martes, 2 de marzo de 2010

LAS VOCES DE JORGE BORN



Publicamos en Diario Pregón de La Plata una nota que las fuentes propias nos hicieran llegar, la cual carece de firma. La misma se refiere a Jorge Born y los montoneros, y a continuación la transcribimos en su integridad:



(Algo que, hace mucho, se me quedó en el tintero)
La voz de Nildita, cálida y suave, junto con las palmaditas sobre la mano izquierda de Jorge Born, la terminaron deschavando sin asco. He aquí su imagen egregia circundada de un rojo Chávez furioso, pero que también es el color de Su Majestad de quien ella es sirvienta.

Esta gacetilla lo único que hace es demostrar mi incuria. Simplemente porque pertenece a octubre del 2007. Y la mandé a dormir sin más a la maleta do mora la polilla y el orín. ¿E per che hiciste cuesto Cicerone? No me recordasi. Mas, aparecida que fue, como siempre sin querer, reconozco el error y se las mando ahora para vuestro deleite o lo que más les venga en ganas hacer.
Resulta que por aquel entonces (dos años y cinco meses atrás), había un programa llamado Post Data, que era conducido por Oscar González Oro, más conocido en el medio y fuera de él como El Negro. Allí se le realizó una entrevista a Juan Bautista Tata Yofre, periodista e historiador, a raíz de la presentación de su libro Fuimos Todos (abajo el Tata Yofre en una fotografía tomada mientras se desarrollaba la entrevista).


En este espacio, el entrevistado rememoró el período desde "el 76 hasta el 83, El Proceso", y habló de la gente que "vio con satisfacción el nacimiento del gobierno militar". Que dicho sea de paso parece que no fueron uno ni dos, si no sofocientos mil aunque la cifra parezca abultada.
No va que les digo que, durante aquella entrevista, Yofre se puso a hablar, inesperadamente, de Jorge Born y de su secuestro en los 70 por los Montoneros (Juan y Jorge Born, a la izquierda y derecha de la fotografía de abajo, eran ejecutivos de la Empresa Bunge y Born y fueron secuestrados el 19 de septiembre de 1974; Jorge Born fue liberado el 21 de junio de 1975. Su hermano Juan, tres meses antes).

Y fue allí cuando el Tata Yofre vinculó con ese episodio a la actual Ministra de Defensa, Nilda Garré:
"Jorge me ha dicho a mí, nunca lo ha confesado, en medio de su dolor y esas voces que permanentemente vuelven, que él estaba tabicado, con los ojos tapados", relató Yofre ante cámaras.
Y continuó Jorge Born: "Que había guardias que se rotaban, podían ser hombres, podían ser mujeres. Que había una mujer que lo atendía bastante bien, con educación. Le golpeaba la mano y le decía Jorge deciles que paguen cuanto antes, así te podés ir".
Según el relato del Tata Yofre, Jorge Born le confesó que "cuando escuchaba la voz de Nilda Garré está escuchando esa voz". Y aseguró que "si tendría que escribir alguna columna en algún diario le pondría Voces y hablaría de estos episodios".
Y bien, ¿qué es todo esto en medio de aquel ajetreado 1974? Nada. Un chichón en el asfalto en semejante desbarajuste. Yo seguiría pensando así de no ser lo que vino mucho después. Mejor dicho hace muy poco.
Resulta que cuando el desaparecido J. López (en la fotografía de abajo), declaró ante el Sanedrín de Caifás Rozanzki, en la causa donde el Comisario Etchecolatz recibió la condena de cadena perpetua, entre las imbecilidades insoportables que dijo este anciano, fue que en reiteradas oportunidades él había reconocido a Etchecolatz por su voz, por cuanto lo tenían encadenado y encapuchado.
Una capucha muy particular porque parece que vio todo (como por ejemplo la quema de cadáveres nocturna con llamas que llegaban a 14 metros de altura: ¿qué hacía López en la madrugada fuera de su celda, donde debía estar encapuchado y encadenado, presenciando una quemazón sin abuela, al aire libre en el patio trasero?), pero a Etchecolatz, que es lo que interesaba a los fines del interrogatorio, no. A Etchecolatz no lo vio, lo sintió. Un tipo misterioso, tanto como su desaparición. ¿Y el abogado de la defensa? Bueno, aquí no tengo espacio para hablar de idiotas.
Y lo mismo habría de decir del sionista Héctor Timerman cuando contó su bodrio que llevó a la ergástula al Padre von Wernich. Pero lo de este hebreo es peor: porque escucho que le dijeron que habían oído una versión de una persona que estuvo escuchando… ¡Basta, por favor!

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