lunes, 30 de mayo de 2011

FALLECIÓ EL CONTRAALMIRANTE CARLOS ROBACIO, VERDADERO HÉROE DE MALVINAS

Almirante Carlos Robacio Heroe de Malvinas

Por Emilio Nazar Kasbo

A los 76 años, falleció el contraalmirante retirado de la Armada Argentina, Carlos Hugo Robacio, en Bahía Blanca.

Con el grado de capitán de fragata comandó a 800 soldados del Batallón de Infantería de Marina Nº 5 y a 200 del Ejército Argentino durante los combates desarrollados en el Monte Tumbledown, Sapper Hill y Monte William durante la guerra de Malvinas en 1982, a quienes los ingleses llegaron a temer a pesar de su superioridad tecnológica y de preparación de su tropa.

Fue un prototipo del héroe en Malvinas. Robacio le pidió al general Menéndez, gobernador en ese momento de Malvinas, que en vez de mandar a las primeras líneas calzoncillos largos, mandara municiones y, si podía, comida. Y además le dijo al Gobernador Menéndez que un infante de marina no se rinde, algo que cumplió junto a su tropa, que debieron ser reducidos por la fuerza enemiga tras habérseles gastado todas las municiones.

Tuve la oportunidad de conocerlo en la Escuela de Guerra durante una charla que el mismo brindó, en la cual describió las dotes de liderazgo en la Guerra de Malvinas. Fue un hombre que sabía centrar su vida en Cristo y su vocación patriótica desarrollada en lo militar. Robacio afirmaba: "Para un infante de marina, es Dios y patria... o muerte".

Robacio era un verdadero Cruzado Católico, y lo demostró no solamente con sus discursos, con su palabra, sino con su ejemplo y su acción en Malvinas.

A continuación transcribimos unos párrafos para comprobar la gallardía de este católico cabal que fue un digno héroe de Malvinas, extractados del foro de zonamilitar.com.ar:

Tenía a mi mando 700 hombres del batallón, y alrededor de 200 efectivos del Ejército, con los que luchamos en el momento más critico y más feróz del ataque británico; pese a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos. Como contrapartida, les provocamos al enemigo el más alto número de muertos: aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el BIM 5 los británicos perdieron 359 hombres, de donde saco esa cifra? ellos mismos me la dijeron.
“De los 74 días que pasamos en Malvinas, 44 recibimos fuego permanente sin poder responder. Solo los 4 o 5 últimos días fueron de real combate para nosotros… Recuerdo un momento del último día, el 14 de junio, a las 10 y media de la mañana. Era un momento muy crítico. Nos estábamos replegando sobre Sapper Hill, desde Tumbledown y Williams. Veo que el segundo comandante, Daniel Ponce, capitán de fragata, cae, agotado, rendido. El fue un segundo comandante perfecto, un ejemplo. Cuando cae, dos conscriptos van a auxiliarlo. No estaba herido. Estaba agotado, no podía más. Ponce ordena a los conscriptos que lo dejen. Ellos le dicen: “Si hay que morir, morimos los tres”. Lo ayudaron, lo levantaron, lo llevaron y los tres salieron con vida. A esto yo le llamo cohesión.

Todos sabían lo que estaban haciendo. Me conmovió la entrega del subteniente Silva, del Ejército, que se incorporó a mi unidad cuando se replegó el Regimiento 4. Silva era un valiente. Vino y me dijo que lo destine en el lugar donde se iba a luchar más duramente. Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses (muy buenos, como los paracaidistas ingleses) y los famosos gurkhas, que eran pura propaganda. Caían como moscas. También recuerdo a un conscripto que desobedeció mis órdenes. En un momento del combate en que los británicos eran rechazados, él corre detrás de ellos, baleándolos sin parar. Yo le ordeno que se detenga. Pero él sigue. El fuego enemigo lo alcanza y cae muerto. Yo mismo lo enterré estaba a 500 metros delante de las posiciones en que debía estar…y rodeado de enemigos muertos. Actos de arrojo así hubo a montones, aunque no por desobedecer mis órdenes.

