domingo, 26 de diciembre de 2010

AGUER: LA NAVIDAD ES ADMIRACIÓN PORQUE “JESUCRISTO HA SIDO UN EMBRIÓN EN EL SENO DE MARÍA SANTÍSIMA, FORMADO POR LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO”

Aguer Hector

En su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, se preguntó “¿qué sentimientos, qué actitudes, corresponde exhibir ante el gran misterio que hoy celebramos, la Navidad del Señor?” y consideró que las tres claves más importantes son Admiración, Alegría y Esperanza. Consideró que el Pesebre de Belén es “una lección de sobriedad: Cristo elige nacer en la pobreza, en un lugar prestado, en un contexto que es inequívoco al respecto”.

“Jesucristo ha sido un embrión en el seno de María Santísima, formado por la acción del Espíritu Santo. Ha nacido virginalmente de Ella. Ha sido niño, ha sido adolescente y ha llegado a la adultez, a la plena edad de la madurez humana, capaz de entregarse libremente por nosotros y ofrecernos, atravesando la muerte, desde la gloria de la resurrección, un futuro definitivo para la humanidad”, manifestó

Destacó que “la Navidad es causa de alegría porque hemos sido privilegiados de este modo. Al hacerse hombre, el Hijo de Dios manifiesta el amor del creador por su criatura y exalta su dignidad. Ante todo se justifica la alegría” y explicó que “Cristo nos ha comunicado esa vida sobrenatural que empieza con la gracia y nos acompaña durante nuestra existencia temporal para eclosionar en la vida eterna”, por eso el “gozo de la Navidad tiene que marcar, de suyo, para siempre, la vida del cristiano, como el sustrato espiritual que nos hace posible vivir con serenidad y fortaleza las tristezas, los dolores y las tragedias de la vida”.

Explicó que “la Navidad suscita en nosotros un sentimiento de esperanza. Si bien esta Navidad, y cada Navidad, nos muestra un mundo de luces y sombras, pruebas que llegan hasta el límite de lo soportable, los cristianos después de la Encarnación de Dios tenemos que vivir en la esperanza. Si Dios se ha ocupado de esa manera de nosotros, ¡cómo no va a escuchar nuestras plegarias, cómo no nos va a asistir en nuestros problemas, como no nos va a ayudar para que podamos abrirnos el camino!”.

Al finalizar Monseñor Héctor Aguer deseó a los televidentes “¡Feliz Navidad!” esperando “que podamos gozar de esta Navidad y que comprendamos que, de alguna manera, todos los días del año pueden ser Navidad si reconocemos esta visita que Dios nos ha hecho para quedarse definitivamente con nosotros”.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:

“¿Qué sentimientos, qué actitudes, corresponde exhibir ante el gran misterio que hoy celebramos, la Navidad del Señor?”.

“En primer lugar se me ocurre que corresponde un sentimiento de admiración. Pensemos qué significa la Navidad: que Dios se ha hecho hombre, que ha nacido como hombre, que ha sido niño, que ha recorrido todas las etapas de la vida humana”.

“Jesucristo ha sido un embrión en el seno de María Santísima, formado por la acción del Espíritu Santo. Ha nacido virginalmente de Ella. Ha sido niño, ha sido adolescente y ha llegado a la adultez, a la plena edad de la madurez humana, capaz de entregarse libremente por nosotros y ofrecernos, atravesando la muerte, desde la gloria de la resurrección, un futuro definitivo para la humanidad”.

“Entonces lo primero es admiración, porque Dios podía haber hecho las cosas de otro modo. Sabemos que la finalidad del nacimiento temporal de Jesús ha sido nuestra salvación, que nosotros lleguemos a ser hijos de Dios en virtud de ese intercambio admirable entre lo divino y lo humano. Dios ha tomado lo que no era de sí mismo –lo explica San Agustín- y nos ha dado lo que nosotros no éramos de nosotros mismos. Nos ha dado la comunicación de su vida divina. Por eso lo primero es admiración”.

