jueves, 30 de septiembre de 2010

RUPTURA DEL VÍNCULO QUE HACE DEL HABITANTE EL CIUDADANO

militar postulandose

Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73)

   Uno de los mas crueles,dolorosos e irreparables males es la "ruptura del vinculo", ya que ello significa la perdida y destrucción de la amalgama que dio razón y sirvió de sustento a la unión, para vivir  y actuar como conjunto ante terceros, enfrentar reunidos los desafíos, restañar los desencuentros y realizarse ante los éxitos y los fracasos que imponen la innovación y los cambios.

  Las voces en nuestro país se elevan ante la queja por los problemas que asolan a la sociedad de Argentina, que adquieren las mas diversas e impensables caras, en una sorprendente sucesión de hechos, cuyos efectos alarman y paralizan. En este temporal, como siempre pasa, aparecen los "gurúes", que, con juegos de palabras, hablan de los entornos, o los "aprovechados", que usan los malestares para su propia cosecha, pero son muy pocos los que señalan orígenes y soluciones, con lo que el "cáncer" progresa, invade el organismo, crea apatía y lleva al riesgo del caos como antesala de la muerte. ¿Que nos pasa a los argentinos, herederos de glorias y triunfos, que se mostraron al Mundo como esplendido ejemplo y que hoy sollozan, ante una realidad, que crea un escenario que presagia derrotas y sacrificios que aparecen como inevitables?. ¿Es posible que la enfermedad no encuentre un tratamiento y que nuestra pasividad nos entrampe en sus negativos efectos y resultados?. No, jamás admitiremos que estamos perdidos, quizás si confundidos, pero jamás entregados, pues en nuestro ser, como nación, están vigentes los mismos valores y virtudes que nos han dejado como herencia nuestros padres fundadores de la Patria.

  La crónica diaria señala una violencia creciente en todos los sectores, que aparece como señal mas clara de la desesperanza y la búsqueda esquiva de soluciones, fuera de las normas naturales que deben regir a una comunidad. El tema es clásico en ocasión de crisis, como son las guerras o los cataclismos, cuando el peligro crea miedo y el miedo se convierte en egoísmo y falta de solidaridad, por el afán individual de sobrevivir. Los sociólogos han denominado a este problema como "trauma psicosocial" y lo caracterizan por la "perdida del vinculo" que hace a cada persona una parte de un todo, que puede ser la familia, la empresa, la ciudad o un país.

  Los remedios que se aplican, generalmente destinados a las consecuencias, actúan como paliativos y, la mas de las veces, son una forma de ocultar el mal en forma transitoria y velada, pero que no lo suspenden o extirpan, con lo que sus consecuencias continúan, acumulándose hasta que explotan circunstancialmente y se transforman en indomeñables. Nuestra Argentina, tiene una cara experiencia, que se expresa en las "idas y vueltas" de las acciones, en la acusación por los errores del pasado y una especie de "revanchismo" que enturbia las mentes y traba las soluciones.

  El "vinculo", en una sociedad organizada, es la "representación", es decir aquellos "eslabones" de la trama social que tienen por objeto entrelazar sus elementos, vincular sus necesidad, responder a sus aspiraciones y conducir al conjunto, armónicamente, actuando en el noble rol de "gobierno". Cuando el gobierno no es el real representante, lógicamente, no es el vinculo y, por lo tanto, desaparece ese elemento aglutinador que hace de cada uno parte de un todo.

   Gobernar, fue la mayor inquietud de nuestros mayores, en los remotos tiempos que aspirábamos a ser una Nación. Ellos sabían que gobernar significa entregar la voluntad de decidir y que decidir es la obligación y responsabilidad de los que tienen el papel de conductores. Casi medio siglo de desencuentros, torcían el deseo mutuo de convivir, hasta que los acuerdos encontraron la forma de vertebrarnos y nos dieron a los descendientes la Constitución Nacional en 1853. El secreto era saber que no éramos iguales, pero que nos consideraríamos iguales, para marchar juntos hacia un mismo destino, que seria el legado para las generaciones futuras. Ese secreto fue la raíz del vinculo, ya que le dio el carácter en el que se basaría la unión y fue materializado en la "forma de gobierno", que se acordó y prescribe el articulo 1ro de la Carta Magna. Era la amalgama de la Patria.

   "Viles traidores a la Patria" han sido y son aquellos que olvidan la raíz fundacional, deforman los "pactos preexistentes", modifican los acuerdos alcanzados y conducen al desastre, y que, por lo tanto, son el virus maligno que entorpece, traba y desvía hacia el caos y el desastre. En el Siglo XX, bajo los estandartes de las "ideologías" y las "corporaciones", alentados por ideas o intereses, se creo en nuestro país, un sistema que condujo a un régimen para atender orientaciones motivadas por las cúpulas y se dejo de actuar conforme las aspiraciones y necesidades de las bases. El país, políticamente, se invirtió y creo una especie de democracia política que no es la democracia de la sociedad. Este mismo fenómeno, apareció en otras regiones del Mundo y dio origen al "Comunismo", al "Nazismo" o al "Fachismo", que bajo los estandartes de la solidaridad y el progreso, asumieron el poder de la "distribución" de los resultados de los esfuerzos y que, lógicamente, quitaron los incentivos del trabajo. la creación y el sacrificio para el logro del bienestar. A este tipo de acción, lo hemos denominado "dictadura", que acumula poder y riqueza en algunos, achata y desprecia a la mayoría y actúa con el efecto del miedo como elemento para paralizar reacciones, acallar señales y desmoralizar lo que es un valor o una virtud.

