lunes, 28 de junio de 2010

CÓRDOBA Y MENDOZA: “ZONA ESPIRITUAL LIBERADA” PARA EL AQUELARRE SODOMÍTICO DE PRESBÍTEROS ANTE EL SILENCIO DE LOS OBISPOS

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Cuando la estrategia es la “prudencia” que siempre dispone callar y huir de los problemas, entonces no se trata de prudencia, sino de cobardía. Un Obispo que no toma medidas para encauzar a sacerdotes díscolos que predican en contra de la Iglesia Católica y de dos mil años de Tradición desde Jesucristo, se convierte en cómplice de las herejías.

ALESSIO Y LOS 12 APÓSTATAS

El ¿“padre”? Nicolás Alessio de la ciudad de Córdoba, en Argentina, defiende posturas contrarias a la Iglesia Católica, a la cual agravia y agrede, se reconoce públicamente como homosexual, mientras continúa ejerciendo su ministerio como “¡¿párroco?!” en esa ciudad, sin que el Obispo Carlos Ñañez tome medidas al respecto. Alessio, con su dedo acusador, pide perdón por pertenecer a la Iglesia Católica, ofende a los Pastores de la Iglesia, se reconoce públicamente como homosexual y hace apología del vicio, del pecado e incluso de la adopción de menores por homosexuales. El silencio se convierte en complicidad.

Alessio no “cuelga la sotana”, simplemente porque no la tiene.

Alessio en el acto de apoyo al homomonio, empezó su discurso pidiendo perdón por «pertenecer a una institución que no termina de convertirse al evangelio de Jesús, a un Jesús que jamás condenó la homosexualidad y jamás condenó el matrimonio homosexual».

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Alessio “salió del closet”… y de la Iglesia Católica, mientras permanece “predicando” como sucesor del hereje escandalizador “Quito” Mariani ¿qué hará Ñañez?

Alessio participó de una manifestación homosexual, y sólo le faltó presentar a su “pareja”, no como hicieran otrora algunos con una manceba, sino con un mancebo para la ocasión. ¿A ver si Ñañez “sorprende” con algo inesperado… que motiva su inacción, al igual que sucede con su par Arancibia en Mendoza?

Carlos Juan Ñañez

GRAVE ESCÁNDALO

Hay un malvado conato de los perversos que con nociva voluntad y depravadas intenciones inducen el cisma y el error en las almas de los fieles.

No se detienen por temor de Dios, don que es principio de la Sabiduría, y el rebaño de la Iglesia queda inerme ante las falsas prédicas de quienes usurpan la condición de presbíteros, y ante la inacción de los Obispos.
El mal ejemplo y las conductas torcidas de aquellos que son de elevada condición o de alta dignidad en las jerarquías de la Iglesia Militante que por compartir herejías se hallan fuera de ella, pueden hacer tropezar a los débiles, y hasta para los fuertes es grande el peligro de sucumbir cuando son sus mismos pastores quienes los inducen a dejar la recta senda de la Verdad y la castidad, así como el ámbito del matrimonio reservado para el uso natural de su anatomía.

REAL HEREJÍA DE REALE
Es grande la consternación que sufre la feligresía al llegar a sus oídos la triste noticia de la prédica perversa del presbítero Vicente Reale, que alabó con macabra poesía la formalización de la unión sodomítica y la más triste aún de la total falta de intervención de su ordinario, José María Arancibia.

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Mendoza es así abandonada al dominio de la herejía, y no sólo difundida en sus “misas”, sino por los medios de comunicación como “palabra autorizada”. Este “sacerdote” afirma que no hay ningún problema en el reconocimiento del matrimonio homosexual, y hasta lo alaba como una expresión de libertad, olvidando que se trata de un vicio aberrante contranatura.

Jesucristo condenó toda actividad que no fuese la castidad y la fidelidad en el matrimonio, condenó todos los pecados, y los Apóstoles dieron testimonio de ello. ¿Cómo pueden afirmar que un pecado mortal que condena el alma es algo loable? ¿Cómo pueden afirmar que un vicio lujurioso es en realidad una gran virtud?

Las palabras de Vicente Reale, “cura” de la iglesia Jesús Nazareno ubicada en el Gran Mendoza, a favor del proyecto que permite el casamiento entre personas del mismo sexo, sólo provocan escándalo en la feligresía. Sobre las reacciones de la Iglesia dijo que le llegó el mensaje del Obispado mendocino en que "sólo se exponía que la Iglesia tenía una opinión diferente" y que lo convocarían para hablar sobre el tema.

Para este “sacerdote”, la Iglesia tiene el derecho de exponer y defender su postura al respecto, y él se siente libre para decir lo que siente "en conciencia".

 

 

La diócesis de Córdoba ante estos sucesos se puede definir como una “zona liberada”, un “libre aquelarre”.

¿Cuál es el límite en la provincia de Córdoba? ¿O esperan que las sanciones lleguen a todos, Obispos incluidos, desde el Vaticano? La Iglesia Católica está siendo atacada desde dentro, y esto es una prueba explícita del humo de Satanás.

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