jueves, 17 de diciembre de 2009

UNA TIRANIA REPTANTE


Buenos Aires, 17 de Diciembre del año 2009 - 948



Por Cosme Beccar Varela *

Las tiranías de Hitler y de Stalin necesitaron una Gestapo o una KGB para imponerse. La tiranía de los Kirchner no necesita una policía política de ese tipo para dominar completamente al país. No por eso deja de ser una tiranía porque según la definición clásica ese régimen monstruoso "es un sistema de gobierno en que se sacrifica el bien de la colectividad al provecho particular del gobernante o de los gobernantes", o bien, para imponer una ideología que contraría las más arraigadas convicciones de un pueblo.

La tiranía de los Kirchner cumple ambas condiciones: usa el poder para enriquecerse y, también, para llevar la Argentina hacia el marxismo, cueste lo que cueste. Néstor Kirchner dijo en Rosario el 14/12 ppdo.: "Estamos dispuestos a gobernar muy fuerte estos dos años ...para profundizar la Argentina y que el pueblo en 2011 pueda levantar la bandera de victoria con los compañeros que corresponda. Lo que importa es la idea y seguir cambiando la patria" ("La Nación", 15/127/2009, pag. 10). "Seguir cambiando la patria..." La primacía de la intención ideológica revolucionaria del régimen queda bien clara en esas palabras.

Para conseguir ese resultado, como digo, Hitler y Stalin necesitaron polícías políticas feroces y recurrieron al asesinato de sus oponentes. Kirchner o, más bien, la secta marxista que lo dirige no ha necesitado nada de eso. Se ha impuesto absolutamente, pero de otra manera y puede continuar su obra nefasta manteniendo ciertas libertades inofensivas para el común de la gente.

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¿Cual es el sistema por el cual se puede hacer violencia contra una nación entera sin derramar sangre? Intentaré explicarlo enumerando los medios que aplica la "eminencia gris" de Kirchner desde hace seis años.

1) Desprestigiar la política haciéndola tan repugnante que el ciudadano común no quiera competir con los políticos profesionales y les deje el monopolio exclusivo de los cargos públicos. Siendo los políticos profesionales (la "dirigencia" corrupta e inepta) individuos carentes de ideales y eminentemente venales, la tiranía no tiene dificultad alguna en sobornarlos o en amenazarlos con la pérdida de esos cargos para que le dejen el camino libre.

Los políticos de izquierda tienen una ideología que coincide con la de los Kirchner, aunque difieran en algunas aplicaciones prácticas pero en último término saben que Kirchner es "propia tropa" de manera que nunca se opondrán, si esa oposición pudiera implicar la caída del régimen. A no ser que la secta que lo dirige les haya hecho saber que ha llegado la hora de cambiarlo por otro peor.

2) Esta repugnancia de la política va abotagando la voluntad de analizar los hechos que deberían tener las "clases cultas" hasta terminar perdiendo su capacidad de hacerlo.

La prensa colabora en esa tarea interpretando la situación de una manera que no permite discernir la mala intención de los tiranos ni prever el muy probable desarrollo nocivo de los acontecimientos. De las dos intenciones del tirano que priman sobre el debido servicio al bien común, la prensa sólo menciona la voluntad de aquellos de enriquecerse mediante negociados, cosa que a las "clases cultas" han sido acostumbradas a tolerar como un gaje inevitable de la "política sporca", pero que no les afecta personalmente en sus pequeños placeres y, por ende, no los moviliza al combate contra la tiranía. Llegan a ser incapaces de entender que ese saqueo del Tesoro las perjudica porque daña el bien común gravemente y no puede haber verdadero bien privado si no existe bien común. Han llegado a ser incapaces de comprender el concepto de "bien común". Este es para ellas una abstracción ininteligible.

3) Amparada por esa torpeza intelectual generalizada la tiranía puede ir aumentando su poder casi sin riesgo de ser enfrentada. Lo hace lentamente, paso a paso, sin forzar situaciones que pudieran despertar a esas "clases cultas" o producir una rebelión popular. Si uno compara la situación de la Argentina en el 2003 con la que existe al terminar el 2009 puede medirse el alarmante avance logrado por la tiranía. No importa que los Kirchner personalmente hayan perdido popularidad porque la tiranía no es de ellos sino de la secta marxista que los dirige. Esa secta tiene poder suficiente para reemplazarlo por otro peor cuando quiera. Para eso las FFAA han sido destruidas, las Fuerzas de Seguridad han sido desmoralizadas, el campo ha sido expoliado, el país ha sido atado al carro vencedor del neo-marxismo mundial junto con Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y otros y la prensa dice lo que la secta directiva quiere que diga.

4) Permitir y alentar el surgimiento de falsos líderes de oposición e impedir el surgimiento de verdaderos opositores. Los falsos líderes se caracterizan por lo siguiente: a) No se oponen a la ideología central de la tiranía sino que coinciden con ella en los asuntos que la simblizan, por ejemplo, en la persecución y cautiverio de los militares que combatieron la subversión; en la aprobación de leyes inmorales, como la mal llamada de "salud reproductiva"; en la demagogia permisiva que admite el caos social de los piquetes, las huelgas salvajes, las protestas delictivas, etc.. b) Exigen que el tirano termine su "mandato" y no quieren ni hablar de un juicio político, por más que hay varias causas graves para iniciarlo. c) Admiten sin reacción proporcionada que la tiranía se apodere de la Corte Suprema y destruya las FFAA y de Seguridad. d) Son fundamentalmente venales, al estilo de Borocotó y pueden cambiar de bando en un instante.

