miércoles, 11 de mayo de 2011

DESDE MENDOZA, SE IMPULSA EL MOVIMIENTO DE LA SEGUNDA REPÚBLICA DE ADRIÁN SALBUCHI

a Adrian Salbuchi

Hola, mi nombre es Víctor y soy de Mendoza

Leí un artículo en la pag web del diario pregón, escrito por Emilio Nazar Kasbo, sobre la unión de los movimientos nacionalistas cristianos. Creo que es muy cierto, cada uno se cree un cacique y por lo mismo es imposible unirlos en un plan común.

  Sin embargo, es lo que yo me he propuesto desde Mendoza. Unir a esas personas que creen en un país mejor, una Argentina grande, libre y soberana. Mas allá de pequeñas esas pequeñas diferencias de índole religioso, filosófico o ideológico, son las grandes metas y destinos en común la que nos deberían unir.

La Argentina no se hace sola, debemos hacerla entre todos. La Argentina no es un ente ficticio, una suposición o abstracción metal. Es una realidad tangible. Argentina esta compuesta por esta tierra que nos ha visto crecer, que nos da trabajo, paz, pan y un hogar. Es esa gente que día a día sale a trabajar con esfuerzo y que está convencido de que con voluntad y perseverancia esta sociedad, este país puede mejorar. Argentina son los millones de habitantes que esperan eternamente que un buen dirigente los guíe por buenos caminos, que no les mienta y rompa sus ilusiones cuando llega al poder. Argentina es la historia en común que nos une, nuestra cultura, nuestra pasada grandeza, es la búsqueda de una identidad continua que nos ata al pasado. Porque a pesar de ser un pueblo de descendientes de inmigrantes de diferentes lugares del mundo, todos nos sentimos orgullosos cuando recordamos a esos grandes hombres que lucharon por la libertad y se nos ensancha el pecho cuando vemos a nuestra bandera flamear sobre los mástiles de las escuelas o en aquellos lugares tan lejanos y recónditos como en la Antártida, o en aquellas viejas fotos de nuestra querida Malvinas.

Desde el norte y los Valles Calchaquíes hasta las heladas tierra patagónicas, en toda nuestra extensión, nos une el ser nacional. Más allá de toda diferencia social, religiosa, dogmática y geográfica nos une un destino común.

Nuestro padre augusto, José de San Martín luchó y lo entregó todo para darnos un futuro, un país libre, la oportunidad de ser autores y directores de nuestros propios destinos. Y luego se sintió decepcionado cuando vio que entre hermanos se mataban en guerras civiles y luchas intestinas. Se subió a un barco y partió para nunca más pisar aquella tierra que tanto amo.

Dicen que la historia es maestra de la vida. Pues basta mirar hacia atrás para darse cuenta que ya hemos cometido demasiados errores, que en realidad son siempre los mismos, repetidos una y otra vez hasta el cansancio. No hemos sabido aprovechar las oportunidades. No hemos sabido dejar de lado cuestiones personales, no hemos aprendido a dejar el egoísmo patético y nos hemos dejado llevar por discusiones absurdas o que nada importan comparado a todo aquello que sí nos une. Ya se ha derramado demasiada sangre hermana a lo largo de la historia por estas cuestiones.

Es hora de que nos dejemos de deliberar y comencemos a actuar. Es hora de que dejemos las diferencias de lado y nos unamos, para buscarle una salida a todo este caos. Para cumplir con nuestros destinos. Muchos se dieron cuenta de esta penosa situación de división interna. Perón dijo: “unidos o vencidos” (sin embargo fue uno de los que alentó la división cuando perdió el rumbo), José Hernández lo dijo en su Martín Fierro “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera”.

Ya una vez decepcionamos las expectativas del noble General. Fracasamos en la unidad nacional. ¿Lo volveremos a hacer?

Es el momento de no decepcionarnos a nosotros mismos. Podemos ser mejores que esto, solo tenemos que unirnos y demostrarlo.

Esta carta es también una invitación a que vean el proyecto nacional de Adrián Salbuchi. Un hombre que viene desde hace ya muchos años exponiendo de forma práctica y simple los problemas que aquejan a la Nación. Ahora propone conformar un partido político. Pero para eso necesita gente que colabore.

Yo me propuse ayudar y aportar lo que fuera necesario. Y a pesar de que difiero en algunas cosas con el pensamiento de Salbuchi, también creo que es una oportunidad única para cambiar este país. Todo cambio debe tener un principio, tal vez sea este. Pero no lo sabremos si nos quedamos estancados en disputas internas y ninguno se mueve hacia ninguna parte. Comenzar el movimiento es lo difícil, romper la inercia. Pero cuando la máquina camina no hay quien la pare si todos los que empujamos tenemos la decisión y la voluntad firme de cambiar nuestros destinos.

En Mendoza, estoy organizando lo necesario para que el Sr. Salbuchi pueda dar una de las tantas charlas que piensa hacer por las distintas provincias de la República. Y así exponer su programa político. Los invito a que escuchen lo que tiene que decir, a que participen. A que le brinden minutos de su tiempo.

http://www.asalbuchi.com.ar/2011/01/plan-de-accion-2011/

http://es.metapedia.org/wiki/Movimiento_por_la_Segunda_Rep%C3%BAblica_Argentina

Gracias.

Dejo mi mail por si les interesa la propuesta o por si quieren hacer comentarios victordari@gmail.com

¿QUÉ ESPERA EL NACIONALISMO CATÓLICO DE SUS MILITANTES Y DIRIGENTES?

 Juan Manuel de Rosas

Por Emilio Nazar Kasbo

Todo el mundo sabe que el Nacionalismo Católico espera mucho más de sus militantes que el simple hecho de ser “buenas personas” humanamente hablando. No resulta suficiente el practicar virtudes de cortesía sociales, para nada, y el hecho de ser “políticamente correcto” según las ideas que impone el mundo es un hecho que descarta a la persona como referente.

POLÍTICAMENTE INCORRECTO

Efectivamente, el mundo (la prensa en cualquiera de sus formatos o el sistema gubernamental impuesto en cualquier país) llevan a muchas personas a actuar de acuerdo a los dictados sociales o culturales “de moda” que cambian con el tiempo, y que por tanto no reflejan verdades absolutas a las cuales tiende el alma humana por su propia naturaleza.

Estas personas son las que hoy aceptan la “tolerancia absoluta” en la actualidad, y seguramente mañana serán los que avalen la prohibición del matrimonio con la reproducción de la sociedad humana de tipo artificial en un mundo en que el Anticristo tratará a la sociedad humana como un hormiguero… y será seguido porque todos los medios de comunicación lo avalarán, y porque todos los funcionarios mundiales aplicarán sus órdenes y muchos lo obedecerán con absoluta rigurosidad durante los tres años y medio que durará su gobierno.

Quienes sigan al Anticristo, haciendo prácticamente imposible la vida del católico, serán “políticamente correctos”, con la misma corrección con que seguirán a su líder en la condena de la propia alma.

