martes, 3 de noviembre de 2009

MURIÓ EL ANTROPÓLOGO JUDEO FRANCÉS CLAUDE LÉVI-STRAUSS




El antropólogo judeo francés Claude Lévi-Strauss murió en la noche del sábado 31 de octubre de 2009, según confirmó la Académie Française. El 28 de noviembre habría cumplido 101 años. Los cuatro tomos de sus “Mitológicas” constituyeron una síntesis de hasta dónde llegó su pensamiento antropológico.

Fue creador de la corriente estructuralista de las ciencias sociales, falleció a los cien años de edad. Lévi-Strauss habría cumplido 101 años el 28 de noviembre y dada su edad no participó el año pasado de los años conmemorativos por su centenario, aunque se encontraba lúcido y en buen estado de salud, según informaron allegados al antropólogo.

Nacido en Bruselas, en el seno de una familia judía, que enseguida se trasladó a París, Lévi-Strauss se licenció en filosofía y derecho en La Sorbona.

Tras ejercer como profesor en Francia, aceptó un puesto en la Universidad de San Pablo (en Brasil), una decisión crucial ya que allí se despertó su pasión por la antropología al estudiar las culturas indígenas del Mato Grosso y de la Amazonia.

Según sus propias palabras, "me convertí en antropólogo por pura casualidad, no porque me interesara la antropología, sino porque quería huir de la filosofía".

Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941, se exilió en los Estados Unidos, donde tomó contacto con las teorías estructuralistas del lingüista Roman Jakobson que ejercieron una gran influencia en él y así es como desde ese momento abogó por una antropología estructural.

El antropólogo francés revalorizó conceptos como raza, cultura y progreso y su tesis de que el ser humano está subordinado inconscientemente a sistemas estructurales ha marcado toda su obra.

También, Lévi-Strauss analizó las costumbres de las etnias y trató de detectar las estructuras de ritos y mitos.

Su punto de partida fue que el hecho de que determinadas ceremonias aparecían una y otra vez en pueblos totalmente diferentes.

Consideraba que los sistemas sociales de las etnias primitivas podían ser más complejos que los vividos en las civilizaciones. La prohibición del incesto, que a su juicio se hallaba implícito en el entramado de las relaciones sociales y de parentesco tanto de las sociedades primitivas como de las modernas, constituyó su estudio más famoso.

Regresó a Francia en 1948 y fue profesor de religiones comparadas en la Sorbona y de Antropología Social en el Colegio de Francia: los cursos que dictó allí entre 1959 y 1982 los reunió en el libro "Palabra Dada", publicado en 1984.

El antropólogo manifestó sus reservas frente al progreso: "Lo que los viajes nos muestran en primer lugar es la suciedad con la que manchamos el rostro de la humanidad", escribió en "Tristes Trópicos".


Con la mirada puesta en los problemas y deficiencias de los tiempos modernos, Lévi-Strauss insistió una y otra vez en que "hay algunas cosas que perdimos y que quizá deberíamos intentar recuperar".

Enemigo de los viajes, Lévi-Strauss comentó también que "hay personas que viven dos o tres años con un pueblo y lo pueden observar. Yo no. Comencé a interesarme por la antropología cuando se había acumulado tantísimo material, que ya no se podía utilizar. Había que poner orden urgentemente. Y por eso comencé a escribir".

Entre otras obras, publicó Las estructuras elementales del parentesco (1949), Tristes trópicos (1955), Antropología estructural (1958 y 1973), "El pensamiento salvaje" y "El totemismo en la actualidad" (1962).

Además, aplicó el estructuralismo al estudio de los mitos ("Tristes tópicos", 1955; serie Mitológicas, 1964-1986: "Lo crudo y lo cocido", "De la miel a las cenizas", "El origen de las maneras de mesa", "El hombre desnudo y La alfarera celosa").

