sábado, 6 de agosto de 2011

EDUARDO DI MARCO DIFUNDIÓ UNA CARTA EN QUE SE DEFINE COMO CANDIDATO PROVIDA

El candidato a intendente de La Plata por el Frente Unión Popular, Eduardo Di Marco,  realizó un osado "compromiso por la vida", nada usual en estos tiempos. 
En su manifiesto, se declara provida, adherente al Magisterio de la Iglesia y se compromete a llevar adelante el ideario de la ecuménica Red Federal de Familias, una multitudinaria agrupación que ya está funcionando en todo el país.
Siendo el único candidato que hasta el momento ha suscripto un documento semejante, se especula en el entorno del candidato que uno de los motivos que volcará el voto independiente a Di Marco será este voto "provida".
Se trata de un "voto oculto", que no sale en encuestas pagas (que por otra parte no sólo lo omiten, sino que lo desprecian), y que no es difundido en los medios de comunicación. Personas de todo extracto social, económico y religioso han dado su acuerdo para votar la propuesta, que surge de la referida Red Federal de Familias, y que en La Plata es encarnada al momento exclusivamente por el candidato Eduardo Di Marco.
A continuación, reproducimos su manifiesto:

Compromiso por la vida

Sea notorio como yo, Eduardo Di Marco, natural de esta ciudad, en carácter de candidato a intendente por el “Frente Unión Popular” por el Partido de la Plata en las próximas elecciones nacionales a celebrarse durante el mes de octubre; me comprometo firmemente en mi condición de católico apostólico romano, adhiriendo plenamente al Magisterio de la Iglesia a llevar a cabo, las políticas públicas tan bien expresada en el Ideario aprobado por la Red Federal de Familia en el Encuentro Anual que se desarrollo en la ciudad de Córdoba el pasado 4 de Septiembre del 2010.
Por todo esto expreso que los principios rectores de mi gestión de gobierno serán:
a) La promoción y defensa de los derechos humanos –entendidos como los inherentes a la naturaleza del hombre y exentos de toda carga ideológica – y la defensa de la dignidad de la persona humana. Esos derechos pertenecen a todo ser humano por el solo hecho de serlo –motivo por el cual está dotado de personalidad jurídica –, con independencia del reconocimiento estatal, pues son anteriores a la creación del Estado, y sin que los invaliden circunstancias tales como falta de autonomía, enfermedad, vejez, carencia de algunas facultades, etc. Tales derechos son universales –es decir que deben ser respetados siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia– e inalienables. Su fundamento es la común pertenencia a la idéntica naturaleza humana.
b) La promoción y defensa de la familia como célula natural y fundamental de la sociedad, por ser el ámbito propio de acogida a toda vida, y la dispensadora de humanidad a sus miembros y a la sociedad entera. La familia se funda en el matrimonio, entendido como unión indisoluble de un varón y una mujer. El matrimonio requiere el libre y pleno consentimiento de los cónyuges.
c) La promoción y defensa del derecho a la vida humana desde el momento de la concepción (fecundación) hasta la muerte natural.
d) La promoción de una verdadera educación para la vida desde las primeras etapas del desarrollo cognitivo. Esta formación, como toda educación, corresponde primariamente a los padres. El Estado desempeña en materia educativa una función subsidiaria que, en cualquier caso, debe amparar y respetar la formación religiosa y moral que los padres quieran transmitir a sus hijos. En consecuencia, el Estado debe posibilitar que en la escuela, de gestión pública o privada, se transmita dicha formación, especialmente en todo lo referido a la sexualidad humana.
e) La promoción integral de la mujer y el reconocimiento de la maternidad como bien social y personal. El Estado y la sociedad deben reconocer la función insustituible de la mujer madre y educadora –en armoniosa complementariedad con el padre –, tanto para el crecimiento integral de los hijos, como para el progreso de la sociedad.
f) La promoción de políticas públicas ordenadas al bien común, centradas en la dignidad de la familia y la persona, de modo tal que les aseguren las condiciones culturales, sociales y económicas adecuadas, tanto para el libre ejercicio de sus derechos y responsabilidades, como para alcanzar su pleno desarrollo.
g) Velar por la plena vigencia de la objeción de conciencia, tanto personal como la que preserva el ideario institucional, en todas las cuestiones relacionadas con la vida y la dignidad humanas, el matrimonio y la familia.

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Eduardo Di Marco: Candidato a Intendente Pro-vida

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