EXCLUYENTE INCOHERENCIA

¿Puede llamarse “militante nacionalista católico” el que no vive en plena coherencia vital con aquello que dice predicar? En su caso será un adherente a los militantes nacionalistas católicos, pero definitivamente no formará parte de los mismos. Y es la familia entera la que debe adherir al Nacionalismo Católico de modo vital, no solamente la persona aislada. Si así se viviera en cada familia de la Patria no sólo habría un ejército de santos, sino que la vida social cambiaría completamente porque la Felicidad de sus miembros se contagiaría.

El nacionalista católico no es un arquetipo, pero sigue al Arquetipo por excelencia: Jesucristo. Por eso, todo lo que sea ajeno a la santidad y a la prédica de la Tradición de la Iglesia Católica resulta ajeno al nacionalista católico. Y hasta es posible que siguiendo a tan Noble Arquetipo, tal vez un día se convierta él mismo en arquetipo para otros.

El Nacionalismo Católico es la virtud patriótica del católico, y es la santidad del patriotismo. Incluso quien cumple obligaciones como militar ha de tender a esa santidad desde la posición jerárquica en la cual le toque actuar, conforme enseña el Catecismo y el Magisterio de la Iglesia, y en cumplimiento de las obligaciones del Cuarto Mandamiento (la obediencia a la recta autoridad que procura el Bien Común).

ORTODOXIA CATÓLICA

El Nacionalismo Católico, como tautológicamente se define a sí mismo, es Católico. Y por tanto considera que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación. No es posible hablar de un “Nacionalismo Católico” que sea a la vez esotérico, ocultista, pagano, naturalista, lujurioso o que atente contra cualquiera de las virtudes o de los Mandamientos, porque sería una contradicción en los términos.

El Nacionalista Católico es algo más que un hincha de fútbol: es una persona que salva su alma a la vez que hace su aporte al Bien Común de la Patria. No existe ninguna ideología, filosofía humana inmanentista o de falsas trascendencias, o interés humano meramente mundano, que sea capaz de salvar el alma como en el caso de quien adhiere a la Doctrina del Nacionalismo Católico.

De este modo, la ortodoxia del Nacionalismo Católico se identifica con la ortodoxia en la Doctrina Social de la Iglesia y en el Magisterio de los Papas en general, pero respetando esa cifra de eternidad que Dios ha puesto a cada Nación, a esa unidad de destino en lo Universal, entendiendo que lo Universal es un sinónimo de Católico.

ALMA DEL NACIONALISTA CATÓLICO

Salvar el alma propia, salvar el alma de los prójimos predicándoles la Buena Noticia del Evangelio en una empresa teológica común, es la consigna del Nacionalismo Católico. Otras líneas de pensamiento proponen salvar el bolsillo o satisfacer vicios personales valiéndose de recursos inmorales, o aunque fuesen morales, pero que secan el alma y la condenan tanto en este mundo como después de la resurrección de cada cual.

Es más: el Cuarto Mandamiento obliga a ser Nacionalista Católico, es decir un ferviente patriota en este mundo como conducta de la moral cristiana, en el respeto lícito a las autoridades y a las legítimas jerarquías. Y quien no es Nacionalista Católico violará de ese modo el Cuarto Mandamiento, como uno más de los que está ya acostumbrado a violar.

¿Querés salvar tu alma y a la vez realizar tu aporte al Bien Común? Porque al salvar tu alma, salvarás además la de quienes te rodean. Pues no hace falta más que ser un cabal católico viviendo en total coherencia de lo que se dice con lo que se practica, para ser un verdadero Nacionalista Católico.

DEMJANJUK SERÍA ABSUELTO SI EL TRIBUNAL HACE LUGAR AL PEDIDO DE SU DEFENSA

Demjanjuk

La defensa del ucraniano John Demjanjuk, presunto criminal de guerra nazi, abogó por su absolución, alegando que ha sido juzgado como un chivo expiatorio de crímenes cometidos por los alemanes durante el nazismo.

EL ACUSADO

Demjanjuk, fue acusado de haber participado en el asesinato de 27.900 judíos como guardián del campo de concentración de Sobibor. Los sucesos habrían acaecido en la Polonia ocupada por Alemania, entre marzo y septiembre de 1943. 

El ucraniano ha negado cualquier implicación en acciones genocidas. Por otro lado ha admitido que colaboró en campos de concentración, pero no en Sobibor.

"Demjanjuk no sobrevivirá una condena", advirtió el abogado defensor Ulrich Busch, al término de cinco días de alegato, según informó DW.

LOS HECHOS

La fiscalía que lleva el caso ha solicitado seis años de prisión al considerar que cualquiera que trabajara en Sobibor era cómplice en el exterminio de judíos, puesto que ése era el único objetivo del campo. La fiscalía presenta como “obligatoria” su consideración, en tanto que si el Tribunal que juzga a Demjanjuk hace lugar al pedido de la defensa, el mismo sería absuelto.

Según la acusación, hubieron entre 20 y 30 miembros de la SS alemanas y entre 100 y 150, antiguos prisioneros de guerra soviéticos. Fue reclutado por el Ejército soviético en 1941 y después de que los alemanes lo apresaran se convirtió en uno de los guardianes de los campos de prisioneros del III Reich, según sus propios testimonios.

Por otra parte, Demjanjuk había sido acusado de ser “Iván el Terrible”, incluso fue apresado y juzgado por ese motivo, pero acabó siendo liberado porque la acusación era falsa.

ANTECEDENTES

El Gobierno israelí había solicitado su extradición en 1983 afrontar un juicio por crímenes de guerra, en virtud de la "Ley para el castigo de los nazis y sus colaboradores" de 1950.

El 28 de febrero de 1986 fue deportado, sometiéndose el 26 de noviembre de ese mismo año a un juicio. Luego, el 18 de abril de 1988 fue declarado culpable de todos los cargos por los que estaba imputado y una semana después fue sentenciado a la pena de muerte en la horca.

El 29 de julio de 1988 fue revocado el veredicto en una apelación por cinco jueces de la Corte Suprema de Israel, basándose en algunas declaraciones que habían dejado por escrito antiguos guardias de Treblinka que aseguraban que el verdadero apellido del acusado era el de "Marchenko" y no "Demjanjuk". Los soviéticos habían obtenido esas declaraciones al finalizar la II Guerra Mundial, porque habían procesado penalmente a los ucranianos que ayudaron a los nazis como fuerzas auxiliares durante la guerra. Finalmente en 1993 fue excarcelado.

EL NACIONALISMO CATÓLICO ARGENTINO EN LA ENCRUCIJADA

William Wallace

Por Emilio Nazar Kasbo

El Nacionalismo Católico aun espera cristalizar. Intelectualmente no sólo resulta un pensamiento patriótico esclarecedor de sucesos temporales a la luz de la Fe, sino que además es capaz de predecir el futuro político al contemplar el presente.

FORMACIÓN Y PRÁCTICA

¿Dónde está el problema entonces, de su cristalización, de llevar a la práctica tales principios? Precisamente en la práctica.

La Política verdadera, la que busca procurar el Bien Común, es una ciencia y es un arte.

En principio, el Nacionalismo Católico se aplica a la Política desde la faz formativa, desde todo lo que puede aportar a la Política como ciencia. Pero el arte es visto desde afuera, desde lo que el Gobernante o dirigente debe realizar por ocupar tan noble cargo, por el solo hecho de ocuparlo.

