domingo, 12 de septiembre de 2010

OPERACIÓN CORÁN: LA DISPUTA INTERNA DEL LOBBY SIONISTA POR EL CONTROL

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Desmanes durante la "furia musulmana" en 2006

La  guerra electoral de demócratas contra republicanos por el control de la Casa Blanca esconde una feroz competencia interna de las dos caras del lobby sionista ("progresista" con los demócratas, y "conservador" con los republicanos), por los negocios y el control del Estado norteamericano. Esta es la línea matriz que rige la operación "Quema del Corán" que beneficia, en forma desigual y combinada, a los objetivos de ambos sectores.

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Primer interrogante.

¿Que rama de la CIA lanzó la operación"histeria antimusulmana"? ¿La CIA de Obama, o la CIA de los halcones?  ¿La CIA oficial de la gerencia de turno, o la CIA paralela que actúa dentro de las estructuras de la oficial?

LA CIA y los servicios de inteligencia USA no escapan a las variables de la guerra entre demócratas y republicanos por el control de la Casa Blanca. Ambos sectores gerenciales del poder imperial norteamericano dirimen sus disputas con acciones encubiertas generadas dentro de la estructura de inteligencia oficial.

Y esta guerra (solo electoralista) se basa en un principio axiomático: Quien controla la Casa Blanca cada cuatro años, controla a su vez las tres herramientas esenciales para hacer negocios con el Estado norteamericano: El  Tesoro, la Reserva Federal y la Secretaría de Defensa (el Pentágono).

Las líneas directrices del monumental negocio con las guerras de ocupación y el sistema financiero imperial,  nacen y se proyectan desde la Casa Blanca hacia el resto de los estamentos del Estado norteamericano.

Esta, y no otra, es la razón por la que el lobby sionista demócrata y el lobby sionista republicano se disputan cada cuatro años la Casa Blanca: El que gana se queda con el control por 4 años.

La operación "Quema del Corán" responde esas coordenadas, y arrima desigual y combinadamente, beneficio político para ambos sectores.

Y hay  objetivos de máxima: Obama quiere levantar su imagen (caída a niveles inéditos) y conservar la mayoría en las dos cámaras del Congreso en las elecciones de noviembre, y los republicanos, resumidamente, quieren acabar rápidamente con Obama y terminar con el "doble discurso" en la política exterior.

 

Primera conclusión: La operación "Quema del Corán" le sirve ambos sectores.

A Obama le da la oportunidad de "victimizarse" como un perseguido de la "derecha racista" cuando las encuestas dicen que pierde la mayoría parlamentaria en noviembre, y a los halcones les sirve para polarizar y definir claramente el arco de una sociedad estadounidense "antiterrorista" que apoye sin dilaciones cualquier operación militar contra Irán y el mundo islámico.

A Obama, el gerente imperial de turno, la operación  con las quemas de ejemplares del Corán anunciada por un pastor de la CIA, le sirve para hacer aparecer el "peligro" de la "derecha blanca" que su administración en control  del aparato de inteligencia oficial denunciara el año pasado.

La aparición del "racismo blanco" renueva los lazos entre Obama y el electorado negro e hispano, lo que necesita el gerente negro para no convertirse en un cadáver político en manos de los republicanos a partir de noviembre.

A los halcones judeo-estadounideneses que controlan el Pentágono y la industria de guerra, les sirve para testear (por medio de los sondeos de opinión) con cuanta clientela cuentan a la hora de lanzar el planificado ataque contra las infraestructuras militares y nucleares de Irán.
En una palabra, la ridícula operación, con el ridículo pastor evangélico extremista de la CIA anunciando la quema de ejemplares del Corán, sirve tanto para los objetivos del lobby sionista bancario-progresista de Obama, como para los objetivos del lobby sionista militarista-conservador que quiere terminar con Obama para seguir controlando la Casa Blanca.

Cuestión de negocios y de control de los niveles de decisión del Estado USA, disfrazada y presentada como un combate político ideológico entre "izquierda" y "derecha" imperial.

Y vale precisarlo, el lobby progresista y el lobby conservador no están en guerra por ideología o por principios políticos estratégicos de fondo, están en guerra por el control de los negocios de la Casa Blanca.
Esa realidad funcional, marca y tiñe la dinámica "informativa" del aparato mediático imperial también dividido en los falsos meridianos de "izquierda" y "derecha".
En este escenario, donde la "noticia" es siempre el Imperio (falsamente dividido), la sociedad imperial norteamericana, hoy estratificada en "blancos", hispanos y negros, se posiciona y da un resultante numérico en las encuestas.

