lunes, 28 de febrero de 2011

HAY ALEMANES QUE ESTÁN SEPULTANDO A SUS MUERTOS EN TUMBAS ANÓNIMAS

Cementerio anónimo

En la foto: una sepultura anónima del Cementerio Norte de Colonia

Bajo el macabro título de “¿Tumbas anónimas para una sociedad de lo descartable?”, DW ha publicado una nota estremecedora, en la cual afirma que actualmente hay alemanes que “prefieren el anonimato en lugar de una sepultura individual para honrar a sus muertos”, donde ni siquiera queda el nombre del difunto grabado en piedra o identificado de alguna manera.

Consigna de detrás de los sepulcros normales (con losas de mármol y nombres identificatorios), hay un área verde que se parece un parque, rodeada de árboles, en el Cementerio Norte de la ciudad alemana de Colonia, que en realidad es un terreno en que son sepultados los restos mortales de seres humanos en forma anónima.

Según detalla la nota, nadie sabe cuántas personas se encuentran enterradas allí, las tumbas no están delimitadas y no hay identificación de los fallecidos, ni siquiera en un monumento de cemento ubicado en el centro del área, sitio donde se depositan flores, velas y fotografías de los difuntos.

Una vela anonima

En la foto: Las velas indican que yace un difunto en el lugar, pero nadie sabe quién es.

SITIO IMPERSONAL

El monumento ubicado en el centro del parque es el único lugar en que los deudos pueden honrar a sus muertos, tratándose de un sitio que según las normas del cementerio “se asemeja a un oasis de paz”.

Los familiares de los difuntos no se conforman con el anonimato, saben dónde están los restos mortales y los visitan colocando velas en el lugar, pretendiendo de ese modo “contar con algo de privacidad en su duelo”.

Consigna la nota que es el caso “de una mujer que esperó todos los domingos hasta que vio personalmente el lugar donde fue sepultado su esposo, que murió hace diez años, luego de que la empresa funeraria le confirmara por escrito cuál iba a ser su último reposo”. “Cuando nos dimos cuenta de que éste era el lugar, colocamos en el centro una vela y una rosa”, explica la viuda.

Sin embargo, la mayoría de los familiares de los difuntos enterrados en este área no tienen la suerte de conocer el exacto lugar donde se halla el cuerpo, ya que “las reglas excluyen la presencia de parientes durante el entierro de las urnas en la zona comunitaria”. El hecho a que se refiera a “urnas” indica que además los difuntos son cremados.

Los deudos, por tanto, sólo pueden honrar a los difuntos y elaborar su duelo “frente a una parcela verde demasiado grande y demasiado impersonal”.

SIN ESPERANZA

Una vida anónima, sin expectativas, y sin Esperanza Sobrenatural cristiana, acaba se semejante modo: desprecio de la vida y en vida, desprecio en la muerte. Una muerte a la que no se halla sentido en una vida sin sentido.

La nota continúa afirmando que cada vez más alemanes deciden que se los entierre de forma anónima. Muchos de ellos ya no quieren atender a las formas tradicionales de sepultura. “La causa determinante es que no quieren ser una carga para sus deudos, ya sea, porque los familiares tengan que financiar la tumba o cuidarla. Es muy raro que alguien diga que no quiere, ni siquiera, dejar un lugar para el recuerdo”, dice Manuela Pilartz, empleada de pompas fúnebres de Colonia con 26 años de experiencia.

Cuando alguien se decide por el entierro anónimo, los familiares no toman conciencia de que les falta un lugar dónde realizar el duelo hasta que pasa la primera conmoción debida a la muerte del ser querido. Pero después ya no se puede volver atrás: el fallecido no cuenta con un sepulcro como homenaje a su memoria, y la familia y amigos, sin un lugar físico en donde poder recordarlo.

El empleado fúnebre y acompañante de duelo, Fritz Roth, de Bergisch Gladbach, no está de acuerdo con esta “mentalidad de la eliminación: “Lo que me parece cuestionable es esto: hoy fallece mi madre, mañana la creman, y, al tercer día, tengo ante mí una urna, y debo creer que es mi mamá”. Para él, hace falta tiempo para aceptar que una persona querida ha muerto. Fritz Roth lucha contra esta tendencia de lo descartable en una sociedad que quiere deshacerse cada vez más rápidamente de la muerte y todo lo que ésta significa. “Cada vida necesita un lugar en el que se la recuerde”, subraya Fritz Roth.

LA MUERTE Y EL CEMENTERIO

A todo esto, la cultura clásica de la sepultura, con sus reglas estrictas, es una de las principales razones para buscar alternativas, opina el funebrero. “En los portales de entrada de los cementerios alemanes, lo primero que se ve es un cartel donde figura todo lo que está prohibido hacer. No invita a entrar. Es un lugar de sometimiento, de regulaciones, de advertencias y de disciplina. Lo que encontramos en nuestros cementerios tradicionales son desiertos de piedra y la incapacidad de elaborar el duelo. Eso no tiene nada que ver con la individualidad”, señala Roth.

Entretanto, se ha desarrollado una nueva forma de inhumación que une ambos criterios: es un lugar para dar rienda suelta al duelo y preservar la memoria del deudo, y, al mismo tiempo, no ocasiona grandes costos. Se trata de la sepultura semi-anónima, que incluye una lápida en la que está grabado el nombre del difunto. Un sepulcro totalmente anónimo es, para la mayoría de los alemanes, todavía algo impensable.

Todo esto indica que se ha perdido el criterio no sólo Sobrenatural, sino incluso el natural respecto de la muerte. La separación del cuerpo y del alma y la honra a los difuntos pasa a convertirse en un problema económico de mantenimiento de una sepultura, una carga para los deudos y algo que no tiene sentido para el difunto.

CON ESPERANZA

La muerte en la sociedad es para muchas personas un tabú. Los no creyentes tienen miedo a la muerte, y cuando ésta llega los familiares del difunto no saben cómo reaccionar, en tanto que el fallecido tiene su propia realidad, que no acaba con la muerte, aunque en vida no haya creído en el mensaje de Jesucristo.

La muerte forma parte de la vida, los católicos creemos en Jesús, que resucitó y también nosotros resucitaremos, ya sea para alcanzar con Él la Bienaventuranza o para merecer el dolor eterno del infierno.

Como dice el Dante al detallar la inscripción de la puerta que conduce al infierno: “Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se llega al lugar en donde moran los que no tienen salvación; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo a la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría y el primer Amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”

Algo para tener en cuenta al momento de morir, para tener el suficiente cuidado de tratar de ir con Dios y evitar el infierno… que sólo se logrará mediante la conversión, ya que “fuera de la Iglesia Católica no hay salvación”.

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