El Nacionalismo Católico es capaz de formar personas de lúcida inteligencia, pero al no actuar en conjunto, como una sola persona, aquél que desee tomar dirección hacia una faz gubernamental no será acompañado, y por tanto estará sujeto a los cantos de sirena al igual que Ulises. ¿Cuántos pueden sobrevivir a tales cantos de sirena, a pesar de haber sido adecuadamente formados?

Y el otro problema es el de quien sin estar suficientemente formado decide lanzarse a una acción práctica. Si el anterior se equivoca, como un cirujano en plena operación a quien le ponen un parlante de rock metálico a toda su potencia haciendo estremecer la sala de operaciones, este otro irá de error en error, como un mono con navaja.

Nacionalismo Catolico

WILLIAM WALLACE

El Nacionalismo Católico además siempre está a la espera de que alguien designado por la Providencia surja y lleve el país a buen puerto sacándolo de un gran huracán en altamar. Es cierto que la acción de la Providencia es esencial, pero no menos cierto que debe haber “materia dispuesta” para ello en las personas. El juicio propio invade muchas veces al Nacionalismo Católico, junto con otros vicios menores que provocan desunión.

¿Alguno acaso espera que llegue el Odiseo o alguien como el protagonista de “Corazón Valiente”? Ideas meramente folklóricas o cuasi míticas que no llevan más que a la inacción y a no cumplir con las obligaciones de estado propias de cada uno.

Y aquí es donde quería llegar. Porque este es el centro de la cuestión: las obligaciones de estado propias de cada uno. Quien está debidamente formado y se lanza a una acción solo, o quien sin estar debidamente formado y toma la misma decisión, en realidad están evitando el cumplimiento de sus propias obligaciones de estado. Pero también lo hace quien estando debidamente formado no emprende la aplicación práctica de sus conocimientos en la vida social en un ámbito que salga de lo académico e intelectual.

Es más grave la responsabilidad de omisión de quien está preparado, que la voluntad errónea e imprudente de quien es impulsado a una acción política práctica sin las debidas condiciones.

Por otra parte, hay un error en cierta parte del Nacionalismo Católico que no es menor. Puede ser cierto que haga falta una presencia en las calles, pero eso también resulta insuficiente, y puede llevar incluso a ciertos errores de juicio acerca del Nacionalismo Católico.

Alegria de la Virgen en la Anunciacion

ALEGRÍA CRISTIANA

El Nacionalismo Católico no es un “ogro” como lo pintan los medios de comunicación masivos, sino que es un sistema de vida integral donde la Teología Católica infunde el espíritu patriótico para ayudar a los demás ciudadanos a perfeccionarse, desde el cumplimiento de sus cotidianas obligaciones personales, a las cuales denominamos obligaciones de estado. El Nacionalismo Católico, fuera de su exigencia de Justicia y Verdad, y de Libertad en la Verdad, y de su rechazo al materialismo liberal o colectivista, tiene además una propuesta que es ofrecida por la Doctrina Social de la Iglesia, y que no es tampoco una “tercera vía”. El Nacionalismo Católico es la expresión de la Justicia y la Caridad en la sociedad.

El Nacionalismo Católico exige de sus militantes una coherencia de vida, además de un específico rechazo a la comisión de pecados mortales que condenan al alma. Y esa es la primera base sobre la cual debe formarse quien adhiere al reconocimiento de Cristo Rey.

No es una cuestión ni de mercadeo ni de ambiciones humanas, sino una cuestión vital en que se reconocen principios teológicos para encauzar la propia vida. Y más allá de las quejas por todo lo que no anda como Dios manda, la alegría cristiana es suficiente testimonio de ello, y es una característica del Nacionalismo Católico que siempre ha de permanecer.

LA ENCRUCIJADA

La encrucijada del Nacionalismo Católico está en el espíritu individualista propio del liberal que ha dañado al alma de cada feligrés católico. Y el desafío está en vencer ese espíritu individualista.

Cuando vienen y dicen al plantearse una inquietud: “hacélo” o “armá tu propia ONG”, lo que están haciendo es hablar en tercera persona, relativizando las palabras del interlocutor y expresando una disidencia y falta de apoyo a la iniciativa. Porque decir “hacélo” es individualismo, mientras que “hagámoslo” es expresión social de la iniciativa.

Semejantes respuestas tienen su faz negativa: la falta de emprendimiento de una acción en común. Pero también tienen una faz positiva: obliga a acudir a sectores que se encuentran fuera del Nacionalismo Católico para predicarles el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia para ser instrumento de conversiones y que muchos salven su alma… siempre que se predique la ortodoxia.

La sociedad actual ya concibe como atomizada a la misma “familia nuclear”, como ha sido dada en llamar. Padre y madre que no se ven porque ambos trabajan fuera del hogar, cuyos hijos son educados por terceras personas fuera del control paternal. Padre y madre que pretendidamente tienen una inexistente “patria potestad compartida” y que acaban dirimiendo sus diferencias en los Tribunales. Una familia que es una yuxtaposición de sus propios miembros, aislada y desencajada del “clan familiar” tradicional. Porque antes existían familias donde el más anciano era el jefe, y dejaba su lugar al primogénito encargado de velar por todo el resto de los familiares, evitando la división de las herencias por el mayorazgo y permitiendo un gran crecimiento económico a la medida familiar y una recta administración de los recursos según las necesidades integrales de toda la familia. Pues esto es lo que fue destruido.

El problema no es el “feminismo”, sino la desnaturalización de los clanes familiares. Y eso es lo primero que debe recomponerse desde el Nacionalismo Católico. Dejar de ver la “familia nuclear” para empezar a conformar nuevos “clanes” de cada familia. Esta es la base personal inicial en la cual se debe trabajar, porque sin la existencia de este fundamental requisito de Orden Natural resultará imposible la instauración de un sistema corporativo católico.

Pater Familias

LA GRAN FAMILIA

¿Y desde dónde se ha de recomenzar esta labor? Desde los abuelos y bisabuelos, o desde el miembro sano de la familia (de la Gran Familia) con más edad. Y lo primero y más básico que deben realizar es la formación en el Nacionalismo Católico de quienes no están formados, en particular de los más pequeños, además de arbitrar en reuniones familiares el modo de salir del atolladero en que nos encontramos.

De este modo, cada familia tendrá un representante legítimo de todo el resto que lo reconoce como tal, conformando una especie de Areópago. Y en tratativas con otras familias que tengan también su representante legítimo, se logra la representación auténtica en el Municipio, pero no en base a elecciones “obligatorias, públicas, periódicas y onerosas para el erario público”.

Y por otra parte, la primera unidad económica es la familia. Así, reunida la Gran Familia bajo una autoridad central, como siempre ha sido, por Derecho Natural, es posible centralizar las necesidades básicas de todos, y que en vez de ir a comprar al supermercado más cercano se realicen compras al por mayor para todos, midiendo sus necesidades mensuales, y logrando importantes ahorros en tales compras “comunitarias” como hoy dirían.