“En segundo lugar, consiguientemente, la navidad es causa de alegría porque hemos sido privilegiados de este modo. Al hacerse hombre, el Hijo de Dios manifiesta el amor del creador por su criatura y exalta su dignidad. Ante todo se justifica la alegría.”

“Porque Cristo nos ha comunicado esa vida sobrenatural que empieza con la gracia y nos acompaña durante nuestra existencia temporal para eclosionar en la vida eterna”.

“El gozo de la Navidad tiene que marcar, de suyo, para siempre, la vida del cristiano, como el sustrato espiritual que nos hace posible vivir con serenidad y fortaleza las tristezas, los dolores y las tragedias de la vida”.

“Pero también si miramos la escena de la Navidad, el Pesebre de Belén, vemos allí una lección de sobriedad: Cristo elige nacer en la pobreza, en un lugar prestado, en un contexto que es inequívoco al respecto”.

“La sobriedad corresponde, en realidad a la medida humana, a la condición creatural del hombre. Pero tuvo que enseñarnos esto el Dios humilde, que nos enriqueció con su pobreza y nos hizo comprender qué es lo mejor. Si Dios se ha humillado así, ¿por qué vamos a exaltarnos indebidamente, olvidando nuestra nativa pequeñez y nuestra condición de pecadores? Mirando el pesebre, las cosas humanas aparecen en su verdadera dimensión. Tendríamos que cambiar el enfoque y el juicio que hacemos sobre tantas cosas y muchas de nuestras valoraciones de personas y acontecimientos”.

“Y, por último, la Navidad suscita en nosotros un sentimiento de esperanza. Si bien esta Navidad, y cada Navidad, nos muestra un mundo de luces y sombras, pruebas que llegan hasta el límite de lo soportable, los cristianos después de la Encarnación de Dios tenemos que vivir en la esperanza. Si Dios se ha ocupado de esa manera de nosotros, ¡cómo no va a escuchar nuestras plegarias, cómo no nos va a asistir en nuestros problemas, como no nos va a ayudar para que podamos abrirnos el camino!. Pero eso depende de que con la esperanza estemos pendientes de su misericordia, de su amor. Lo que nos muestra la Navidad es que Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo”.

“Después de esto solo me queda decirles: ¡Feliz Navidad!. Que podamos efectivamente gozar de esta Navidad y que comprendamos que, de alguna manera, todos los días del año pueden ser Navidad si reconocemos esta visita que Dios nos ha hecho para quedarse definitivamente con nosotros”.

HUMOR: ESPERANDO AL HOMBRE Y A LA MUJER PERFECTOS

Esperando al hombre perfecto

 

Esperando a la mujer perfecta

Esperar al hombre o a la mujer perfectos es un gran obstáculo para quien espera hacer las cosas bien y alguna vez casarse.

Esperando al hombre perfecto, las telarañas acabarán cubriendo la calavera propia. Esperando a la mujer perfecta, las flores marchitas acabarán en manos del propio esqueleto.

No hay perfecciones después del Pecado Original, exceptuando a Jesús y a la Virgen María, exentos de él. El resto de los mortales somos imperfectos, y para hallar novio o novia, hay que aceptar primero las propias imperfecciones, y después aceptar convivir con las imperfecciones ajenas.

Si bien en algunos casos todo se inicia con un deslumbramiento por el cual toda la otra persona se ve con tantas perfecciones que incluso puede llegar tal idealización a justificar defectos, no siempre todo empieza con ese enamoramiento. Es más, el deslumbramiento puede llevar a errores, en tanto que una sana amistad, desde el conocimiento tranquilo de la otra persona, es el mejor modo de una convivencia “hasta que la muerte los separe” después del “sí” en el matrimonio católico.

mujer y problemas

El noviazgo es para conocer las imperfecciones de la otra persona. Pero las imperfecciones en las virtudes, no las físicas, que no serán tan graves como las otras en la convivencia.