Las mediciones tras la operación "Quema del Corán" marcan claramente una tendencia favorable a al lobby militar: La última encuesta de Gallup indica que más de dos tercios de los estadounidenses apoya un ataque a Irán e identifica al "terrorismo islámico" como enemigo número uno de EEUU y  la humanidad.

Y ambos bandos ya empezaron la operación de aprovechamiento con el anuncio de la quema de ejemplares del Corán que el aparato mediático sionista diseminó por todo el planeta haciendo estallar la paranoia y generando el rechazo a la "islamofobia".

La paranoia desatada lleva  agua de consenso electoral a los molinos "progresistas" de Obama. Y hace soñar a los demócratas que van a mantener la mayoría parlamentaria en noviembre.
Por otra parte,  y en un claro beneficio para los republicanos, la "histeria antimusulmana", acompañada de un proyecto  de construcción de un centro islámico en la “zona cero” de Nueva York, reafirma en un sector mayoritario de la sociedad estadounidense la convicción de que Obama es un "presidente musulmán".

Además, polariza y galvaniza  las voluntades de los que apoyan un ataque militar a Irán, en claro beneficio de los intereses del lobby militar del  Pentágono que controla los negocios de la guerra.

Los resultantes sociales

Los sondeos ya marcan el resultante de la "islamofobia".

De acuerdo con  la última encuesta de The Washington Post y la cadena ABC , el 49% de los estadounidenses dice tener opiniones “desfavorables” del islam, frente a un 37% que siente lo contrario.
“Es la división más negativa en esta cuestión desde octubre de 2001”, tras los atentados del 11-S, destacó el Post. Más aún: casi un tercio de los encuestados considera que el islam “alienta a la violencia".

El director de comunicación del Consejo sobre Relaciones entre EE.UU. y el Islam (CAIR), Ibrahim Hopper, e dió una manito a los objetivos de Obama al denunciar la "islamofobia" como una exclusiva operación de la "derecha".

Mirando una sola cara,  señaló que hay factores que se han acumulado y que, juzgó, tienen como objetivo las elecciones legislativas de noviembre en las que "están en juego los equilibrios políticos en ambas cámaras del Congreso".
“Un gran factor es la disposición de los políticos de derecha a machacar a los musulmanes para ganar puntos políticos”, señaló. Y atribuyó la creciente islamofobia al “surgimiento del movimiento (ultraconservador) Tea Party y su disposición a alentar la retórica intolerante”.
Hopper también denunció el "intento de la derecha de difamar a Obama usando cualquier técnica", como “decir falsamente que es musulmán , aunque para eso necesitan que el concepto musulmán sea peyorativo”. O apuntar a la recesión económica y al hecho de que “la gente parece necesitar un chivo expiatorio”.

A este socialdemócrata, de tendencia "progresista", se le olvidó analizar el beneficio electoral que le arrima a Obama y a los demócratas  "victimizándolo"  como un perseguido de la ultraderecha blanca y conservadora que nuclea a sus votantes dispersos en su defensa.

Como siempre, el "progresismo" imperial, en control de la mayoría del aparato mediático, diluye su rol dentro de la política imperial situando el "peligro" en la derecha conspiradora.

En definitiva, ambos sectores hacen aprovechamiento de la "islamofobia" desatada con la operación "Quema del Corán".

Y el recrudecimiento de la guerra electoral por el control, con Irán y la "islamofobia" como variables de ajuste, tiene un plazo hasta el 3 de noviembre, fecha de las elecciones parlamentarias.

Terminada las luces artificiales de la campaña electoral, demócratas y republicanos seguirán complementándose en un diseño de política estratégica de Estado en defensa de los intereses de las grandes corporaciones económicas que marcan el accionar de las políticas internas y de la conquista de mercados encubierta en las "guerras preventivas" contra el "terrorismo".

Como ya está probado en forma histórica y estadística: La política exterior y la política interna de EEUU (los niveles de decisión estratégica) no la dirigen los presidentes o los partidos sino el establishment económico-financiero que controla la Casa Blanca y el Congreso a través de sus "lobbies" y operadores que actúan sobre los partidos, los legisladores, los funcionarios y condicionan las decisiones presidenciales. 

En este escenario, republicanos y demócratas que hoy disputan y sacan rédito electoral con la operación "Quema del Corán", cumplen el rol de gerentes eventuales de intereses imperiales que trascienden  a sus gestiones.

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