miércoles, 3 de agosto de 2011

ISRAEL: SUS PROTESTAS SOCIALES INTERNAS NO SE DIFUNDEN POR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN



Israel afronta estos días una de las mayores protestas sociales en su historia. Sus protagonistas, los manifestantes, han preparado este martes un documento con sus demandas, mayoritariamente de índole social, dirigidas al primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Los participantes del movimiento afirman que hubieran logrado resolver sus problemas si los acontecimientos en su país tuvieran repercusión mundial, pero que, lamentablemente, los medios extranjeros no les prestan demasiada atención. La protesta más multitudinaria de la última década en Israel no ha alcanzado proporciones revolucionarias, razón por la que apenas ha sido recogida por las principales cadenas internacionales.
Según el redactor del diario Yisrael Hayom en inglés, Amir Mizroch “los medios internacionales le hicieron un apartado a Israel y los conflictos palestino-israelí, israelí-libanés e israelí-sirio. Todo lo demás que no esté directamente vinculado con estos temas, lamentablemente, no representa una noticia inmediata”. 
Esta falta de interés mediático no sorprende a los representantes de la prensa del Estado hebreo, ni tampoco a los propios manifestantes. Decenas de miles de personas llevan ya más de dos semanas en las calles israelíes, pese a lo cual están pasando desapercibidas para las empresas informativas de ámbito global.
“Cuando de Israel se trata, los medios extranjeros desean ver una película de acción... en la manifestación del sábado participaron 100.000 y el hecho de que la dejaran sin cubrir muestra que su única prioridad es la violencia en Oriente Medio”, dice May Flam, uno de los manifestantes.
Las principales cadenas estadounidenses no se apresuran a cubrir algo que aún no ha alcanzado la magnitud de las revoluciones más grandes de Oriente Medio. Y sus colegas europeos, como la BBC y otros, apenas le dedicaron unos segundos. Los consultores independientes explican que los manifestantes deberían tener paciencia.
Sin embargo, manifestantes como Hanna Rais podrían perder la esperanza mucho antes de un colapso económico. La estudiante lleva 9 días acampada. El objetivo de su protesta es tener una vida digna sin tener que preocuparse por cómo llegar a fin de mes.
 “Me pone triste el hecho de que cuando Egipto decidió levantarse y decir basta, al igual que en Líbano, los medios estaban por todas partes. Pero no he visto a nadie de la CNN, FOX NEWS o de cualquiera otra cadena grande aquí. Es realmente triste. Nosotros también nos merecemos ser escuchados”, dice Hanna.
Por muy hartos y desesperados que estén los israelíes, la experiencia de sus partidarios alrededor del globo, les ha enseñado que sin la cobertura internacional y la presión por parte de los gobiernos extranjeros, una protesta se queda en nada más que un grito rebelde callado para siempre por la indiferencia.
Fuente: Actualidad RT