Fundando el amor sobre la roca de Jesucristo, Dios bendecirá la unión.

Quien busque perfecciones naturales en vez de perfecciones sobrenaturales, quedará entrampado en el amor propio, buscando justificar el propio egoísmo, y jamás hallará el anillo que calce en su dedo.

Quien sepa hallar el amor en las perfecciones sobrenaturales, desde las virtudes y con intención de mejorar para evitar los vicios y defectos, encontrará en ello un ejercicio práctico del Don de Sabiduría, y seguramente Dios le dará una mano.

Porque buscando la “independencia” y el evitar la trascendencia para “darse” en recíprocos cuidados del matrimonio, la persona sólo se buscará a sí misma, perderá de vista a Dios, supliéndolo por la propia comodidad.

Aceptar el desafío de un noviazgo católico para un santo matrimonio, implica aceptar los cambios que cada uno debe realizar en el noviazgo como preparación para el matrimonio.

Es que sólo Dios es Perfecto. Porque buscando a Dios, se reconoce a la persona que Dios ha preparado desde la Eternidad a quien tiene vocación matrimonial. A veces se tardará más, a veces menos, pero siempre llega.

Lo extraño es que tanto para el varón como para la mujer, la expectativa de perfección es la misma… ¿o no?

Convencion de mujeres esperando al hombre perfecto

CORREO DE LECTORES:

Armada Argentina

Ciudadanos, Policías, Gendarmes, Miembros de la Prefectura Naval:

Cuídense solos porque al lado de la vida de los delincuentes, la de ustedes no vale un centavo....Y casi nadie los llorará.

Cuídense también de no ser encarcelados por "excesos en la represión". Piensen y hablen como corresponde antes de actuar para no ser "los patos de la boda" de la corrupción.

El país y sus familias los necesitan vivos y libres, para cuando llegue el tiempo de construir la Nación que todos soñamos.

Santiago Floresa

Juncal al 1800
Capital Federal

CARTA PÚBLICA DEL TCNL SANTIAGO ROQUE ALONSO AL CNEL (R) D. NÉSTOR OMAR GREPPI POR EL “OPERATIVO DIGNIDAD”

Santiago Roque Alonso,

DISTINGUIDOS AMIGOS:

les hago llegar la carta del Tcnl Alonso al Cnl Greppi.

Ambos eran mis subordinados en la Br I Mec XI. Fueron los únicos que sacaron los pies del plato en la crisis de Semana Santa, en direcciones opuestas, les puse la mayor sanción que correspondía a mi cargo.

Intercepté el radiograma de Alonso y la llamada telefónica de Greppi a Alfonsín, donde le ofrecía sus tanques, que luego no pudo mover.

A Alonso lo relevó el JEMGE.

A Greppi le puse la más baja calificación de mis 40 años de servicios. Sin embargo ascendió.

Hoy uno está libre, cuando peleaba por terminar con  la judicialización de la guerra, y el otro sentenciado y defiende al autor de decreto 158/83, que lo llevó a perder la libertad.

Esas son la paradojas de las falacias que nos envuelven. El que actúa rectamente, con la verdad, nunca se arrepentirá.

FELIZ NAVIDAD,

Heriberto Auel G (R)

 

Sr. Coronel (R) D. Néstor Omar Greppi

Colonia Penal de Santa Rosa - U.4

Santa Rosa – La Pampa

Presente

Mi Coronel:

Me dirijo a usted con motivo de lo publicado en diversos medios de comunicación respecto a su condena a “20 años de prisión por el Tribunal Oral Federal de Santa Rosa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en La Pampa" (La Nación, 17/11 2010; Pág.12 en el artículo "Condenan a un ex edecán de Alfonsín”), en el cual además se informa que en sus palabras finales usted manifestó: "que fue uno de los oficiales convocados para reprimir a los carapintadas".

