domingo, 29 de agosto de 2010

LA LIBERTAD NO SE DECLAMA NI ES UN DERECHO: LA LIBERTAD SE EJERCE

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Por Emilio Nazar Kasbo

Todo ser humano, por naturaleza, tiene libertad, o de lo contrario no es un ser humano. Dios creó a la persona humana como un ser libre. Incluso en el mayor grado de discapacidad intelectual o motriz y de inconsciencia, la libertad existe como parte del ser humano, así como tiene inteligencia y voluntad. Aun en el caso de posesiones diabólicas, existe algo de libertad humana que es imposible de ceder o transferir, porque es propio de la naturaleza.

NO SOMOS ANIMALES
Un animal cualquiera se mueve, come y hasta busca sus alimentos pudiendo seleccionar los mismos ¿es eso libertad? No, eso es fruto de un ánima sensitiva, que es de naturaleza mecánica y adaptada a su propio ser. ¿Es así la libertad humana? No, porque las facultades humanas son espirituales, que implican una capacidad metafísica y teológica de contemplar y de amar (estas dos cosas no puede hacerlo un animal, a no ser que se entienda cualquier cosa por esos vocablos).
Es sabido que existe una libertad exterior y otra interior. La libertad exterior es física, de movimiento, en tanto que la libertad interior es intelectual y volitiva. La libertad exterior puede estar condicionada, pero en tanto no se renuncie internamente a la libertad interior para vencer las condiciones impuestas, ésta sigue estando. Y optando por una renuncia, es un ejercicio del libre albedrío.
Algunos confunden el libre albedrío (capacidad de elegir) con la libertad (el hecho de elegir lo mejor y buscarlo). Son dos cosas diversas. Eligiendo el mal, el hombre se esclaviza, y lo mismo sucede cuando se "adapta" al mal renunciando a la búsqueda del bien (haya o no condicionamientos externos para ello). El martirio por causa Jesucristo en unidad con la Fe de la Iglesia Católica, es una muestra de cómo no se renuncia a la libertad interior a pesar de las condiciones externas que se imponen como condicionantes.

LIBERTAD DE LO BUENO
La capacidad de elegir, siempre ha de ser entre cosas indiferentes. Para entretenimiento, ¿vamos a jugar al tenis, al paddle o al fútbol? Cuando hay cuestiones que son de diversa naturaleza, ahí no hay opciones: o se acata lo superior o se lo traiciona. ¿Tengo que estudiar o divertirme? ¿Tengo que ser fiel a mi familia o me tiro a chanta? Esas no son opciones, allí no hay ejercicio de la libertad.
La libertad no se concede ni se quita: se ejerce. ¿Por qué se puede decir esto? Porque de modo propio, la libertad no se define por la libertad de movimiento, sino por la libertad interior que hemos descripto. Y el hombre verdaderamente libre es el que trata de seguir en su vida el Camino de la Vida, que es Jesucristo mismo.
En el ámbito social, lo dicho se aplica a la "libertad de prensa". Existe una moral pública (aunque aparezca como "derogada de hecho", sigue existiendo con todo su peso y el costo para quien la viola= infelicidad personal y ajena). No existe contraposición entre libertad de prensa y moral pública, porque la moral pública está primero (como lo mejor), al igual que una persona no opta libremente entre virtudes o vicios. Lo mismo sucede con la "libertad religiosa": no se elige entre una falsa religión o una religión verdadera, sino que solamente se es libre siguiendo a Jesucristo y la Iglesia Católica; el resto es libertinaje.

LIBERTAD Y VERDAD

La inteligencia determina lo verdadero, y la voluntad busca lo bueno que se halla en la verdad que la inteligencia ha determinado. El ejercicio de esa búsqueda de lo bueno en las obras, es el acto libre.

Por eso, cuando la inteligencia confunde lo verdadero con lo falso, cuando la voluntad confunde la búsqueda de lo bueno con lo malo, no hay propiamente libertad. La confusión tiene por consecuencia la realización de actos torpes, y que no son plenamente libres.

La verdad es un presupuesto de la libertad, y cuanto más elevada es la verdad, la libertad escala a grados también más elevados. Esa libertad, llega a ser una disposición de ánimo para ser un instrumento de la Voluntad de Dios según las enseñanzas de Jesucristo que han sido transmitidas por la Tradición de la Iglesia Católica.

El mayor acto de libertad, externamente parecería un acto de esclavitud. Es el caso de la Virgen María aceptando ser la madre del Mesías Salvador de la Humanidad: “he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu Palabra”, dijo. Es decir, la mujer más libre del mundo mostró una libertad Sobrenatural para ser un instrumento de Dios.