Numerosas son las cosas por hacer, que parten de los deberes de estado incumplidos. El problema es mayor a lo que muchos piensan, y muchos creen no estar “infectados” de aquello que están padeciendo. Porque además muchos consideran que los problemas son todos ajenos y de imposiciones gubernamentales, cuando no siempre es así porque al final, parece que William Wallace es Usted mismo en el contexto de su propia familia…

Corazon Valiente

LA HUMANIDAD CONTAMINADA POR LOS “ERRORES DE RUSIA” ESPERA UN TERRIBLE CASTIGO

Virgen de Fatima-Tercer Secreto

 

El escéptico que hoy oye hablar de Fátima puede preguntarse:

–¿Qué interés puede tener el Mensaje de Fátima para la humanidad contemporánea?

– Después de la revelación de la Tercera Parte del Secreto, ¿ese mensaje tiene todavía actualidad y que puede decirnos?

– Los “errores de Rusia”, es decir el comunismo, ¿han cesado de ser una amenaza después de la caída de la Unión Soviética?

En realidad, el mensaje dado en Fátima por la Santísima Virgen es la clave para comprender, no sólo el siglo XX, sino también los días en que vivimos y los que vendrán.

La humanidad pecadora no se ha enmendado.

La Madre de Dios habló a tres pequeños pastores –Lucía, Jacinta y Francisco (los dos últimos han sido beatificados el 13 de mayo del 2000)– y, a través de ellos, al mundo entero. Ella les ha encargado esencialmente que comunicaran a la humanidad Su profunda aflicción ante la impiedad y la corrupción de los hombres. Si estos no se enmiendan, agregó la Santísima Virgen, vendrá un terrible castigo.

A casi un siglo de las apariciones, es forzoso constatar que la humanidad pecadora no se ha enmendado y que, al contrario, ella se encuentra sumergida en una espantosa crisis con múltiples aspectos: crisis moral, familiar, social, religiosa… Para salir de ella, la madre de Dios ha presentado una alternativa muy clara: la conversión o el castigo.

El infierno es el castigo supremo para los pecadores que no se arrepienten.

El infierno es el castigo supremo para los pecadores que no se arrepienten

En primer lugar, en el curso de la aparición del 13 de julio de 1917, Ella habló del castigo en la otra vida, castigo eterno, supremo, definitivo: la condenación al infierno de los pecadores que mueren sin arrepentimiento. La Virgen María no ha temido mostrar el infierno a los videntes, que no tenían entonces más que diez, nueve y siete años… Este aspecto del mensaje de Fátima constituye el “primer secreto”, o más exactamente la primera parte de un sólo mensaje.

La segunda parte –o el “segundo secreto”– concierne a la gran alternativa a que está sujeta la humanidad en esta Tierra. Si los hombres “no cesan de ofender a Dios“, Este “castigará al mundo de sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre“. La guerra es claramente presentada como un castigo por los pecados de los hombres. A menos que ellos se conviertan. Y la Santísima Virgen precisa: “Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado“.

Pero Nuestra Señora precisa más aún el castigo que Ella anuncia: “[Rusia] esparcirá sus errores por el mundo, propagando guerras y persecuciones contra la Iglesia“.

Los “errores de Rusia”: extirpar de las almas toda forma de religión trascendente e implantar una anti–religión.

Si los maleficios del comunismo eran los errores que Rusia debía repartir por el mundo, ¿cómo comprender esta profecía después del hundimiento de la Unión Soviética?

– Los bolcheviques en 1917 tenían como programa poner en práctica las doctrinas igualitarias, nacidas y desarrolladas en Europa occidental y particularmente en Francia. Esas doctrinas aparecieron durante la “conspiración de los iguales“, durante el paroxismo de la Revolución francesa. Ellas se transformaron en un sistema completo con el “Manifiesto del Partido Comunista” (1848); inspiraron la “Comuna” de París (1871), con su siniestro cortejo de sacerdotes martirizados, de iglesias profanadas, de palacios quemados, de crímenes y blasfemias perpetrados en nombre de la utopía igualitaria.

El 13 de julio de 1917 –día de la advertencia solemne de la Santísima Virgen sobre los “errores de Rusia”– la mayoría de los bolcheviques no creía que esta doctrina pudiese asumir inmediatamente la dirección de Rusia. Lenin acababa de regresar a

Lenin arengando a las masas

Rusia, gracias a poderosos apoyos occidentales, y el jefe del gobierno provisorio, el príncipe Lvov, tranquilizaba a los ciudadanos afirmando que el ex–imperio de los zares se fundiría en una “democracia universal“.

La realización de la profecía de la Virgen María.

Sin embargo, contra toda verosimilitud, el 7 de noviembre, algunas centenas de militantes comunistas, reforzadas por desertores y aventureros, tomaron al asalto el poder, erigiendo la impiedad y el crimen masivo como sistema de gobierno. El partido bolchevique comenzó inmediatamente a esparcir “sus errores” por todo el mundo, confirmando así las palabras de la Santísima Virgen.

Hasta entonces, jamás se había visto un gobierno durable proponer un tal conjunto de aberraciones: la instauración del igualitarismo más completo y la supresión de la propiedad privada; el divorcio y el amor libre; el aborto y el control de la natalidad; los “derechos” de los homosexuales; la “liberación” de las mujeres; la eutanasia; la omnipresencia del Estado; la hiperplanificación de la vida; la tortura psiquiátrica a los disidentes; el exterminio de clases sociales enteras, de etnias, de opositores y aún de simpatizantes silenciosos. Todo esto teniendo como objetivo final extirpar de las almas toda forma de religión trascendente y de implantar una verdadera anti–religión: la del materialismo y del relativismo…

Rusia ha sido un gigantesco aerosol, hoy aparentemente vacío, pero que ha contaminado al mundo.

Durante casi un siglo, Rusia, como un gigantesco vaporizador, ha propagado por el mundo, hasta la última partícula, los errores que había hecho suyos. Hoy parece que el aerosol está vacío, pero el mundo ha sido contaminado…

La profecía de la Virgen de Fátima, por lo tanto, se ha cumplido: la mayor parte de los errores que en 1917 eran profesados solamente por los comunistas, son hoy en día adoptados por el conjunto de los principales partidos políticos del mundo entero. Estos errores son considerados como la norma a seguir por las instancias internacionales. Son los “errores de Rusia” que se han extendido por el mundo entero. Y aún, oh dolor, ellos han alcanzado a importantes sectores de la Iglesia católica.([1]) Es lo que recuerdan las célebres expresiones de S.S. Pablo VI sobre el proceso de “autodemolición” de la Iglesia y “el humo de Satanás en el templo de Dios”.

Los “errores de Rusia” han penetrado hoy el centro de la vida social y religiosa de Occidente.

¿Cómo no ver que este conjunto de errores llamado comunismo, lejos de haber desaparecido ha embebido profundamente al occidente, sin necesidad de recurrir a los blindados soviéticos? Bajo su forma más avanzada –llamada frecuentemente revolución cultural– destruye sistemáticamente la tradición cristiana, base de nuestra civilización; mueve una guerra abierta contra la moral, destruyendo los fundamentos de la familia; finalmente, promete un igualitarismo extremado que busca suprimir hasta el principio de la propiedad privada –principio tan esencial, que sustenta la institución de la familia, y es parte integrante de la doctrina Pontificia, protegida por dos mandamientos del Decálogo.

