domingo, 11 de julio de 2010

¿QUE BUSCAN LOS HOMOSEXUALES? ANGUSTIA, ESCÁNDALO Y DINERO

a familia 2

Por Emilio Nazar Kasbo *

 

Los homosexuales tienen una tendencia al escándalo público, a hacerse notar, sentirse el centro de atracción del universo. Asimismo, su inseguridad los lleva a un gran apego hacia lo material, en particular a una seguridad que brinda el dinero. Desviado su amor de Dios y de todo sentimiento de Bien Común, centran su vida en el placer momentáneo del hedonismo. Contra Dios, contra la sociedad y contra sí mismos, son la máxima figura de la rebelión, y por tal motivo jamás hallan paz en su condición.

En ningún momento pretendemos discriminar a persona alguna. Simplemente se quiere dejar en claro que las Instituciones tienen una finalidad, y que tal finalidad no se puede desviar por un mero capricho humano. Nadie afirma que hay que “quemar” ni “matar” ni “discriminar” a persona alguna, pero sí hay que saber que los niños sólo nacen de modo natural de la unión de un hombre y de una mujer en un proceso que se denomina embarazo (¿lo sabía?).

La Felicidad… dijo Palito

El grado de neurosis en tales personas goza de varias peculiaridades. El homosexual trata de buscar la felicidad humana donde jamás la puede hallar, en todo aquello que no lo puede satisfacer. Por eso, la pretensión del “matrimonio homosexual” o de la “unión civil” en nada cambia su angustia, que surge de esa rebelión descripta.

¿Acaso quienes han logrado nulas sentencias antijurídicas en un pretenso “matrimonio” como imaginando la unión del mismo polo de dos imanes han alcanzado la panacea de la “felicidad”? Dista mucho de ello. Hacen un gran escándalo, se sienten el “centro” del universo y de los medios de comunicación… y después vuelven a la realidad, cual la risa del payaso que esconde su llanto interior, sus dolores y sus quejas que jamás serán vistas en público.

¿Acaso Carolina Pérez y Verónica Dessio han alcanzado la “felicidad”? ¿Dónde está su “felicidad? Lo leemos en la sección “suciedad” de Clarín del día domingo 11 de julio de 2010 en la página 45: “vamos a pedir un crédito juntas y a poner la casa a nombre de las dos” ¿Y para eso necesitaban que el Registro Civil las anotase como “matrimonio”?

La guita hace al mundo girar…

O sea: ¿si les dan un crédito son felices, y no se lo dan son infelices? ¿Qué sucederá si se aplica la Ley y les informan que su matrimonio es tan nulo como si se hubiesen casado dos hermanos, o como si se hubiese casado un ser humano con su oveja a quien tanto ama? ¿El problema de ambas era bancario?

Dice el referido medio: “Ahora, no sólo vamos a pedir un crédito por más plata sino que la casa estará a nombre de las dos, la hipoteca será de las dos, y ante cualquier situación que pueda ocurrirle a una de nosotras, la otra no va a quedar en la calle”, explica Verónica, transmitiendo la tranquilidad que consiguieron el 25 de junio cuando el oficial del Registro las declaró “unidas en legítimo matrimonio”. ¿Esa es la “tranquilidad”? Evidentemente, la descripción inicial que se ha realizado en este artículo, es certera: el apego al dinero, al “becerro de oro”.

¿Qué más hace a su “felicidad”, a ese “gran cambio” en su vida que implicó una inscripción en el Registro Civil que es nula de nulidad absoluta según la Ley? Veamos qué declaran a Clarín: “Verónica subraya: “Como soltera tenía que pagar Ganancias, pero con mi nueva condición de casada dejo de pagar ese impuesto porque el mínimo no imponible sube”, apunta. Otra, la obra social: “Hace un tiempo -cuenta Verónica-, Carolina tuvo un problema que requirió intervención quirúrgica y no tenía obra social. Hice el pedido para ella en mi obra social (Ioma) como conviviente, pero lo rechazaron. Tuvimos que ir a una prepaga. Superado ese momento, estuvimos a punto de presentar un amparo judicial pero no lo hicimos porque Carolina entró en el Poder Judicial y accedió a Ioma. Con la libreta de matrimonio ese trámite se aprueba directamente”. Dinero, dinero, dinero. Poderoso caballero es Don Dinero. En eso se centra el tema del “matrimonio”, y lo mismo sucede con la Unión Civil, da lo mismo cómo se lo llame.

Otro ejemplo

Y no faltó el “testimonio” de la “felicidad” de Alberto Fernández y de Matías Méndez: “se casaron. ¿Qué ganaron?” Pregunta el diario Clarín, y responde que “cálido respeto de familiares, amigos, compañeros de trabajo y alumnos” ¿Acaso antes no eran respetados? ¿El matrimonio civil es utilizado para ganar respeto y consideración, o es otra cosa?

Pero no sólo eso… también ganaron dinero, “money, money, money”: “la seguridad de que en adelante la casa en la que viven es de los dos. En cuestiones más formales, el matrimonio les permite acceder a la luna de miel en Mar del Plata que brinda ATE a todos sus afiliados que se casan. Y también al subsidio de 900 pesos que paga ANSES”. Todo gira en torno al dinero, pero el matrimonio en ninguna parte afirma que es para ganar dinero, sino para tener hijos y educarlos en el marco del mutuo débito conyugal (elemento del cual carecen estas personas referidas).

