorecidos por la situación social o económica. Allí el número de descontentos -aún cuando no sean utopistas y románticos- debe ser grande y, por lo tanto, debe ser fácil el reclutamiento de prosélitos para el comunismo. Realizado este reclutamiento en una escala suficiente, será posible desatar la subversión de los pobres contra los ricos.
Todo esto es en tesis. No es así que progresa el comunismo en la realidad. Habitualmente, la inmensa mayoría de los obreros se muestra indiferente u hostil al discurso comunista. Y las primeras células de revolucionarios románticos permanecen encerradas en sí mismas, hasta que un día, en los círculos sociales snobs, alguien se acuerde de decirse comunista. Ese vanguardista encuentra rápidamente algunos congéneres que, para atraer la atención sobre sí mismos, también comienzan a jactarse de ser comunistas. A partir de ahí, las chispas se propagan rápidamente, de los snobs de la moda a los de la “inteligentzia”. A veces, la marcha del contagio es inversa. Son los snobs de la “inteligentzia” que contagian a los de la moda.
Por más innovadora que se diga la juventud, muchas cosas que existen o que ocurren en ella son reflejo de las generaciones que las antecedieron. Entre los jóvenes universitarios también existen snobs de la moda y de la cultura. Viendo lo que ocurre con sus congéneres mayores, en ellos también comienza a crepitar el incendio comunista.
Como es natural, la atención de la mayor parte de la población se vuelve hacia los que representan el prestigio de la situación social, de la fortuna, de la inteligencia, o de la juventud. No faltan medios de comunicación social que hacen creer a la multitud que los snobs de esas categorías forman, no minorías exóticas y aisladas, sino la mayoría prestigiosa y dinámica de los respectivos ambientes. El mal ejemplo arrastra fácilmente a las multitudes. De ese modo se propagan entonces por el cuerpo social, como por metástasis, los grupúsculos comunistas.

Salvador Dali, uno de los mayores propagadores de la extravagancia
El ambiente más refractario a la proliferación comunista es el agrícola. Y aquí queda una constatación rica en materia para la más diversas reflexiones: el itinerario del comunismo es idéntico al de la droga.
Esto se explica fácilmente. Comunismo y droga son procesos de descomposición. Ambos atacan la parte más frágil del organismo social, que es la más propensa a la extravagancia, a las sensaciones violentas o súper delicadas, a la evasión de la lógica, del sentido común y de la realidad.
Corruptio optimi pessima“. Nada mejor que las buenas élites. Por eso, nada peor que las élites sofisticadas, deterioradas, divorciadas de la realidad, y sin noción del deber. Para ellas todo es objeto de exhibición y juego: las ideas, la moral y las tradiciones. En el centro de ese juego está el campeonato de las vanidades. Mientras uno consigue exhibirse, está contento. Es la triste carrera rumbo al disparate total. Cada uno en su género, el comunismo y la droga, son disparates totales. No es de extrañar que los más arrojados entre los snobs corran hacia ellos, llevando tras sí al caudal de sus seguidores.
Este juego -como todos los otros- tiene sus riesgos. ¡Cuántos comienzan afirmándose comunistas, sin serlo de hecho! También hay muchos que, cuando comienzan a usar drogas, lo hacen para mostrarse. Pero, terminan arrastrados por el vicio.
Es el triste destino de los que juegan con fuego, aunque sea por mero snobismo. “Quien ama el peligro, en él perece” (Ecl. 3,27) dice el Espíritu Santo.
El snobismo aparece como uno de los más poderosos -o tal vez el más poderoso- de los factores de expansión, tanto de la droga como del comunismo. El itinerario de ambos, en la contaminación de todo el cuerpo social, es la misma ruta del snobismo, rumbo a la extravagancia total.
¿Exageración? No lo creo. Obsérvese el poder del snobismo y la fascinación que ejerce sobre él la extravagancia. Hablo del nudismo. Todas las modificaciones de la moda hoy se hacen bajo el signo de la extravagancia. Y la extravagancia hacia la cual tienden es la conquista, por etapas cada vez más osadas, del nudismo total. Fuera del snobismo, ¿quién arrastra a las multitudes en el camino, o mejor dicho, ‘en el descamino’ de la moda?


Lo que decimos del snobismo como vehículo de expansión de la droga, puede aplicarse a todos los tipos de degradación moral que sufre nuestra sociedad.
Por Plinio Corrêa de Oliveira
Fuente: Acción Familia