LIBERTAD DE PRENSA

En 1993, la Asamblea General declaró el 3 de mayo Día Mundial de la Libertad de Prensa (decisión 48/432, del día 20 de diciembre). Desde entonces, se ha celebrado cada año el 3 de mayo, aniversario de la Declaración de Windhoek. Esta medida tuvo su origen en la Conferencia General de la UNESCO que, en una resolución de 1991 sobre la «Promoción de la libertad de prensa en el mundo» había reconocido que una prensa libre, pluralista e independiente era un componente esencial de toda sociedad democrática y un derecho humano fundamental.

Pero qué es una ¿“prensa libre, pluralista e independiente”? Caben en esto dos interpretaciones, una de las cuales ya hemos referido: libertad como preferencia reflexiva de lo mejor, en el marco del pluralismo que implica varias opciones indiferentes en la opción, que no resultan ni inmorales, ni ilícitas ni ilegales en su elección, y el rasgo de independencia que implica el no “vender” la libertad de expresión en la transmisión de la Verdad a cambio de prebendas para difundir errores o mentiras a cambio de bienes o influencias espúreas. La otra interpretación es la de una libertad absoluta que no distingue entre lo bueno y lo malo (un libre albedrío enloquecido), en el marco de un pluralismo que denigra a la Verdad equiparándola a los errores diversos, en el marco de una falsa independencia que resulta una excusa para sembrar el caos, la anarquía y la subversión perversa en la sociedad.

Se escogió para celebrar el día de la Libertad de Prensa la referida fecha, a fin de conmemorar la Declaración de Windhoek sobre la promoción de una prensa africana independiente y pluralista, adoptada el 3 de mayo de 1991 en el Seminario sobre la promoción de una prensa africana independiente y pluralista organizado por la UNESCO y las Naciones Unidas en Windhoek (Namibia).

La Declaración de Windhoek fue aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en su vigésimo sexto período de sesiones (1991). Por otra parte, el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma que «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión».

DERECHO HUMANO

A este artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos se le deben realizar algunas precisiones. En primer lugar, habla de individuo, es decir, no de la persona humana, que en definitiva es la única que tiene suficiente capacidad de razonar para poder comunicarse con sus semejantes e incluso con Dios.

El individuo es la persona humana considerada como uno más dentro de la especie, y no como una persona.

A ello se le suma la “libertad de opinión y de expresión”, pero como un “derecho”. No hace referencia a la libertad interior o libertad de pensamiento (propio de la naturaleza humana), sino a la libertad de expresión, es decir, de comunicarse con sus semejantes por diversas formas.

 

LA DECLARACIÓN DE WINDHOEK

La Declaración de Windhoek la efectuaron los participantes del “Seminario para la promoción de una prensa africana independiente y pluralista organizado por las Naciones Unidas y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que se celebró en Windhoek (Namibia) del 29 de abril al 3 de mayo de 1991”.

La Declaración consigna en su punto 2 que “Por prensa independiente debe entenderse una prensa sobre la cual los poderes públicos no ejerzan ni dominio político o económico, ni control sobre los materiales y la infraestructura necesarios para la producción y difusión de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas”. Pero si esto es llevado a un grado absoluto… ¿Quién controla a los medios de comunicación? ¿Quién vela por la moral pública y por las virtudes públicas? Si los medios atentan contra el Bien Común, ¿Quién los hará volver a su sitio? ¿Significa esto que deben derogarse todos los delitos que pudieran cometerse empleando los medios de prensa? ¿Significa que los medios de prensa deben ser impunes?

El punto 3 de la Declaración especifica que “Por prensa pluralista debe entenderse la supresión de los monopolios de toda clase y la existencia del mayor número posible de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas que reflejen la más amplia gama posible de opiniones dentro de la comunidad”. Pero en este caso, también caemos en un grave exceso, ya que el pluralismo al que se hace alusión no distingue en la multiplicidad de opciones buenas, sino simplemente de opciones, que pueden incluir hasta las que pueden provocar daños a personas, grupos sociales o al país entero.

DEMOCRACIA Y LIBERTINAJE DE PRENSA

Refiere la declaración en el punto 5 que “La tendencia mundial hacia la democracia y la libertad de información y de expresión es una contribución fundamental a la realización de las aspiraciones de la humanidad”. Esto no es más que la expresión de un mesianismo político puesto en un régimen político con una forma determinada, lo cual no garantiza en absoluto que ese sistema de gobierno pueda contribuir “a la realización de las aspiraciones de la humanidad”.

