jueves, 24 de septiembre de 2009

KAISER, KAISER...


En la foto: Peter Ustinov como Nerón en la película Quo Vadis?


Por Lucio Catano (h)

Compatriotas y Amigos:
Cuando Caligula fue asesinado por sus diabolicas travesias, en el mismo recinto del homicidio, comenzaron a agruparse los nobles romanos más destacados, incluyendo a la mayoria del Senado.
Momentos de brumosa confusion transcurrian luego de ese inesperado suceso.
Se carecia de una linea sucesoria.
Detrás de un gran cortinado se escondía, por temor a las represalias, un hombre atribulado.
Era el tio del Emperador, cuyo cuerpo yacía a pocos metros de él.
De pronto ese maltrecho sujeto, que era cojo, con pronunciada tartamudez y una precaria salud, fue empujado por un grupo de oficiales de la Guardia Pretoriana, al grito de Kaiser... Kaiser.
Esos ciclópeos soldados no hablaban correctamente el latín, porque provenían de una de las tantas tribus germánicas, recientemente romanizadas.
Proclamaban al sucesor con el vocablo equivalente alemán de Cesar... Cesar.
Así fue cómo un hombre de trayectoria grisácea y castigado severamente por la naturaleza, se erigía como el cuarto Dignatario imperial de Roma.
No era italiano, sino Galo.
Es probable que su lugar de nacimiento haya influido en esa fulminante intervención de los Pretorianos para coronar a un líder, a pesar de sus notorias deficiencias motrices.
Su vida personal no se identifica como diferente a la del resto de sucesores y predecesores.
Ordenó el asesinato de su tercera esposa, Mesalina, y fue asesinado por la cuarta: Agripina, curiosamente la madre de quien sería su propio verdugo: Nerón.
Pero en la historia del Imperio, esas cosas sucedían todo el tiempo.
El caso es que este guiñapo y poco atractivo prospecto de gobernante, expandió las fronteras de Roma, conquistando la hasta entonces inexpugnable Bretaña.
Legisló un compendio de leyes muy avanzadas para su época, y fue un buen administrador del dinero de los contribuyentes.
Un reciente repaso de su vida, impecablemente reseñada por Robert Graves -su mejor biógrafo- me hizo pensar, lo que a veces encuentro estimulante.
En nuestro imaginario, casi todos nosotros, frente al espanto que significa vivir gobernados por esta caterva del gobierno, idealizamos a una suerte de Redentor.
Que nos alejara de nuestras miserias, de nuestros devaneos y de nuestras repulsiones, las que todas unívocamente, experimentamos cuando leemos algún periódico o nos informamos a traves de las televisoras.
Apostamos a los testículos del otro hipotizando que se los jugará, intentando una salida a este irrespirable aroma nauseabundo y...democrático?

Todos estamos expectantes.
Nadie cree ni el 2011, como el fin de las tribulaciones.
En primer orden, porque para ello restan más de dos años.
Y en segundo término, porque viendo lo que los potenciales candidatos son, silenciosamente desconfiamos de las virtudes individuales de hasta los más prometedores.
Somos una colonia de hipócritas.
Al asesino de criaturas y ancianos, le deseamos la muerte mas impia, pero nos abstenemos de oralizarlo, salvo en alguna tertulia de amigos.
Nos mantenemos como sórdidos espectadores, frente a un magma de inmundicias que salen a la luz a cada hora, cada dia, cada semana, cada mes y cada año, desde hace más de veinticinco años.
Somos como los ancianos respecto al sexo: tenemos vocación pero no ejercemos .
Convivimos con el absurdo, pero tiene tal estatura que lo imaginamos imposible de derribar.
Una pequeña digresión:
Hace uno o dos días atras, estaba viendo a medianoche la señal América.
En un comercial, aparece la buenaventura de esta nueva legislación de la inminente ley de medios con patrocinio de la Presidencia de la Nación.
Cuando concluyó la pausa, emitieron las declaraciones de un tal Vila, a la sazón Presidente de esa emisora, cuya alocución era de una encendida defensa de la legislación vigente en la materia.
Cómo se debe intrepretar una ironía de tal magnitud?.
Estoy más que seguro que fuimos pocos los que advertimos ese mamarracho, que sin embargo es el común denominador de lo que a diario vemos, leemos o escuchamos.
Meditandolo un poco, creo que debo enmendarme.
Lo que pude observar en esa trama de contradicciones, es la esencia de nuestra sociedad.
La inconexión, prohijadora de nuestro galimatías dialéctico.
Parafraseando a los relatos bíblicos, somos como los habitantes de aquella legendaria Torre de Babel, en la que sus moradores hablaban en distintas lenguas y nadie podía entender a su prójimo.
Las arengas no pegan.
Y los llamados a un levantamiento popular menos que la anterior.
Debe ser muy difícil, para los extranjeros interpretarnos.
Mas aun, a poco de colegir que ni siquiera, nosotros mismos tenemos el código para desencriptar a una forma de ser tan rídicula.
Este pequeñito país de Honduras, aun resiste.
A pesar del bloqueo y la suspensión de hasta la ayuda más humanitaria.
Van a ser derribados.
Porque inexorablemente estan otorgando a sus vecinos y al mundo entero una leccion de probidad moral con estrechez, incluso alimentaria.
Aquí, vemos cómo una chusma está a estas horas interrumpiendo el tránsito de la vía principal de la Autopista Panamericana.
La humareda que se observa por la televisión no es consecuencia de neumáticos ardiendo.
Es producto del pantagruélico asado que los morochos están degustando.
Para una más placentera comodidad, patrulleros de la Gendarmería custodian el mitin.
Es una ruta internacional.
Dónde esta el Juez Federal o el Agente Fiscal que debería ordenar el desalojo?.
En su despacho, seguramente percibiendo alguna coima proveniente de algún sumario tan jugoso, como la parrillada de los obreros de Navisco.
Cuando los gringos hicieron algo similar a la altura de San Pedro y en Gualeguaychu, el año pasado, efectivos de esa misma gendarmería se los llevaron como a un grupo de subversivos.
Dónde quedó esa oxidada consigna de Centinelas de la Patria?
Estas son las dos caras de una misma moneda.
Los pobres y desamparados colectiveros que tienen que trabajar extramuros, son ahora las vedettes sangrientas de estos desalmados que les amputan los dedos por sus magras recaudaciones.
La crueldad de la delincuencia no es una cuestion social como pontifican estos cagatintas garantistas que tenemos de jueces y legisladores.
Lo que tenemos, se reduce a la mínima expresión de Coto de Caza.
Creo que debemos hacernos a la idea, que no es trascendente la edad ni la condicion física o privativa de la libertad de quienes irán a nuestro auxilio.
Para ello traje a cuento la anécdota de
KAISER... KAISER.
Cordialmente
Lucio Catano (h).-

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