“Yo no soy ni bravo, ni valiente, ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me podían permitir el privilegio de tener miedo.”

“Sí sentí amargura. Ha sido la más grande amargura de mi vida, en dos momentos críticos: uno, cuando tuve que ordenar el inicio del repliegue hacia Sapper Hill; y el segundo, terrible, cuando entró mi batallón, desfilando, armas al hombro, entero, a Puerto Argentino. Eso significaba la rendición. Ahí aflojé. Más de uno me habrá visto llorar”.

A las 3 de la madrugada del 14 de junio hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto con la compañía de Ejército del mayor Jaimet. Ellos son los que chocan con los famosos gurkhas.

Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. allí concentré fuego de la artillería de Ejército (de los grupos tres y cuatro, que me apoyaron indiscriminadamente, con el coronel Balza y el coronel Quevedo). Según me contó luego el general inglés Wilson, de la Quinta Brigada –con quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio en pié. Los barrimos. Aunque ahora lo niegue, fue así.

Todo un regimiento de ellos chocaba contra 60 u 80 hombres míos, y los bajamos sin asco, y los paramos. Una de las preguntas que me hicieron fue porqué no había contraatacado, si les habíamos quebrado el ataque. Yo tenía a la compañía Mar lista para el contraataque. Pero la realidad es que, cuando podíamos hacerlo, ya no teníamos munición. Por otra parte, había llegado la orden de repliegue. Sobre nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo. Así y todo, podíamos haber contraatacado, de haber tenido un poco de munición. Pero, no hubiera cambiado el curso de la batalla. La suerte estaba echada. Claro: los ingleses no sabían mi situación real. Esperaban el contraataque nuestro. Rezaban, me dijeron, para que no contraatacáramos. Pero…¿Con que?...Cuando les conté que nosotros éramos un batallón, no lo podían creer. También recuerdo que, en el momento de decidir el contraataque, llamo a los oficiales de mi Estado Mayor y les cuento mi plan. Tomo la carta y hago un esbozo de las órdenes. Ellos se miran entre sí. No dicen nada. Cumplen. Pero después del 14 de junio, a mí me había quedado una duda: ¿porqué se miraron entre ellos? Un día se los pregunté. Me dijeron que pensaban que yo estaba loco. Entonces, una vez que pasaron las cosas y terminó, yo seguí preguntando: ¿Y ustedes que hubieran hecho, aún así? “Hubiéramos cumplido la orden. Punto”.”Eso era el BIM 5. Eso es lo que vale. La confianza. Pero quisiera destacar que en Malvinas cada uno luchó con lo que pudo, y con lo que tuvo. Por cada uno de nosotros caían seis o siete de ellos. Ahora ya saben que no les tenemos miedo, que no somos indios y que sus soldados no van a venir de pic-nic.”

CUANDO EL ERROR ES PROPUESTO A TODOS LOS FIELES

Por Luis Fernando Pérez Bustamante

“El Domingo” es una hojita A4 doblada al medio que circula por miles y miles en las misas dominicales argentinas en forma gratuita hace más de 20 años (Ediciones San Pablo). Hasta ahí todo normal ya que estamos ante algo muy habitual en todas las diócesis católicas. Lo que ya no es normal es que el nº 4186 de “El domingo", distribuido ayer, aparezca publicitado en la última página el nuevo libro de Marciano Vidal “Sexualidad y Condición Homosexual en la Moral Cristiana", de la editorial San Pablo. La tapa del libro, cuya foto se reproduce en el anuncio, presenta la imagen equívoca de lo que aparentan ser dos mujeres abrazándose. No me negarán ustedes que como imagen de un libro publicada por una editorial católica, la cosa deja mucho que desear.

El problema, sin embargo, no reside solo en la foto de la portada de ese libro. No, lo “peligroso” es algunas de las obras de su autor, Marciano Vidal, C.Ss.R, ya han sido condenadas por la Iglesia por sostener posturas erróneas sobre moral. Las obras que fueron objeto de la notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe son “Moral de actitudes", cuya primera edición apareció en 1974, “Diccionario de ética teológica", “La propuesta moral de Juan Pablo II” y “Comentario teológico-moral de la encíclica Veritatis Splendor".