Y continúa Clarín: ““Tuvimos una ceremonia muy emotiva”, recuerda. “Nuestras familias y amigos pudieron homenajearnos como pareja”. ¿Necesitan el matrimonio para una “ceremonia muy emotiva” o para que su familia y amigos les hagan un homenaje? Todo esto cae fuera de la Ley, no sólo del Matrimonio, sino de la discriminatoria Unión Civil.

Todo es matrimonio

¿Qué es lo que diferencia a un abyecto pedófilo merecedor de vituperio que tiene relaciones sexuales con un menor que cuenta con 17 años y 364 días de edad, con un digno “gay” digno, honorable y loable "gay" si lo hace 3 días después?

Si el problema es la discriminación, el Matrimonio no cabe a los homosexuales por los referidos motivos, y por otros muchos de origen no solamente religioso, sino además jurídico, médico, psicológico, sociológico, demográfico, geopolítico y desde tantos puntos de vista que resulta impensable la existencia de un “matrimonio homosexual”, y por tanto no existe discriminación alguna si no se cumplen los requisitos básicos para un matrimonio en el caso de unión de dos homosexuales.

Pero si el problema es la discriminación, sí resulta discriminadora la Unión Civil, ya que en sí pretende otorgar los derechos de un matrimonio a quienes no son matrimonio. Y en este caso, ¿por qué tiene que ser solamente a dos personas? Dado que no es un Registro Civil, ¿se puede anotar un hombre con 5 mujeres? ¿O una mujer con 5 hombres? ¿Por qué tienen que mantener relaciones sexuales para anotarse en una Unión Civil? ¿No se discrimina a un padre viudo con varios hijos que conviven en un mismo hogar, para que puedan recibir la pensión de quien eventualmente pudiera morir? ¿No se les puede realizar el incremento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias en estos casos? ¿Y por qué no se pueden anotar las monjas integrantes de un Convento, o los seminaristas que conviven en un Seminario pero sin tener relaciones sexuales entre sí?

Regular lo irregular

Precisamente, se pretende regular lo irregular. Si un hombre y una mujer no se casan, viven en concubinato (sucede lo mismo bajo la Ley Civil que bajo la Ley Canónica de la Iglesia Católica). Si la Ley Civil mañana estableciera que toda persona que conviva durante más de tres años con otra persona del sexo opuesto queda equiparada en su vinculación a un matrimonio, disolviendo todo posible matrimonio anterior, estaría regulando lo irregular, convirtiendo en jurídico un vínculo que precisamente busca no ser jurídico.

Cuando todo es matrimonio, entre un hombre y una mujer, entre dos hombres, entre dos mujeres, entre varios hombres o mujeres… entonces no hay matrimonio. Si todos tienen derecho al matrimonio, la Ley debe ser para todos, para los que tengan o no tengan relaciones sexuales entre sí, ya que esas son acciones privadas de los hombres que Dios ha de juzgar. Cualquier otra cosa es injustamente discriminatoria.

¿Cuáles son los efectos? Lo que dicen que logran: la pensión, créditos bancarios, cobertura de la obra social y aprovechamiento de los beneficios del sindicato. Pero para eso, no hace falta ni una Ley de Matrimonio ni una Ley de Unión Civil.

La Ley no se puede usar como excusa para una “fiesta”, para un “agasajo” o un “homenaje”. Y repetimos: ninguna Ley quitará la angustia de los homosexuales, porque los mismos tienen un problema que debe ser tratado por quienes libremente lo deseen, para salir de él.

Geopolítica

La Argentina tiene las características económicas de un país subdesarrollado, país en el cual se está negando el 82% móvil a los jubilados y el respectivo porcentaje de los pensionados porque afirman que “no hay dinero”. Sin embargo, de aprobarse la Ley de Matrimonio “homosexual” o de Unión Civil se deberán incorporar un gran número de beneficiarios… y “no hay dinero”.

Por otra parte, nuestro país tiene las características demográficas de un país “desarrollado”: estamos deshabitados fuera del conurbano bonaerense y de las grandes capitales del país (gran Córdoba, gran Mendoza, Santa Fe y Rosario). Necesitamos poblarnos, no con inmigrantes sino con una población autóctona. Respecto de los inmigrantes, necesitamos una política de integración y de que ellos se inculturen en Argentina, en particular los chinos y coreanos que han venido como una oleada hasta ciudades recónditas de la República.

Para ello, es necesario que nazcan más bebés, lo cual es imposible de lograr en uniones de personas del mismo sexo (las cuales para lograr la ficción de tener hijos deben recurrir a la adopción, es decir, a lograr hijos de terceras personas para apropiárselos con un aval jurídico).

Juan Domingo Perón, en su tercer Gobierno, redactó el Modelo Argentino en el cual claramente expresaba el sostenimiento de la moral cristiana, y de la familia basada en el matrimonio entre un varón y una mujer, quienes conservan siempre el derecho primordial de educación de sus propios hijos, y en cuyo marco está el derecho y el deber de poblar el país para dar lugar a las próximas generaciones. Parece que eso lo han olvidado muchos legisladores y militantes peronistas ¿Qué es lo que se pretende hoy con estas leyes de “matrimonio homosexual” o de “unión civil”? Nada más que confirmar lo que un amigo sostiene: que no somos ni un país desarrollado, ni un país subdesarrollado, sino que somos un país definitivamente ARROLLADO.

 

* Especialista en Derechos Humanos UNLZ

NOTA: Los argumentos Sobrenaturales los dejamos para otra nota, que aborde la cuestión desde lo teológico.

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