    El mal en nuestra Argentina, comenzó a mediados del Siglo XX y avanzo silenciosamente, alentado por promesas de felicidad, por sentimientos de algún tipo de culpa y por el logro de un aparente bienestar, dibujado con trazos coloridos, mientras se carcomían las estructuras y se diseñaba una falsa institucionalización que, pregonando la gobernabilidad, en realidad, llevaba a una centralización del poder, que era justamente lo que temían los constituyentes de 1853 y que implementaron los que determinaron las reformas posteriores, en particular la del año 1994.

   El sistema actual de gobierno, que nada tiene que ver del fijado por la Constitución Nacional original. ha fraccionado la sociedad por sus caracteres ideológicos o corporativos, dejando la división territorial, que fuera la base del acuerdo para formar los pueblos una Nación. El "federalismo territorial", no es una figura teórica, sino la resultante concreta de un país que nació feudal y que se desarrollo con pueblos autónomos por la geografía, la historia, la ley y los usos y costumbres. Cuando los dirigentes olvidaron el mandato, lógico y racional, que les imponía la ley fijada por sus antecesores, no tan solo cometieron un acto de osadía, sino que desdijeron la sabiduría del pasado y troncharon las esperanzas para el futuro. Las naciones grandes, que son modelo por sus realizaciones, están edificadas sobre firmes cimientos de sus orígenes, respetan los mandatos que les han dado razón de ser y saben que la evolución es innovación y no cambio, pues, así se respetan a si mismas, se dan continuidad y ofrecen seguridad presente y futura.

   Nuestra Argentina, bendecida por las gracias que Dios nos dio, tiene una fuerza potencial que la muestra como un fenómeno de resurgir. El daño, que se le ha hecho y se le hace, en los actos de los gobernantes, si bien le hacen mella, despiertan los antídotos y, cuando aquellos se descuidan en su "cancerbera" atención, aparecen iluminando el camino. La sociedad, casi diríamos que alentada por el mal, encuentra cursos de acción para subsistir y ello crea un ambiente de ilegalidad que, a su vez, es una nueva causa de irritación. Existen señales claramente percibibles que van desde el cada vez menor cumplimiento de las obligaciones electorales hasta la persistente inflación que deteriora el valor de la moneda. El argentino de hoy es una habitante del país y no un ciudadano de la Nación y ello se debe a que a perdido el nexo de unión entre la sociedad y el estado, al entender que los políticos que llegan al gobierno, no son sus genuinos representantes por que no significan sus necesidades o aspiraciones, sino que quieren imponerles ideas o intereses.

   La historia política de nuestro país, nos recuerda paginas tristes, como han sido los denominados "golpes de estado", tanto los cívicos como los cívicos-militares, que siempre se han autojustificados en la desviación de los gobernantes y han ofrecido la promesa del retorno  a las fuentes, que, cuando se evalúan sus resultados y efectos, muestran que no lograron despegarse del "sistema" que, a la larga, volvió a imponerse, con lo que se malogro el esfuerzo y se sacrifico la continuidad institucional. Es evidente, que el problema argentino, no se resuelve por la fuerza y, como lo entendieron los patriotas del Siglo XIX, debe encontrar su respuesta en la razón y la lógica aplicadas con inteligencia y calidad. Si los argentinos no logramos restablecer el eslabón de la representación, jamás volveremos a tener el vinculo que nos une a cada uno de nosotros entre si y con aquellos en los que se confía la conducción de todos.

   Llamemos a la buena fe y, porque no decirlo, al "patriotismo", de los que las circunstancias ha puesto en loa cargos y roles que configuran la dirigencia, para que actúen con el sano espíritu y la honradez de nuestros antecesores, y restituyan en la política los enlaces amalgamantes que hacen el vinculo que hace de cada uno el todo, ese todo que es Argentina.

   El desafío es simple, ya que es cumplir lo que se pacto y, quizás, mejorar lo que se acordó, bajo las capacidades y posibilidades que ofrece el mundo moderno, respetando el concepto del vecino como realidad fáctica de contacto, ajustando las forma de la acción basada en los nuevos medios y recordando que en la unidad general se suman las desigualdades particulares que son las que dan sabor a las acciones y justifican las consecuencias. El federalismo territorial fue la formula que eligieron nuestros mayores y que nos impusieron como regla básica de los gobiernos, hoy, mas que nunca, debido a la proximidad, fruto de la globalización, este debe ser el objeto a recrear y reconstruir, saliendo del actual sistema del régimen centralista y volviendo a ser la Nación que fuimos y debemos volver a ser como legado para las generaciones del futuro de la Patria.

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