No hace falta decir que la no inclusión de otros libros del P. Vidal en esa lista no implica que los mismos estén exentos de errores. Muy al contrario, cabe pensar que quien yerra en la enseñanza moral en varias de sus obras principales, es muy probable que yerre en todas, porque cuando se parte del error es muy improbable acabar enseñando la verdad.

El Rvdo. P. Marciano Vidal aceptó el juicio doctrinal formulado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, y se comprometió formalmente a reelaborar sus escritos, según los criterios establecidos. Es decir, no bastaba con que los libros fueran retirados del mercado. Algunos fueron manual de formación de seminaristas, lo cual indica hasta qué punto han podido hacer daño. Debían ser escritos de nuevo. La CDF pidió que la reelaboración de las obras de Vidal fuera bajo la supervisión de la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Española. ¿Se ha hecho tal cosa? Pues no. Un año más tarde, después de haber dialogado con la citada Comisión, Marciano Vidal declaraba: “Se me pedía que si quería hacer una nueva edición de Moral de Actitudes tendría que ponerme en relación con la Comisión de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española. Mantenido ese diálogo, he decidido no hacer nueva edición".

La nota de la CDF no dice nada de futuras obras del P. Marciano Vidal pero, ¿no es lógico que cuando alguien ha sido reconvenido doctrinalmente por la Iglesia, su actividad teológica posterior sea sujeta a revisión previa a su publicación y difusión entre los fieles? ¿no es lógico impedir que los libros de tal autor sean recomendados o publicitados sin más por una hoja que pueden leer la totalidad de los fieles de una diócesis?

No, no es lógico. Pero ya sabemos que en no pocas Iglesias locales de hoy los que difunden errores, incluso habiendo sido reprobadas sus obras principales, los siguen difundiendo impunemente, aprovechándose de una tolerancia pastoral suicida.

Fuente: Infocatólica

Nota de Diario Pregón de La Plata: La Hojita del Domingo se distribuye no solamente en la ciudad de Buenos Aires, sino en toda la Argentina, en diversas parroquias que la reciben.

EL PODER CORROMPE.

político corrupto

Por Marcos Attias

casasytranqueras@yahoo.com.ar

El poder es la plata, de poder adquirir con ella los que se te venga en gana, el poder es la impunidad, de hacer y deshacer sin ninguna consecuencia. El poder enloquecerse en tales circunstancias, al no tener referencias que le marquen un limite, como en un avión cuando falla el velocímetro que le sirve de referencia termina en un desastre. Alrededor del poder, se constituye una suerte de fauces

hambrientas que a dentelladas se disputan, espacios, cargos, prebendas, y también pedazos del poder compartido. Los ejemplos de quienes arriban al poder y pudiendo hacer, y compartirlo todo con la sociedad ,creando obras de grandes magnitudes, en cambio lo arruinan todo, es debido a que el poder marea.

Quienes quieren la reelección, caso Castro en Cuba, Chávez en Venezuela, y en los gobiernos donde el petróleo es la máquina de producir dinero, en las dictaduras asesinas como la que hubo en Alemania y Rusia. Pero existen normas donde el poder, como las reelecciones están limitadas, caso de Estados Unidos, caso de Bachelet, en Chile de Lula en Brasil, y otros países , donde la democracia rige en toda su profundidad y no es violada según el color del que esta en el gobierno.

Las reelecciones ilimitadas en los sindicatos durante varias décadas es a toda luces el resultado de un manejo, de que si tu, no me haces huelga, yo no te pongo limite a la reelección. Esto es ir creando una estructura de poder sindical, que luego se vuelve insalubre para la vida de la nación. La justicia debería centrar su mirada hacia el ministerio de trabajo y exigir el cumplimiento de no mas, de dos periodos consecutivos en el cargo, es lo que la ciencia moderna califica y considera acta para el ejercicio democrático, violar esa regla es violar a toda la ciudadanía, a toda la democracia, a toda la republica.