Movido por la sorpresa y la curiosidad, amplié la investigación en medios de prensa de la Pampa, y es así como el diario La Arena, del 17/11/2010, consigna que usted expresó: “Actué en los sucesos de Semana Santa en 1987 y en los Villa Martelli en diciembre de 1988, y tuve una participación activa en Monte Caseros en enero de 1988”. Y el Diario de la Pampa (en su versión en Internet del 16/11/2010), afirma que expresó, además: “Siempre respondí a los mandos naturales, y siempre en defensa del gobierno democrático”.

Debo confesarle que nunca me imaginé que en un juicio por la supuesta violación de los “derechos humanos o delitos de lesa humanidad”, alguien pudiese alegar públicamente el mérito de haber participado en la represión de los hechos ocurridos en Semana Santa de abril de 1987 y posteriores.

Obviamente, usted comprenderá que – sin buscarlo ni desearlo – me veo involucrado por sus afirmaciones, dado que en esas circunstancias ambos nos desempeñábamos como jefes de unidad; usted como Jefe del Regimiento de Caballería de Tanques 11, en Puerto Santa Cruz, y yo como Jefe del Regimiento de Infantería Mecanizado 35, en Rospentek (próximo a Río Turbio y a 500 Km de su unidad).

Usted está en su derecho de realizar las afirmaciones públicas más arriba citadas, ya que las considera un mérito o un hecho destacado de su parte, que lo haría merecedor de un reconocimiento y que, como tal, debería ser valorado positivamente por quienes lo juzgan, ya que tienen la obligación de evaluar íntegramente sus antecedentes militares, su conducta habitual y su personalidad.

Y a eso, mi Coronel, precisamente deseo contribuir confirmando sus dichos - no puedo permanecer indiferente - y en relación a los acontecimientos relacionados específicamente con Semana Santa de 1987 y con su persona, ya que de los otros no tengo conocimiento ni testimonios de su actuación. La presente actitud no tiene otra finalidad - eventualmente – que la de ser usada en su favor en las futuras instancias de apelación, para que conste que efectivamente usted tuvo "una participación activa", con respecto a la unidad a mi mando y en el lapso en que el Regimiento de Infantería Mecanizado 35 desconoció la autoridad del Jefe del Estado Mayor (General División Héctor Ríos Ereñú, lamentablemente hoy también detenido) y de la correspondiente cadena de comando.

Al respecto, usted recordará que en mi condición de Jefe del RIMEC 35, yo emití un radiograma (16/04/1987), con destino al Comandante de la Brigada de Infantería Mecanizada XI  (Nro. 197/87) y, simultáneamente, para conocimiento de todos los Jefes de Unidades de la misma, donde fijaba los fundamentos de mi actitud frente a los acontecimientos internos del Ejército, que en ese momento se estaban desarrollando. Usted fue el primero en recibirlo, porque su unidad debió retransmitirlo - por inconvenientes técnicos - al resto de los destinatarios. Entre otros fundamentos señalaba que de continuarse con la aplicación, por parte del entonces Jefe del Estado Mayor General del Ejército, del curso de acción retenido (conocido vulgarmente como la “Batalla jurídica”), “hasta su consumación total, constituiría un costo inaceptable que afectará la conservación de la fuerza, su honor, su justificación histórica, la disciplina, la obediencia confiada y la moral de los cuadros en el presente y los que se incorporen a la institución en el futuro”.

Asimismo aclaraba que para ello era necesario “instrumentar las acciones necesarias para que cese la represalia de naturaleza jurídica dirigida contra el Ejército Argentino,… por hechos de guerra en actos del servicio, en el transcurso de la guerra contra la subversión…” y además agregaba que “... el suscripto rechaza toda calificación que pretenda darse a la presente actitud, como propiciando alteración del sistema constitucional vigente”.

