miércoles, 24 de noviembre de 2010

LIPODISTROFIA: IMÁGENES PARA REVERTIR EL NUEVO ESTIGMA DE LAS PERSONAS QUE VIVEN CON VIH

lipodistrofia

Una muestra fotográfica revela las marcas en los cuerpos que dejan los tratamientos con antirretrovirales.

Pechos y abdómenes prominentes, pómulos hundidos, piernas y brazos consumidos, son las nuevas marcas que llevan algunas personas que viven con VIH/Sida por tratarse con algunos antirretrovirales que les salvan la vida. La lipodistrofia, pérdida o excesiva acumulación de grasa en determinada parte del cuerpo, es uno de los efectos adversos de estos tratamientos que por un lado posibilitaron que la epidemia pase de ser una enfermedad terminal a una infección crónica, pero que a la vez instalaron nuevas situaciones de discriminación asociadas al VIH/Sida.

Con el fin de colocar este tema en la agenda pública y el debate social, la Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH/Sida organiza junto a ONUSIDA la muestra fotográfica "Lipodistrofia: las huellas del estigma", en el marco del Día Internacional de la Lucha Contra el Sida. La inauguración se realizará el lunes 29 de noviembre a las 18hs, en el Salón de los Escudos del Senado de la Provincia de Buenos Aires (Calle 51 entre 7 y 8), en la ciudad de La Plata.

La exposición, declarada de interés por la Municipalidad y la Legislatura de la Ciudad de La Plata, está compuesta por dos series de imágenes de las fotógrafas Andrea Mariño y Roxana Troisi, acompañadas por testimonios de las personas retratadas, que señalan las dificultades de vivir con el virus y lipodistrofia, y reclaman respuestas a sus complicaciones de salud, de estigma y discriminación.

“Muy pocas veces me saco la remera, por la joroba y por los pechos, desde hace un tiempo cada año crecen un poco más“, relata L., un hombre que vive con VIH y lipodistrofia.

Existen intervenciones que pueden dar una solución a los efectos de la lipodistrofia asociada al VIH, pero son de muy alto costo. Es por eso que, por ejemplo, el gobierno español ya instrumentó la cobertura gratuita de la cirugía de reparación facial para estos casos.

“Con la lipodistrofia facial siempre parezco enferma, por más que esté bien y que mi carga viral sea indetectable. Mi sueño es volver a tener los cachetes que tenía hace 5 años”, dice A.

“Me veía al espejo y no era yo. Todo chupado, los pómulos sobresalidos, no tengo ni una foto de esa época, ni me miraba al espejo, no quería saber nada con ese otro yo que me devolvía el espejo o la foto”, cuenta C. que accedió a una cirugía facial reparadora con la que logró ocultar los rastros de los antirretrovirales.

La Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH/Sida afirma que la falta de reconocimiento de la lipodistrofia como un problema, o su minimización como un "mal menor", implica un obstáculo para alcanzar adhesión al tratamiento de algunas personas que viven con el virus. Mientras que quienes logran continuar con la medicación ven cómo se agravan los síntomas progresivamente, reforzando las huellas reconocibles de la enfermedad en sus cuerpos. "Lipodistrofia: las huellas del estigma" expone esta realidad que presenta nuevos retos y desafíos para mejorar la calidad de vida de las personas que viven el virus y el pleno respeto de sus derechos.

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