JUICIO DIVINO CAERÁ SOBRE SACERDOTES QUE NO SE OPONEN AL ABORTO Y LA HOMOSEXUALIDAD, SEGÚN CARDENAL


El cardenal Robert Sarah está advirtiendo a los sacerdotes que fallan en su deber de oponerse a la ruptura de la moralidad en la sociedad moderna, en particular a las políticas pro-aborto y anti-familia, que ellos sufrirán la condenación de Dios.
En un sermón pronunciado el 25 de junio a seminaristas de la Comunidad de San Martín, a quienes estaba a punto de ordenar al sacerdocio y al diaconado, Sarah amonestó a sus oyentes, diciendo que “si tenemos miedo de proclamar la verdad del Evangelio, si nos da vergüenza denunciar las graves distorsiones en el área de la moral, si nos acomodarnos a este mundo de laxitud moral y al relativismo religioso y ético, si tenemos miedo de denunciar enérgicamente las leyes abominables referidas a la ética global, en lo que respecta al matrimonio, a la familia en todas sus formas, al aborto, a las leyes en total oposición a las leyes a la naturaleza y a Dios, que las naciones y las culturas occidentales están promoviendo e imponiendo gracias a los medios de comunicación y su poder económico, entonces las palabras proféticas de Ezequiel caerán sobre nosotros como un reproche divino grave”.
Sarah citó la profecía de Ezequiel que se encuentra en el capítulo 34, versículos 2-4: “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos. ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? Ustedes han sido alimentados con leche y se han vestido con lana. Ustedes no han fortalecido los corderos débiles, ni cuidado de los que estaban enfermos, no han sanado a los que resultaron heridos. Ustedes no han restaurado a los que se han desviado, ni han buscado a aquéllos que se perdieron. Pero ustedes los han gobernado con violencia y dureza’ (Ezequiel 34, 2-4)”.
“Estos reproches son graves, pero más importante es el delito que hemos cometido contra Dios cuando, después de haber recibido la responsabilidad de cuidar el bien espiritual de todos, maltratamos a las almas, privándolas de la verdadera enseñanza de la doctrina respecto a Dios, respecto al hombre y a los valores fundamentales de la existencia humana”, añadió el cardenal.
El cardenal Sarah, quien fue designado a la presidencia del Pontificio Consejo Cor Unum en el 2010, está considerando una reestructuración radical de los programas de ayuda internacional para el desarrollo, dependientes de la Iglesia católica. Estos programas han sido criticados por una mentalidad secular que ignora las necesidades espirituales de los beneficiarios, a menudo promocionando valores que se oponen al catolicismo, incluyendo la legalización del aborto y de las uniones homosexuales.
A finales de mayo, Sara pronunció un discurso para la mayor coalición de organizaciones de ayuda de la Iglesia, Caritas Internationalis, en el que señaló un “grave retroceso moral y una gradual ‘apostasía silenciosa’” en el mundo occidental. También señaló que la ayuda extranjera para los católicos “no es simplemente la asistencia filantrópica y humanitaria destinada a aliviar un cierto tipo de sufrimiento, sino también y sobre todo implica devolver a las personas humanas toda su dignidad como hijos de Dios, y promover una antropología que también abarca la dimensión religiosa de la persona humana, específicamente su encuentro con Dios”.
En su homilía del 25 de junio, Sarah destaca que en la sociedad moderna “ya no sabemos lo que es malo y lo que es bueno. Hay una multiplicidad de puntos de vista. Hoy en día, llamamos blanco lo que antes llamábamos negro, y viceversa. Lo que es grave, y no se equivoquen sobre esto, es la transformación del error en una regla de vida”.
“En este contexto, como sacerdotes, pastores y guías del Pueblo de Dios, ustedes deben enfocarse continuamente en ser siempre fieles a la doctrina de Cristo. Es necesario que ustedes se esfuercen constantemente para adquirir la sensibilidad de la conciencia, el respeto fiel a los dogmas y la moral, lo cual constituye el depósito de la fe y el patrimonio común de la Iglesia de Cristo”.
Fuente: Acción Familia

EL SECRETO DE CONFESIÓN


Por Marco Tosatti
Hay casos en los que una parte de la confesión puede ser revelada a otros, pero siempre con el permiso del penitente y sin descubrir la identidad del mismo

La confesión es, desde hace siglos, uno de los rasgos característicos de la Iglesia Católica y de alguna de las Iglesias Ortodoxas; los otros credos cristianos la practican de modo muy diferente del modo establecido por Roma. Con el pasar de los siglos ha sido considerada como un instrumento formidable: tanto para la salvación de las almas como para el «control de las conciencias» (según los críticos). Benedicto XVI en uno de sus libros autobiográficos se refiere a ella como un instrumento de justicia social; en su país se arrodillaban todos, pobres y peces gordos, para contarle a la persona que estaba detrás de la rejilla sus malas acciones; y los pobres se consolaban viendo a los que tenían una posición más favorable arrodillándose en el mismo lugar que ellos.

En nuestros días la confesión y, sobre todo, el sigilo sacramental que impone el secreto total por parte del sacerdote, están siendo atacados. En Irlanda se quiere hacer una propuesta de ley que obligue a los sacerdotes a que rompan el secreto de confesión si alguien confiesa un delito de pedofilia. En Australia, el gobierno federal fue invitado a seguir el ejemplo de la isla que se encuentra al otro lado del mundo, para obligar a los sacerdotes a denunciar a los que confiesen un pecado sexual contra menores. La iniciativa parte del senador independiente Nick Xenophon. «No hay dudas sobre lo que hay que hacer cuando nos toca elegir entre la inocencia de un niño o la preservación de una práctica religiosa», ha declarado. «¿Por qué habría que absolver de sus pecados a una persona, incluso cuando se trata de abusos sexuales contra niños, con una palmadita en la espalda?»