Al día siguiente, el 17 de abril de 1987, en horas de la noche, usted – a quien no me unía ninguna relación de dependencia - se comunicó por radio con el suscripto, advirtiéndome que si no deponía mi actitud, ejecutaría operaciones militares contra mi unidad, a lo cual le respondí que no accedería a su exigencia y que, en consecuencia, procediera como creyera conveniente, pero que mi regimiento respondería a cualquier tipo de agresión.

Años después me enteré por comentarios, que efectivamente usted ordenó alistar su unidad para desplazarse hacia Rospentek, pero por problemas con sus jefes de escuadrones subordinados no pudo ejecutar su intención. También tomé conocimiento de que usted habría sugerido o influido, entre otros, a través de sus relaciones políticas y amistades militares, para que yo fuera relevado de inmediato como Jefe de Regimiento, lo que se cumplió al día siguiente de finalizado el conflicto. Finalmente, usted habría solicitado al Comandante de Brigada que se me instruyera un sumario por rebelión o motín, en lugar de que se me sancionara con un simple arresto, como el que comencé a cumplir en Río Gallegos a partir del 20 de abril.

En consecuencia, por todo lo manifestado anteriormente, no deben quedar dudas de que usted realmente "respondió a sus mandos naturales y al estado democrático" e inclusive – en mi opinión -  excediéndose en sus responsabilidades específicas.

Lamento profundamente mi Coronel, que en su persona como en la de otros cientos de Jefes y Oficiales presos y condenados, muchos de los cuales se opusieron activamente a nuestra actitud – despectivamente calificada como “carapintadas”, cuando en realidad llevaba el nombre de “Operación Dignidad” – e inclusive nos persiguieron, se haya consumado finalmente la malograda “batalla jurídica”. Desgraciadamente, el tiempo y los hechos nos han dado la razón.

Según expresaron reiteradamente numerosos legisladores nacionales de esa época y luego, con motivo de la abolición de la ley que se sancionó posteriormente a los hechos mencionados, con la actitud de mi Regimiento y de otras pocas unidades se contribuyó a que usted y los que hoy están condenados o detenidos o que fallecieron en esa condición, hayan disfrutado de la libertad a partir de Semana Santa de 1987 hasta la reapertura de las causas judiciales (17 años o más), aunque ello representó para mí y para varios de mis oficiales y suboficiales, la prisión o arrestos extensos, la pérdida de la carrera, la discriminación por parte de muchos de nuestros camaradas (que aún se mantiene) y en no pocos casos la quiebra de sus familias.

No sé si usted lo habrá advertido en esas circunstancias o años después: resulta paradójico que en el momento de los hechos descriptos y de haber sido protagonistas alejados del foco de los mismos, nadie del Regimiento 35 estaba ni ha estado involucrado en causas judiciales por la supuesta violación de los derechos humanos o por delitos de lesa humanidad.

Finalmente, le informo que trataré de hacer pública esta carta, como públicos fueron sus dichos, en la intención de que pueda serle de utilidad en las futuras instancias judiciales de apelación y así pueda llegar a quien corresponda, de forma que su conducta pueda ser evaluada integralmente.

Lo saludo muy atentamente y le deseo la mejor de las suertes en esta situación tan desagradable y difícil que le toca atravesar. Tenga la seguridad de que no le guardo ningún rencor y mucho menos en estas circunstancias. No se desaliente y tenga paciencia, desde hace décadas, nada en nuestro país es definitivo; esto no pretende ser una esperanza, sino una mera observación de la realidad y de la experiencia histórica.