En resumen, el mundo de hoy está más sumergido en el pecado que durante las apariciones de 1917 y los “errores de Rusia” han penetrado en el corazón de la vida social y religiosa de Occidente. El llamado a la penitencia de la Santísima Virgen no ha recibido la acogida que merecía y el castigo por los crímenes de la humanidad se ha abatido en un crescendo espantoso. La II Guerra Mundial y los crímenes del nazismo; los más de 100 millones de muertos por los que los regímenes comunistas y sus aliados son responsables; las guerras incesantes y las persecuciones religiosas que redoblan, son algunos ejemplos claros. Entonces, ¿qué se debe concluir?

El mundo sumergido en un abismo de mal recibe el tercer Secreto con indiferencia.

Y es justamente en esta situación dramática por muchos aspectos que la Tercera Parte del mensaje de Fátima, o “tercer secreto”, ha sido revelada por la Santa Sede el 26 de junio del 2000.

– La tercera parte es la visión de un ángel blandiendo una espada de fuego con la que amenaza la tierra y grita con voz fuerte: ¡Penitencia, penitencia, penitencia! Enseguida el Papa, obispos, sacerdotes, religiosas, hombres y mujeres de toda condición suben, en medio de una ciudad en ruinas, a una colina en la cual se encuentra una gran Cruz y allí son martirizados. La sangre de los mártires de recogida por ángeles con la que irrigan a las almas, que se aproximan de Dios.

Castigo, persecución, martirio y retorno de las almas a Dios.

Así, no solamente los funestos “errores de Rusia” se difundieron en Occidente y en el mundo entero, destruyendo sistemáticamente la Civilización Cristiana, sino que las persecuciones, sangrientas o no, se multiplican; aquellos que manifiestan profesar su adhesión a los principios inmortales de la moral cristiana, fundamento de la única verdadera civilización, son perseguidos o lo serán próximamente:

– Perseguido y castigado por la ley el médico católico que se niegue a practicar un aborto; perseguidos y castigados por la ley los católicos que afirman, como lo enseña el catecismo, que la práctica de la homosexualidad es un pecado contra la naturaleza; perseguidos y castigados por la ley los profesores y los directores de escuelas católicas que se nieguen a enseñar el libertinaje sexual en sus establecimientos; perseguidos los sacerdotes que se nieguen a violar el secreto de confesión; perseguidos los cristianos que aislados o asociados quieran hacer oír su voz en la sociedad para hacerse eco del Magisterio de la Iglesia… Sin hablar de los numerosos países donde corre hoy abundantemente la sangre de los cristianos martirizados.

Frente al deseo destructor de los perseguidores de la Iglesia, es necesario sin ninguna duda aceptar las pruebas queridas por la Providencia. Sin embargo, es necesario no renunciar a cumplir los deberes de soldado de Cristo, carácter impreso por el sacramento de la Confirmación, por el cual el católico está “obligado así más estrictamente a difundir y defender la fe por la palabra y por la acción como verdadero testigos de Cristo” (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1285). Las persecuciones no serán pues una ocasión para desanimar sino que, por el contrario, para aumentar la firme resolución de oponerse a los impíos, y de organizar la lucha contra los adversarios de la Iglesia “con la inocencia de la paloma y la astucia de la serpiente“, como lo ha recomendado Nuestro Señor.

Para evitar, en la medida de lo posible, las consecuencias terribles del desencadenar final de los castigos anunciados por la Santísima Virgen, y apresurar la aurora bendita del triunfo del Corazón Inmaculado de María –que ha sido prometido– debemos recurrir a los medios indicados: una devoción más ferviente hacia la Madre de Dios; la oración y más particularmente la recitación del santo Rosario, de la penitencia, de la práctica de los mandamientos de la Ley de Dios. Es solamente así que se resolverá la terrible crisis mundial y estarán reunidas las condiciones para una paz verdadera y durable. Será la paz de Cristo en el reino de Cristo y, más particularmente, la paz de María en el reino de María.

* * *

Puede ser que estas diversas consideraciones –escribe el profesor Plinio Correa de Oliveira en el prefacio a la edición americana del “Secreto de Fátima“– provoquen en ciertos espíritus una actitud de escepticismo, o de desprecio. Los hombres sin fe –y sus hermanos, los de poca fe– sonreirán ante lo que les parecerá una simplificación desconcertante e infantil, de los problemas de la sociedad actual. (…) Buscar la solución en el cándido mensaje anunciado al mundo por medio de tres pequeños pastores analfabetos, les parecerá ridículo. O más aún, demencial.

“No negamos la complejidad inextricable de los problemas contemporáneos. Pensamos, por el contrario, que esa complejidad es tal que ellos son humanamente insolubles. (…) No resistimos al deseo de mostrar a eventuales escépticos las soluciones irremplazables aportadas por la Religión; de poner a su alcance, como mirando a través del agujero de una cerradura, algo de este vasto horizonte.

¡Y osen [los paganos] decir todavía que esta doctrina es opuesta a los intereses del Estado!

“San Agustín describió lo que sería una sociedad verdaderamente cristiana –la Ciudad de Dios– y los beneficios que resultarían para el Estado. Imaginen –escribe el santo– “un ejército constituido por soldados como los forma la doctrina de Jesucristo, gobernantes, maridos, esposas, padres, hijos, profesores, servidores, reyes, jueces, contribuyentes, recolectores de impuestos, como los quiere la doctrina cristiana. ¡Y osen [los paganos] decir todavía que esta doctrina es opuesta a los intereses del Estado! Bien por el contrario, debéis reconocer que es es una gran salvaguarda para el Estado, cuando ella es fielmente observada”. (Epíst. 138 al. 5 ad Marcelinum, capítulo II, 15). (…)

“A la vista de una tan luminosa, simple, y al mismo tiempo profunda descripción, podríamos preguntar a nuestros objetores: ¿cuál es la escuela política, social o económica capaz de evitar, sin el recurso a la religión, la explosión final de una sociedad que, movida por el propio dinamismo de la incredulidad y de la corrupción, llegará a la trasgresión total de los principios sobre los cuales se funda la Ciudad de Dios descrita por san Agustín?”

Con Nuestra Señora de Fátima “caminemos hacia la civilización católica que nacerá sin ninguna duda de los escombros del mundo actual, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Marchemos a la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y de vencer todos los obstáculos, como la que tenían en su alma los Cruzados que avanzaban hacia Jerusalén. Si nuestros mayores supieron morir para reconquistar la tumba de Cristo, ¿cómo lo no querremos –nosotros, como ellos, hijos de la Iglesia– luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador: su Reino sobre las almas y las sociedades, que El creó y salvó para que ellas lo amen eternamente”.


