jueves, 15 de octubre de 2009

LA MANIPULACIÓN DE LA LITERATURA

En la foto: El P. Leonardo Castellani, literato y profeta

Por Alberto Buela (*)

En la ciudad de Frankfurt abre hoy la mayor feria mundial del libro, donde la Argentina será país invitado especial en el 2010. Nuestro país lleva un listado de cien obras traducidas a los más diversos idiomas.

Lo que se ha guardado como secreto de Estado bajo siete llaves es quiénes hicieron la selección de autores y bajo qué criterio. Trascendió que el que corta el bacalao es un tal Mario Goloboff, con apellido de caramelo, más que de escritor. Nosotros con sesenta años y cuarenta de filosofía argentina nunca leímos nada de “caramelo Goloboff”, lo cual está mostrando ya que en el origen de la selección hay algo poco serio.

Según la poca y recortada información que apareció, las 100 obras propuestas a traducir como lo más representativo de la producción literaria de Argentina estarían distribuidas de la siguiente manera: Hay 69 novelas, dos libros de cuentos, dos novelas de no ficción, nueve de poesía, dos ensayos, cinco obras de teatro, dos novelas infanto-juveniles, una obra de cultura culinaria, una de historietas, una de relatos de viajes, una de conferencias, un diario y un ensayo periodístico. Lo que suman 97 autores, faltan tres que nadie sabe quienes son.

Hasta la fecha se han traducido del listado de cien, veinticuatro títulos al alemán, once al hebreo (tendrá que ver algo “caramelo Goloboff” en esta desproporcionada representación?), once al italiano, ocho al francés, cinco al rumano y al inglés y la lista sigue a 19 idiomas más. Vemos que en total se han traducido 83 autores. Qué pasa con los otros diecisiete? Qui lu sa, diría el napolitano.

Lo que presentamos hasta ahora son los datos en cifras, que aparecen en los diarios, de algo que, en el mejor de los casos, se presenta como poco serio.

Vayamos a los autores que fueron seleccionados para representar, hipotéticamente, lo más genuino de la literatura argentina, aquellos autores que mejor pintan lo que somos y además los que mejor escriben.

Por supuesto que el listado completo no se divulgó, también se guardó en secreto, sino solo trascendieron algunos nombres.

Así como autores emblemáticos de lo nuestro aparecen los conocidísimos (¿?) Rafael Spregelburd, Claudia Piñeiro, Ana Shua, Alan Pauls, Ariel Magnus.

¿Qué pensarán los alemanes ante este listado donde no aparece un apellido criollo ni a los postres? Claro que para cubrir esta manipulación desvergonzada de la literatura argentina recurrieron a los autores consagrados como Borges, Cortazar, Marechal, Tizón, Fogwill, Saer, Bioy Casares y algún otro.

Pero donde está el resto de los grandes escritores nacionales, dónde está el cuentista y novelista Leonardo Castellani, hoy reconocido en Europa como “el Chesterton de la lengua castellana”, dónde están los reconocidos y leídos novelistas como Mateo Boos o Manuel Gálvez y dónde un ensayista como Arturo Cancella o Ramón Doll. Acaso figuran los grandes poetas argentinos Leopoldo Lugones, Eloy Ponferrada, Lizardo Zía o Alfredo Bufano.

Seguramente que alguien más entendido que nosotros podrá agregar cantidad de nombres faltantes en este listado, pero el asunto es que la manipulación ideológica de la literatura argentina, en esta ocasión y por lo poco que dieron a conocer, ha sido escandalosa.

En el diario sale hoy que viajaron a costilla del Estado argentino 35 personas a la feria de Frankfurt, el primero “caramelo Goloboff”, como no podía ser de otra manera, y luego la chorrera del oficialismo kirchnerista con José Pablo Feimann, Mempo Giardinelli y Magdalena Faillace (una de las mentoras del lamentable congreso de filosofía de San Juan del 2007 que consagró como filósofa hegeliana a Cristina Kirchner).

Si esto no le saliera tanto dinero al Estado, si esto no fuera más que otro de los tantos mecanismos de extrañamiento cultural que padecemos los argentinos desde hace, al menos, medio siglo, sería paro tomarlo en joda, para tomarlo a la chacota.

(*) arkagueta

alberto.buela@gmail.com

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