Naturalmente la posición del Vaticano es completamente diferente. El artículo 983 del Código de Derecho Canónico advierte que el sigilo sacramental es inviolable; por lo tanto está terminantemente prohibido que el confesor denuncie al penitente, ni siquiera en parte, por ningún motivo. La violación no está permitida tampoco en caso de amenaza de muerte al confesor u otras personas. Para proteger el secreto algunos moralistas, como Tomás Sánchez (1550-1610), consideran moralmente legítima también la reserva mental, una forma de engaño en la que no es necesaria la pronunciación explícita de una falsedad. «El confesor que viola directamente el sigilo sacramental, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; quien lo viola sólo indirectamente, ha de ser castigado en proporción con la gravedad del delito; si violan el secreto, deben ser castigados con una pena justa, sin excluir la excomunión» (“Código de Derecho Canónico”, 1388, §1,2). Esto implica que se le prohibirá celebrar el sacramento y además un largo periodo de penitencia, por ejemplo en un monasterio.

¿Y si el penitente se presenta a confesar su responsabilidad en un acto criminal? En este caso la experiencia enseña que el sacerdote pueda ponerle como condición indispensable para la absolución que se presente ante las autoridades para autodenunciarse. Pero no puede hacer otra cosa, y sobre todo no puede informar personalmente a las autoridades, ni siquiera indirectamente.

Hay casos en los que una parte de la confesión puede ser revelada a otros, pero siempre con el permiso del penitente y sin descubrir la identidad del mismo. Esto sucede, por ejemplo, con algunos pecados que no pueden ser perdonados sin la autorización del Obispo o del Papa. En dichos casos, el confesor pide al penitente la autorización para escribir una solicitud al Obispo o a la Penitenciaría Apostólica (un cardenal delegado por el Papa para estos asuntos), utilizando seudónimos y comunicando sólo los detalles indispensables. La solicitud es sigilada y enviada a la Penitenciaría por medio del Nuncio Apostólico (el embajador del Papa en el país en cuestión); así la transferencia se sirve de la protección que se asegura a la correspondencia diplomática.

Por lo tanto no hay que sorprenderse si la respuesta a las propuestas irlandesa y australiana es seca y clara. Graham Greene en su libro "El poder y la gloria" traza el perfil de un sacerdote indigno, el "sacerdote esponja" en el México de las persecuciones anticatólicas, que conscientemente se arriesga a caer en una trampa que lo conducirá a la muerte por ir a confesar a un moribundo. Ficción, cierto, pero como todos los mitos, si no ha sucedido nunca, es algo que sucede siempre. El secretario de la Conferencia Episcopal Australiana, el Padre Brian Lucas, ha tratado de manera glacial la propuesta presentada por el senador: «Su proposición no protege a los niños y choca frontalmente con el derecho fundamental de la gente a practicar su religión», ha declarado. «Ningún sacerdote católico traicionaría nunca la confesión. Hay sacerdotes que han preferido morir antes que hacerlo». Monseñor Pierre Pican, obispo de Bayeux, en septiembre de 2001 fue condenado a tres meses de cárcel por no haber denunciado ante la magistratura a un sacerdote de su diócesis, acusado de pedofilia, invocando el secreto profesional. Monseñor Pican le había impuesto después de la revelación un periodo de cura en una institución especializada. Por su defensa del secreto había recibido una carta de felicitación del cardenal Castrillón Hoyos, cumpliendo el mandato de Juan Pablo II.

Pero en realidad, las propuestas irlandesa y australiana, impulsadas por el ímpetu de la emoción, además de representar un precedente extraordinario (ni siquiera en la Francia de la Revolución, que de seguro no fue amable con los sacerdotes católicos, se pensó en un ley parecida) serían simplemente inútiles. Porque no llevarían ni siquiera a una incriminación y harían menos libre al país. Quizás existe la posibilidad de que alguno, responsable de un crimen (y no sólo de pedofilia) pueda ser convencido o empujado por el sacerdote que se encuentra al otro lado de la rejilla a actuar de la forma más justa. Pero seguramente nadie iría a confesar su crimen, si supiera que haciéndolo sería denunciado. Además sería necesario que el confesor conociera el nombre, el apellido y la dirección del penitente. Algo que, en la mayor parte de los casos no sucede. Sin embargo, se han dado casos en los que las palabras pronunciadas por el sacerdote del confesionario han llevado a los criminales al arrepentimiento. Un resultado que seguramente las propuestas de ley, irlandesa o australiana, no podrían alcanzar.
 
 Fuente: vaticaninsider.lastampa.it
citado por catholic.net