[1] Durante el Concilio Vaticano II, 213 padres conciliares firmaron una petición pidiendo que el Concilio elaborase una constitución doctrinal y pastoral sobre los errores “de la secta comunista, socialista o marxista“, considerando la condenación del comunismo como siendo algo “de la mayor importancia para el bien de la Iglesia y la salvación de las almas“. Después de haber recordado la terrible condición de los fieles viviendo bajo el rumbo comunista y el peligro próximo para otro gran número sometidos próximamente, los 213 padres conciliares advertían contra la infiltración de las ideas comunistas entre los católicos: “numerosos católicos consideran con simpatía al comunismo“, y más aún “numerosos fieles tienen un cierto sentimiento de culpabilidad por no profesar todavía abiertamente comunismo o el socialismo“. En consecuencia, ellos pedían que un documento expusiera con una gran claridad la doctrina social católica y condenara los errores del marxismo, del comunismo y del socialismo bajo el aspecto filosófico, sociológico y económico; y que fueran denunciadas la mentalidad y los errores que preparan a los espíritus católicos a aceptar el socialismo y el comunismo.

MILITARES QUE QUIEREN ELECTORALMENTE SER GOBIERNO.(*)

Ideologia

Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 – CMN 73 – VGB)

La natural inquietud de colaborar en los destinos del país, pensando que, para hacerlo, es necesario formar parte de los gobiernos, algunos militares, bien intencionados, propician lograrlo mediante un “partido político militar” como el instrumento idóneo para hacerlo. Ello significa salir de la abstención y evitar caer en la violencia, pero no tiene en cuenta las dificultades y consecuencias de un accionar para el cual no se está  preparado lo que debería llevarlos a descartarlo e implementar una adecuada “ingeniería” de participación

Para ser gobernante, conforme las leyes, hay que transitar por el camino de la política pública dentro de las normas que determinan como postularse y ser elegido por la sociedad. Sin dudas ese es el único, verdadero y legal método por el cual todo ciudadano tiene la posibilidad de llegar a un cargo gubernamental  dentro de la estructura  estatal. Ese proceso es válido y concreto para todos los ciudadanos, lo que lo hace valido también para (nosotros) los militares como individuos. En los últimos tiempos, algunos militares, en su carácter de ciudadanos, al no encontrar plataformas partidarias que conformen sus ideales, propician la formación de partidos políticos militares, pero, se estima por el razonamiento que sigue, que no es conveniente conformarlos, por lo inconveniente que resultarían que como y desde un conjunto o agrupación de militares se intente un accionar político que no estaría conforme a lo que se puede considerar que es el perfil clásico de los mismos.

Se reconoce que la  “política” es la forma genuina que tiene la sociedad para que llevar al poder institucional  (gobierno) a los representantes de ideas, intereses o aspiraciones de una parte de la sociedad que, para lograrlo, se reúne en un “partido político”. Es decir, para llegar al poder de gobernar, es necesario unirse como lo determina la ley  para conformar un conjunto lo suficientemente representativo que pueda elegir dentro de la proporción en la que esta fraccionada las acciones de los electorados.  En nuestro país, la base de este fraccionamiento “debería” estar en el “federalismo”, tal como lo prescribe la CNA en su artículo 1, pero la realidad muestra que se conforma  desde las ideologías y/o corporaciones, modificando el espíritu constitucional. Esta desviación institucional podría justificar, dando cabida a los militares como corporación, para llevar sus aspiraciones al ejercicio del poder electivo. si cuentan con las cantidades de votantes que se requiere. Un proceso similar se observa en ciertos sectores, como es el caso del campo o los sindicatos, que luego de un intento electoral  identificador de los mismos, opto por formar parte de los partidos políticos, con la aclaración que, en sus funciones, “representarían” los intereses que les daban origen. La realidad ha mostrado que aun sus esfuerzos, no se alcanzan en estos casos las cantidades de legisladores que configuren con peso a estos grupos, lo que los lleva, finalmente, a incorporarse a las posiciones más importantes o “jugar” con su capacidad circunstancialmente. Debe tenerse en cuenta que, de lograrse estas ideas, los parlamentos se convertirían en  representaciones “corporativas exclusivas” y no como es en el presente que son “ideologizas-corporativas”. lo que motivaría una modificación sustancial y absoluta de la esencia democrática de la que hacemos gala. La política debe ser la búsqueda del “consenso” desde posiciones diferentes y no una forma de “conflicto” originado por antagonismos irreversibles, vengativos y crueles entre sí. Cuando fallan los mecanismos de la democracia, como sería el caso actual nuestro, por la equivoca conformación de la participación para la representación, surge la abstención y/o la violencia que es un renunciamiento o una crueldad, respectivamente, para imponer lo que la razón, la lógica y la justicia deben tener como objetivos.

Como es fácil observar, esta situación, se  debe a las características de la evolución política en nuestro país, que está produciendo un fenómeno sociológico en el cual los sectores actúan en su defensa propia, lo que lleva a la perdida de los esfuerzos por el interés general, que ha sido y debería seguir siendo, el objeto de los gobernantes-. Esta situación, por lo tanto, no debe llevar a sorprendernos en el hecho de que se propicie la creación de un “sector militar” que, políticamente, tendría su razón, pero que. al significar una contraposición lógica con la mayoría “civil”, no resulta conveniente su formación ya que nunca lograría una cantidad superior para imponerse. El partido militar, consecuentemente, sería una “minoría” que en las acciones de gobierno tendría poca o nula capacidad de acción. En el pasado, en forma encubierta, existieron reales “partidos militares”, alentados por algunos políticos que, al no poder llegar al poder electoralmente, (nos) incitaban a la acción, pero, cuando llegaba el momento de “rendir cuentas”  eludían toda responsabilidad. No se debe volver a caer en esta imprudente posición que (posiblemente) es la raíz del germen negativo que se padece en las actuales fuerzas armadas.

Debe tenerse en cuenta que, el escenario político de nuestros días (año 2011), ha “destruido” concretamente lo que eran los partidos políticos tradicionales, en los cuales, un conjunto de integrantes (militantes) elegían a aquellos que serian postulados para los cargos. En el presente los aspirantes se autopostulan, casi individualmente, cambian de partido políticos o forman uno de acuerdo a sus ideas, cuando directamente no los “adquieren” en un mercado existente no declarado. Vemos así, que hay personas que se postulan por el valor de su apellido, otras que lo hacen por ser destacados en alguna actividad, como puede ser el teatro o los deportes, y aun aquellos que se apoyan en un tema personal que ha tenido difusión, para pensar que pueden ser elegidos. La falta de coherencia electoral es creciente y contundente. En el diario LA NACION (08 mayo 2011) el señor Sergio Berensztein nos habla sobre “El fracaso es del sistema político” del que reproducimos algunos de sus párrafos: “Como la política gira en torno de personas y no reglas estables, son decisiones individuales las que modifican las oportunidades y amenazas de otros actores dentro y fuera de sus partidos o distritos”. ”El sistema político ha vivido por décadas en un estado de crisis permanente, con episodios dantescos como la hiperinflación de 1989-1990, la aventura bélica de 1982, la violencia descontrolada y masiva violación de los derechos humanos, las constantes asonadas militares con apoyos civiles (incluido lideres sindicales)”.”Hasta que el conjunto de la sociedad argentina no advierta que carece de un sistema político que permita no solo procesar los conflicto de forma pacífica y de acuerdo a derecho, sino  aprovechar las notables posibilidades de desarrollo del país, nos seguiremos entreteniendo con historias personales”. “Sin sistema democrático no hay democracia posible.  Sin democracia, tampoco. La Argentina carece de ambos. En la medida  en que el sistema democrático siga funcionando mal, sus posibilidades de hacer una diferencia efectiva y sustentable estarán definitivamente acotadas”. Esta realidad tan bien descripta en lo anterior, señala concretamente la no existencia de un “sistema político” normado que lleva a la anulación de los partidos políticos lo que conduce a los personalismos. Si este personalismo es tan real y concreto, se podría dar que un militar también se postule, si es que siente, sabe y puede concurrir a la puja electoral y tiene en su conciencia la idea de que se desempeñara exitosamente en la función aspirada. Claro está que siempre estará presente (por mas que se omita decirlo) el factor económico que le permita acceder a los medios de comunicación para que el electorado lo conozca y valore. Sintetizando, en la actualidad los “partidos políticos” no revisten el carácter definitorio en sus trayectorias, sino que solo sirven de apoyo “legal” a las aspiraciones individuales. Por ello, formar un partido político militar no tiene justificativo, pues el tema ya no es de estas agrupaciones, sino neta y absolutamente individual.

