jueves, 17 de marzo de 2011

LAS VAQUITAS SON AJENAS

Manifestacion antibritanica en Buenos Aires contra YPF

Por SILVIO H. COPPOLA

El 7 de diciembre de 2010, con bombos y platillos, la señora presidente nos hace saber por toda la cadena oficial de difusión, el descubrimiento de un enorme yacimiento de gas en la provincia del Neuquén. El mismo tendría reservas naturales de acuerdo a las necesidades actuales del país, para más de cincuenta años.

La función fue preparada para darse modestamente en Puerto Madero, organizada por el vicepresidente de Repsol YPF o si se prefiere YPF, para darle un sabor nacional que en absoluto posee, señor Esquenazi. Este ¿argentino? posee el 15% de las acciones de la empresa y está vinculado desde hace años con los Kirchner, en actividades de dudosa compatibilidad con el ejercicio de la función pública.

La empresa, que fuera motivo de orgullo para los argentinos desde la época de su creación, como todos sabemos, fue liquidada en la infame década de 1990, con la contribución de tantos que hoy están en el poder, empezando por la señora presidente. Ahora de nacional no tiene nada, como no sea que sus actividades se desarrollan en el país.

Por consiguiente sus utilidades, tampoco tienen nada de nacionales y el lucro que producen, no va a ser desde luego salvo en ínfimas partes, de aprovechamiento ni para el estado argentino ni para los habitantes de nuestra patria.

¿Entonces hay motivo de regocijo por estos descubrimientos? ¿Qué queda al país como no sea un medido y eventual ahorro de divisas por evitar importaciones que ahora se hacen?

La parte del león, no es desde luego nuestra. Ni siquiera hay un esbozo de recuperar la fuente de riqueza que para cualquier país significa el aprovechamiento de sus recursos naturales. Los propietarios de Repsol YPF o si se prefiere YPF, para engañarnos solos con la sigla, son los dueños de esta riqueza, con la bendición del elenco gobernante y el silencio cómplice de la mayoría del elenco partidista. Así parafraseando al poeta, podemos afirmar que las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas.

El cuadro se completó muy rápidamente en el día de hoy. Y ¡¡Oh sorpresa!! ¡¡La señora presidente otra vez por televisión!! Figurita repetida hasta el hartazgo. ¿Y qué hay que festejar ahora? Nada menos que un embarque para China de mineral de hierro, que explota una compañía de ese país, desde luego en nuestro territorio nacional. De ellos serán por supuesto, las principales ganancias y el beneficio que dejarán serán sueldos míseros pagados a los obreros que contrataran en la explotación.

¿Tenemos que alegrarnos también, como asegura la presidente? Todo esto hace recordar cuando en la década del 30 se enviaban cargamentos de carne a Gran Bretaña y los argentinos nos sentíamos o nos hacían sentir, entusiasmados y contentos por la relación de dependencia. ¿Con los chinos y salvando las épocas, va a pasar lo mismo?

Prestemos atención y no nos olvidemos tampoco, que en 2005 el entonces presidente Kirchner, firmó un acuerdo con China de libre comercio. ¡¡Nada menos!! Esta sería una de las consecuencias. La explotación minera será para ellos, como asimismo las ganancias que depare todo el valor que se le pueda agregar. ¡¡No nos engañemos y miremos sólo a los chinos como educados señores de buenos modales!!

Ellos con su comercio buscan el lucro natural que les corresponde. Pero a nosotros nos toca defender lo que es nuestro. Y con este doble discurso de la señora presidente, que presenta las cosas no como son sino como lo que deberían ser, vemos lamentablemente que la riqueza argentina pasa ante nuestros ojos, sin que en la mayoría de los casos, podemos los argentinos asir poco o nada de ella.

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