Entre sus últimas publicaciones, cabe destacar también "Los símbolos y sus dobles" (1989) e "Historia de Lynx" (1991)
El estructuralismo de Claude Lévi-Strauss fue propuesto como una postura superadora de la antropología marxista.
Lévi-Strauss sotuvo que la historia es la repetición sucesiva de una matriz universal inconciente. Dentro de esta matriz se encuentra, "la prohibición del incesto", la cual según él, marca el nacimiento de la cultura: "En verdad nos equivocaríamos si concibiéramos lo que puede ser una organización social elemental sin darle como base la prohibición del incesto (...). Sólo así se puede situar el pasaje de la naturaleza a la cultura." Es decir, sustituía la naturaleza humana (que además es creada por Dios), por una "matriz universal inconciente".
Lévi-Strauss equiparó a las concepciones mítico-religiosas de las sociedades primitivas con los avances científicos de las sociedades modernas. Por ejemplo, en "El hechicero y su magia" llega a afirmar que los rituales de curación tribales poseen la misma efectividad que la ciencia médica. La conclusión de semejante principio, es que la medicina y la ciencia no tienen necesidad de llegar con sus conocimientos a las poblaciones indígenas y cure sus enfermedades, que son tratables, por las que mueren.
La reivindicación estructuralista de las sociedades primitivas es sólo teórica, ya que en la práctica sólo sirve a un indigenismo retrógrado que priva a tales personas de los adelantos de la ciencia, y cuánto más de un culto contrario a la Revelación del Evangelio.

Para construir su disciplina "la etnología" Lévi-Strauss toma la Lingüística Estructural de Ferdinand de Saussure y el concepto psicoanalítico de inconciente, de la teoría de Sigmund Freud.

Siguiendo al primer autor divide el acontecer social según dos ejes, uno diacrónico y otro sincrónico.

Eje diacrónico: alude al encadenamiento temporal de los hechos históricos. Según él esta sucesión es contingente, razón por la cual su estudio no aportaría datos de interés.

Eje sincróncino: estudia las conexiones estructurales en un momento determinado. Desde aquí se propone encontrar una lógica que explique lo social, hallando el fundamento de la existencia humana, en las "razones inconcientes" que subyacen a todas las conductas sociales, afirmando que existe un simbolismo inconciente universal.
En "Antropología estructural", consignaba: "Los sistemas de parentesco, como los sistemas fonológicos, son elaborados por el espíritu en el plano del pensamiento inconciente, la recurrencia, en fin, en regiones del mundo alejadas unas de otras y en sociedades profundamente diferentes, de formas de parentesco, reglas de matrimonio, actitudes semejantes prescriptas entre ciertos tipos de parientes, etc., permiten creer que, tanto en uno como en otro caso, los fenómenos observables resultan del juego de leyes generales pero ocultas".
Convierte por tanto al lenguaje y al inconciente social como esenciales en el hombre: ‘El lenguaje es, a un tiempo, hecho cultural por excelencia (que distingue al hombre del animal), y aquel por cuyo intermedio se establecen y perpetúan todas las formas de la vida social’.
Lévi Strauss en un reportaje, detalló en qué radica "su marxismo" (es decir, compartió la visión materialista): "mi marxismo, a diferencia del de Marx, es un marxismo pesimista. En la medida que me dejo llevar por la especulación sobre el movimiento total de la humanidad, lo veo actuar en sentido opuesto al del esquema marxista. (...) En el presente asistimos al progresivo freno de la humanidad a través de una serie de intermediarios, que son aquellos descritos por el materialismo dialéctico; pienso que lo que está sucediendo y sucederá cada vez más es la toma directa con la cual la humanidad será regulada por los grandes determinismos de orden biológico y demográfico. El porvenir de la humanidad será el de la esclavitud cada vez mayor hacia la fatalidad de su naturaleza."
Obviamente, para él la espiritualidad no era más que una expresión mitológica de la cultura. Así, solamente se han resaltado algunos de sus graves errores de su pensamiento.

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