Históricamente los militares tienen (tenemos) como única agrupación la fuerza armada a la que pertenecen y la política que apoyan es la de la nación como un todo soberano. Si bien (lamentablemente) cuando la acción de los políticos influyo sobre los militares para un “desvío” institucional, las consecuencias no fueron éxito y las fuerzas armadas “cargaron” en sus responsabilidades lo que debió ser de los gobernantes civiles. Esta experiencia señala que el  militar, por lo tanto, debe y puede actuar políticamente como individuo, pero jamás caer en la “trampa” de su accionar como conjunto, como si fuera una “parte” (partido) de la sociedad, ya que se debe pensar que siempre el militar será el reflejo de su totalidad. Aquellos que lo olvidan deben volver a leer lo que dijo Carlos Pellegrini sobre los militares que si bien lo hizo hace casi un siglo, tiene y tendrá vigencia permanente.

Existen ejemplos de militares que han llegado a la función pública por elección popular de las sociedades dentro de los partidos políticos. Ellos lo han hecho dentro de  partidos conforme a las plataformas que les corresponde que, sin dudas, no contienen como esencia las cuestiones militares como base, pero si los clásicos sociales, culturales, etc. Se recuerda ejemplos de brillantes gobernantes y distinguidos legisladores militares que han hecho gala en su actuación dando muestra de lo positivo que ha sido su elección. Ellos, como también otros políticos de origen civil, han llevado temas o cuestiones relativas a la defensa, la seguridad, la organización militar, etc. con éxito o fracaso en su sanción, conforme lograron la anuencia y apoyo de votos favorables necesarios. Sin embargo, los temas de defensa, etc., en la mayoría de los casos, han sido originados por “mensajes del Poder Ejecutivo” (Ministerio de Defensa con Jefaturas Generales del Estado Mayor de las Fuerzas) y, en alguna ocasión, casi excepcional, resultante de una propuesta de terceros (normalmente militares o estudiosos de la defensa interesados). Tener en cuenta que, dado que siempre se tratan de cuestiones específicas, al requerir una adecuada base técnica y científica, tanto los mensajes como las propuestas, tienen un claro sustento profesional y provienen de personas involucradas o pertenecientes a las fuerzas armadas. Este accionar no requiere contar con un “partido político militar” ya que es el aporte logrado por entidades de estudio o foros, cuando no personas aisladas, que con su trabajo contribuyen a la evolución profesional.

Es conveniente recordar que los mecanismos legislativos son complejos, diversos y complicados, por lo que todo los proyectos deben transitar una serie de pasos en los cuales se los estudia, analiza, aprueba o rechaza, conforme su calidad, oportunidad y condiciones de su tratamiento. El consenso, el dialogo, los fundamentos y, aun, las oportunidades, actúan en medio de un conjunto de imponderables, pero, el peso representativo de quien lo formula por su apoyo dentro de un conjunto (partido/bloque) es fundamental. Sin embargo, cuando los temas son realmente “profesionales” y no se percibe  en ellos algún “interés” ajeno a la real institución, este proceso se agiliza y simplifica de manera singular. La “habilidad” de un legislador no siempre encuentra el eco que se puede esperar, ya que la “habilidad” de otro puede actuar en su apoyo o negación. La tarea legislativa es mucho más complicada que lo que se supone desde fuera de ella, es decir, no basta con llegar al cargo, sino que se debe tener la posibilidad de ejercerlo. Es público que hay legisladores que no tan solo no logran imponer se traten sus proyectos, sino que su actuación se materializa en “apoyo” a terceros como único proceder legislativo. Debe tenerse en cuenta que un proyecto aprobado es un éxito para aquel que lo presento y que ello significa valorización ante el electorado, por lo que surge una especie de egoísmo natural de otros que no reciben esta ventaja. Solo aquellos que han vivido la actividad política legislativa saben de estas situaciones características que no llegan generalmente a la opinión general pública, cuestión que se supone no es de conocimiento de aquellos que propician a los partidos políticos militares..

El militar que llega a la función pública, generalmente la legislativa, pese a su perfil especifico que lo caracteriza como tal, se ve en situaciones que lo que deberá hacer no tienen ninguna relación a las que vivió a lo largo de su carrera. Cuando se “deja de ser militar” para “hacerse político” se tiene necesariamente que actuar como lo hacen los políticos y dejar atrás las modalidades que le fueran características en su pasado. Esta realidad “individual” resulta difícil trasladarla a un “conjunto”, como serian los militares actuando en el bloque legislativo de su “partido militar”. El individuo actúa conforme su conciencia, en cambio en el conjunto, deberá hacerlo en base a lo que se convenga que, en ocasiones, no es lo que personalmente se siente o desea. Esta situación de dependencia partidaria también la viven los legisladores partidarios (civiles) pues deben actuar siguiendo el mandato de sus agrupaciones políticas que pueden ser contrarias a lo que aspirarían aquellos que fueron sus electores. Recordar que existe un permanente debate sobre si las “bancas” son propiedad de los partidos o individualmente de los legisladores. Pero, en el caso de los “civiles” ello está dentro de las “reglas del juego”, pero no se da lo mismo para los “militares”, pues ellos (guste o no) siguen siéndolo y tendrán  como censores a sus propios camaradas- La “baja”, como posibilidad reglamentaria, es, seguramente, una solución posible, pero, en tal caso, ya se dejo de ser “militar”. Es decir, nos encontraríamos que el “partido militar” estaría constituido por “militares de baja” o sean “no-militares”, con lo que la esencia de lo buscado quedaría anulada por la realidad de lo realizado ya que nos veríamos ante un nuevo partido civil.