(*) Enviado por Correo Argentino por ExpresoPlus (EU800618135), con Aviso de Recibo (6 Dic 2010)

Santiago Roque Alonso Tcnl (R)

Ex Jefe RIMEC 35

DNI 7.585.612

CAPITÁN PABLO D’ALOIA: LA LIBERTAD, EL PRECIO DE LA TRAICIÓN

CARLOS-MANUEL-ACUÑA

Por Carlos Manuel Acuña

La naturaleza del hombre suele expresar situaciones extremas y obviamente distintas y opuestas. Por ejemplo, van desde la valentía a la cobardía, de la lealtad a la traición, de la honestidad al robo o la estafa y, finalmente, del comportamiento patriótico y desinteresado a la plenitud del egoísmo. Esto significa lo pequeño pero relevante en cuanto a la maldad oculta entre los pliegues de una conducta que no pudo suplir la formación recibida. Hace unas horas, cuando la virtud argentina se manifestó en el estoicismo y firmeza espiritual de militares perseguidos por haber triunfado en el terreno de las armas en defensa de la Nación, hubo una excepción que perseguirá de por vida a quien la produjo y marcó una anécdota dolorosa en el historial de nuestras Fuerzas Armadas. Eludir la verdad y afirmar la mentira para escapar a las consecuencias políticas devenidas por esa victoria ejemplificadora, merece un calificativo que dejamos al ejercicio de la moral por parte de nuestros lectores.

El 29 de diciembre, último día del juicio en los tribunales de Córdoba (TOF Nro. 1) contra el Teniente General Jorge Rafael Videla y otros militares y policías que combatieron al terrorismo marxista, el capitán (retirado) Pablo D´Aloia (imputado pero con pedido de absolución por parte del Ministerio Público Fiscal) aludió en su alegato a lo que le enseñaron en la Escuela Superior de Guerra: “independencia de juicio, independencia de criterio y libertad de opinión”. Evidentemente debe haber sido un mediocre oficial de estado mayor pues lo que se inculca en ese Instituto Superior del Ejército es independencia de juicio, libertad de criterio y honestidad intelectual, que no es lo mismo que libertad de opinión, y menos cuando ésta es “deshonesta” e inducida por la traición.

Su abyección rastrera e infame, más que sus convicciones, llevaron al oficial mencionado a ponderar y agradecer a los jueces y fiscal las “garantías constitucionales” que le permitieron la absolución. Este gesto nos permite compararlo con Judas, cuando por treinta monedas de oro entregó a su Divino Maestro… hoy D´Aloia, legitimando a un tribunal revolucionario y un juicio popular implementado por un verdadero terrorismo jurídico, “besa” arteramente las mejillas de sus ex compañeros de trinchera. Digno discípulo de Martín Balza.

La actitud complaciente, obsecuente y melosa hacia los magistrados por parte de este ex “comando” y “paracaidista” se manifestó elocuentemente cuando se refirió al padre del fiscal, detenido en aquellas épocas, como “preso político”. Se olvida que en esa guerra los detenidos lo eran por ser terroristas o sospechosos de serlo. Y si en este caso no fue así … ¿por qué calló entonces? ¿Comparte entonces las acusaciones contra sus ex camaradas, supuestos genocidas o criminales de lesa humanidad? ¿Por qué continuó su carrera compartiendo destinos militares, fogones, lanzamientos en paracaídas, combates y estudios con “semejantes asesinos”?

Al término de su alegato final fue lógicamente increpado por varias personas, amigos y familiares de sus ex “camaradas de armas”, hoy presos políticos. La calificación de “traidor” para este pigmeo moral resonó en el tribunal. La respuesta del infame D´Aloia demostró que poco le sirvieron las enseñanzas del Colegio Militar de la Nación y de la Escuela Superior de Guerra: “Yo no estoy en un gremio y defiendo mi cuero”, dijo tembloroso en su intento por justificarse.

Ahora, absuelto por jueces prevaricadores y agradecido por una libertad posiblemente negociada, a este cobarde, si aún le queda algo de honor, sólo le resta devolver las boinas verde de “Comando” y roja de “Paracaidista”. En su cabeza solo cabe lo mismo que le cupo al Iscariote en el árbol e imitarlo…y si no… continuar en esta vida serpenteando el camino de los miserables.

Observación: Para conocer su alegato hay que entrar a Google, El Diario del Juicio, Ultimas palabras de D´Aloia.