Es más, se percibe una tendencia en las democracias actuales a la anarquía y a la violación de los derechos de las personas ejercida de modo absolutista y arbitrario por quienes detentan temporariamente el gobierno de cada país que dice ser “democrático”, vulnerando incluso las más elementales normas racionales de convivencia y del Bien Común. Y a estos avasallamientos, la prensa tiene la obligación de denunciarlos y hasta de enfrentarlos, aunque se llamen “gobiernos democráticos”.

En el punto 6 de la Declaración se detalla que en África hay periodistas y editores que son víctimas de represión, cuyas actividades son restringidas por presiones económicas y políticas, restricciones al suministro de papel diario, sistemas de licencia previa, restricciones de concesión de visas, al intercambio de noticias y de información, limitaciones a la libre circulación de diarios dentro y fuera de las fronteras, llegando al partido único que en algunos países ejerce un dominio total sobre la información.

¿CENSURA A LA RECTA CENSURA?

La Asamblea General de las Naciones Unidas debería declarar que la censura “constituye una grave violación de los derechos humanos, cuestión que incumbe a la Comisión de Derechos Humanos”, afirma la declaración en el punto 8. Ahora bien, si todo tipo de censura es mala, la censura de la censura también lo es. El problema no es la censura, sino si ésta es bien o mal aplicada. La censura aplicada desde la óptica de la filosofía aristotélico-tomista o platónico-agustiniana busca el Bien Común y sanciona el mal uso de la prensa; la censura (o la falta de censura) aplicada desde la óptica comercial, liberal o materialista en cualquiera de sus formas, es nociva a toda la sociedad y se convierte en altamente peligrosa. Censurar a la correcta censura, es un acto de censura censurable.

Esta declaración en el punto 10 pide financiamiento a la creación de medios de prensa por los organismos internacionales, pero en el punto 11 establece una censura (es decir, restricciones a la prensa, de las que antes afirmaba que no se debían realizar): “Toda financiación debe estar encaminada a fomentar el pluralismo así como la independencia”. Es decir, no debe concederse financiación para fomentar medios de comunicación que sostengan la existencia de la Verdad (pues el contexto es de relativismo), y por tanto la única discriminada y censurada en este caso será la Iglesia Católica verdadera en tanto sostenga que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, financiamiento que sí será dado a quienes renuncien a Jesucristo como La Verdad para confundirlo con cualquier otra religión de un modo sincretista (condenado por el Magisterio de la Iglesia).

Por tanto, el día de la “libertad de prensa” se equipara al día de la “censura a la Iglesia Católica” en los medios de prensa, aunque nadie lo haya declarado de manera explícita hasta el momento. Tal es la conclusión a la que se llega de la lectura de este documento que impide la difusión del Evangelio tal cual como Jesucristo enseñó a los Apóstoles es censurada, a la vez que fomenta cualquier otro tipo de enseñanza que reniegue de la Verdad, es decir, el libertinaje de prensa institucionalizado.

Libertad-autoridad

LIBERTAD Y AUTORIDAD

La libertad, ¿asesina a la autoridad? De ninguna manera.

Cuando la libertad asesina a la autoridad, no es una verdadera libertad sino un libertinaje, no es expresión de la Paz, sino de una revolución. Pero depende a qué se llama autoridad también.

Dios otorga de modo directo el poder a quien gobierna, y de ese modo se constituye en autoridad, cuya responsabilidad está en el origen mismo del mando. Cuando la autoridad deja de guiarse por el Bien Común, en los términos de la filosofía platónico-agustiniana o aristotélico-tomista, ésta se convierte en un gobierno autoritario que se deslegitima, y al cual debe ponerse fin del modo más inmediato. Y en este caso, la libertad ejercida tenderá a la destitución del tirano.

Mas cuando existe un gobierno ejercido por un hombre justo, que tiende al Bien Común y efectivamente reina la paz en la Nación, no puede haber contradicción alguna entre la libertad y la autoridad: ambas se desarrollan de modo armónico. ¿Quién querrá asesinar a esa autoridad? El libertinaje.

Efectivamente, existe una tensión social entre la libertad y el libertinaje, entre la autoridad y la tiranía. La libertad jamás asesinará a la autoridad, y la autoridad jamás atentará contra la libertad. La libertad y la autoridad están en conflicto con el libertinaje y la tiranía, que son esencialmente perversos.

El problema es que se utilizan los mismos términos hoy para designar conceptos diversos. Las mismas palabras han sido deformadas, por lo que más que nunca se hace imperiosa la enseñanza de la metafísica. El pueblo necesita Metafísica, y sólo una buena Autoridad es capaz de enseñarla.

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