5) Dominar la prensa por afinidad ideológica de los periodistas, por soborno o por temor. Por medio de la prensa instalan en la cabeza de la gente ideas falsas e interpretaciones desviacionistas de los hechos. Esto constituye un verdadero "lavado de cerebro" a lo cual coopera poderosamente la correlativa pauperización de la inteligencia del pueblo en todas sus clases. Casi nadie es capaz de descubrir el engaño y la mentira cuando se reviste del prestigio de la prensa escrita o hablada, sobre todo cuando el engaño y la mentira son insistentes y reiterados de diversos modos. Las ideas verdaderas más evidentes se hacen dudosas y las falsas se convierten en verdades innegables, cuando la prensa se empeña en conseguirlo. Ella es la encargada de destruir la reputación de un hombre de bien mediante calumnias, insidias o difamaciones y de prestigiar a los peores rufianes. Y lo consigue siempre, especialmente lo primero.

6) Aflojar la amistad social de tal manera que sea imposible formar asociaciones para combatir la tiranía y defender la Justicia. Las consignas son "sálvese quien pueda" y "no te metás". De esa manera la tiranía se asegura que quienes podrían conducir una reacción sean aislados y que nadie cumpla su palabra. Peor aún, que nadie se comprometa a nada bueno en común con otros. Sólo se unen para divertirse o ganar plata. La sociedad se deshace, incluyendo la familia, cada vez más minada por la sensualidad y el egoísmo.

7) La juventud, de la cual Paul Claudel decía que ha nacido para servir un ideal hasta el heroísmo, vive obsesionada por "hacer carrera" y es enervada con placeres cada vez más degradantes. Los lugares de diversión son antesalas de la promiscuidad prostibularia y funcionan sobre la base de un nerviosismo agitado y enloquecedor. La droga prolifera y se consume cada vez más. La Corte Suprema ha contribuido poderosamente a eso con el fallo "Arriola", legalizando su tenencia para el consumo. Sin la juventud, el idealismo desaparece de la sociedad y con el idealismo desaparece el amor de Dios y de la Justicia. La tiranía neutraliza así la oposición que más teme o sea, la oposición idealista que no calcula y que no se vende.

8) Permitir el aumento de la delincuencia común ostaculizando la acción de la Policía y favoreciendo el crecimiento de las "villas miseria", aguantaderos de los delincuentes que allí se ocultan y donde reclutan nuevos bandidos entre los adolescentes. La proliferación de las drogas contribuye a que la delincuencia sea casi siempre asesina. Con esto, la tiranía tiene la posibilidad de eliminar opositores alegando que han sido víctimas de un delito común. En última instancia, la delincuencia puede ser usada como la Gestapo de esta tiranía habitualmente incruenta. Si a pesar de todos los recaudos antedichos surgiera algún patriota capaz de conducir una resistencia victoriosa contra ella, ésta lo haría eliminar por un asesino de los que no le faltan y lo atribuiría a la delincuencia que se cobra cada día varios muertos.

9) El monopolio de la fuerza pública le permite a la tiranía mantener una amenaza permanente sobre todas las cabezas, aunque no la use. Todos saben que, si quieren, pueden usarla y acabar con cualquier intento de movilización libertadora, ya sea mediante la prisión de los opositores auténticos o mediante la confiscación de sus bienes.

10) Asegurarse de que los jueces sean venales, ideológicamente afines o dominados por el miedo para que estén siempre dispuestos a perseguir con apariencias de legalidad a quienquiera que la tiranía señale. Testigos falsos, negación del derecho de defensa, sentencias inicuas convalidando acusaciones falsas, todo con apariencia de ser un juicio imparcial. Por este medio se puede eliminar a un opositor verdadero enrostrándole delitos infamantes que la prensa se encargará de publicar y de convalidar mediante comentarios perversos. Así, no sólo irá preso sino que quedará aislado de la sociedad. Eso es lo que están haciendo con los 800 militares y policías secuestrados desde hace seis años contra toda forma de legalidad.

11) Hacer imposible toda deposición del tirano por vía electoral, maniobrando el sistema de partidos y usando como, último recurso, el fraude más escandaloso, tal como lo hace Chavez en Venezuela desde que falsificó el resultado del "referendum" revocatorio de Agosto del 2004.

12) Crear el caos social con alteraciones constantes del orden en las calles y en los servicios públicos. Piquetes, huelgas salvajes, campamentos como los que ocupan, por ejemplo, la Plaza de Mayo o cortan la ruta al Uruguay desde hace años, acostumbran a la gente a aceptar el desorden como inevitable y a someterse a la prepotencia de los culpables de ese desorden con una sumisión contraria al caracter de un ciudadano celoso de sus derechos. Esa sumisión es terreno propicio para una tiranía.

* * *

Mediante estos procedimientos, puede instalarse y durar una tiranía indefinidamente, sin Gestapo y sin KGB o sea, sin parecer que es una tiranía, aunque en realidad lo sea y de las peores, porque en vez de matar los cuerpos, mata las almas.


* e-mail: correo@labotellaalmar.com

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