Aquellos que desean “contribuir” a la evolución positiva del país desde la política (como gobernantes) , deben recordar que existen otras formas o maneras para tratar de “llevar” ideas, propuestas o temas para que ellos tengan posibilidad de concretarse en los gobiernos. Claro está que que ellos son una “renuncia” al brillo personal del accionar como político y significa actuar pensando más en el aporte que se realiza que en el reconocimiento que se podría obtener. En principio muchos de los temas tienen origen en el Poder Ejecutivo en forma de “mensajes”. Para el caso de los temas militares ellos provienen del Ministerio de Defensa con el apoyo de los Estados Mayores Generales de las Fuerzas. Bajo la posibilidad del derecho a “peticionar” y dentro del concepto de colaboración, es posible presentar a las autoridades militares propuestas sobre los más diversos temas profesionales y aun personales, para que ellas los estudien, analicen, aprueben o rechacen, conforme la normas castrenses en rigor vigentes. Esta también  la opción de llevar la cuestión a los partidos políticos, para que ellos hagan lo propio y los envíen a sus representantes, o bien recurrir directamente a un legislador para hacer conocer la inquietud. No se debe descartar además la posibilidad de “ingresar” a un partido político (civil) o bien “lograr” ser incorporado como “asesor” de un legislador para tratar los temas militares que se tienen como inquietud. Es de señalar, que ambas posibilidades, en la actualidad, están concretadas y que hay militares actuando, participando y colaborando, tanto en los partidos políticos (civiles) como en las legislaturas, con éxito reconocido. Estas últimas deben ser modalidades de accionar que dan resultantes altamente positivas a las que se debería dedicar esfuerzo por su simplicidad y efectividad, al no confrontar (como un partido especifico) se gana el potencial de conjunto y se puede aspirar una mayor posibilidad de éxito.

Se podría concluir, por lo expuesto, que  el tema de los “partidos políticos militares” pareciera que no tiene suficiente consistencia, pero en cambio es de destacar que si lo tiene y deben ser propiciados, los agrupamientos de estudio, que en forma de foros o movimientos, evalúan cuestiones, concretan proyectos y difunden ideas sobre temas o materias militares para conocimiento de la sociedad y como un aporte a las autoridades. Esta actividad, de tipo profesional, es un aporte preciado por los fundamentos sobre la que se basa actuando en manera pedagógica y dando un saldo educacional importante. En nuestro tiempo la WEB nos entrega valiosos estudios y prudentes opiniones sobre los temas militares y nos señalan experiencias sobre el resultado de acciones que deben servirnos de referencia. El tema de los “partidos políticos militares” ya ha sido tratado en otros países (Ejemplo España) y la negación a su constitución está claramente fundada. Claro está que los militares que actúan en estas agrupaciones o que publican sus ideas, no tienen aspiraciones de llegar a cargos gubernamentales electivos, pese a ello, no puede descartarse, que bajo alguna premisa, puedan ser convocados a prestar servicios en alguna entidad pública si es que triunfa el grupo político que asesoran. La experiencia señala que algunos (casi todos) proyectos “políticos” originados por legisladores (civiles) están fundamentados en trabajos realizados por militares o publicaciones  sobre estos temas, como así también el hecho de que se ha llamado “en consulta” a distinguidos oficiales para evaluar temas o recibir asesoramiento.

Los temas militares exigen tener una adecuada base de conocimientos y una concreta experiencia en estos asuntos. Esta necesidad se agiganta en el presente por la amplitud, diversidad y complejidad que adquieren las relaciones entre los países y el surgir de diferentes actividades que ponen en riesgo la paz y el bienestar de la sociedad. Los temas de la defensa, como pueden ser los de la educación y la salud, son de total amplitud y tienen que ser tratados por profesionales para los conjuntos de la sociedad y no pueden ser fraccionados (partidos). Supongamos que los médicos quieran “imponer” sus ideas y formen un “partido político medico” o que los ingenieros hagan lo propio con el “partido político de ingenieros”, llevaría a una objetivización gubernamental desde ópticas determinadas que no son ni serán las necesarias para las comunidades con todas sus variables, espectros, etc. La formación de un “partido político militar” tendría los mismos efectos, lo que desvirtuaría los objetivos generales que se debe tener en materia política. Sin embargo, se reitera, el necesario profesionalismo que exigen actividades, como la militar, médica, etc., hace necesario y conveniente la presencia y la colaboración de aquellos (como nosotros los militares) en los partidos políticos (civiles) que requieren de esos conocimientos y experiencias.  

Los militares que aspiran contribuir al aporte de capacidades para que el país mejore sus características o se logre un proceso exitoso hacia el futuro tienen necesariamente que llegar a lo político, pero, esta llegada tiene que ser básicamente intelectual, aportando sus conocimientos profesionales. Pareciera ser, poco conveniente, se aspire llegar a la función política representando al sector militar, lo que sería una parcialidad diferente a la magnitud general que nos caracteriza. Esas capacidades intelectuales y aspiraciones gubernamentales, pueden y deberían ser materializadas, en el seno de los partidos políticos con la presencia y la actuación en los mismos. Si se lograra que el “espíritu” nacional de servicio, la “ética” moral de las acciones y la “entrega” absoluta a las tareas que caracterizan (nos caracterizaran) al militar, contribuyendo efectiva y eficazmente en las tareas y actividades políticas, sería una inmejorable aporte a la salud en los poderes gubernamentales.

Argentina se encuentra en una encrucijada política, a la que se ha llegado por el juego de ideas e intereses de cúpulas, lo que nos tiene en un escenario frágil y tembloroso. Los políticos parece haber aprendido que (nosotros) los militares ya no pueden ser “usados” para actuar como “trampolín de cambios”, cuando sienten que no tienen capacidad electoral para llegar a los gobiernos, lo que es saludable y positivo, pero esto tiene que servirnos (a los militares) para implementar una verdadera “ingeniería política”, participando en el sistema e integrándonos a el, evitando confrontar como una parte especifica que tendrá siempre el sabor de corporativa. No hay dudas que se cuenta con mentes brillantes militares que tienen conocimientos y experiencias indudables y que la sociedad debería convocarlos para que contribuyan (como lo hicieran en el pasado) a la formación, evolución y progreso de la Nación, pero esta posibilidad no depende de nosotros (los militares) sino que será resultado de nuestras conductas que con su accionar seguramente despertaran nuestra valorización en la sociedad de la que somos integrantes y parte.  

El desafío, por lo tanto, es como actuar para el bien común, sin que ello signifique dejar o renunciar a los valores, principios y características que hacen al militar que, si bien es un ciudadano, su vocación castrense lo proyecta a la unidad de la sociedad y no a ser parte de sus naturales disputas internas. Recordemos que el General Don José de San Martin, no regreso al país para no estar involucrado en la lucha entre argentinos pues para él la nación era un todo único e indivisible, es decir: la Patria.

Nota: (*) El suscripto comprende y comparte las inquietudes militares que se originan en los temas de coyuntura en nuestra sociedad, sin embargo, estima que no se debe dejar de tener en cuenta la dimensión estructural que tiene que ser el sustento permanente del accionar evitando que actos del corto plazo signifiquen desvíos a las obligaciones de largo plazo que no pueden ser olvidadas o soslayadas. El momento actual es parte de un proceso de larga data y la reformulación para el futuro tiene que apoyarse en inteligencia  sanamente aplicada como un virtud de grandes ante la Patria.