lunes, 6 de julio de 2009

FILTRANDO MOSQUITOS, TRAGANDO… GORILAS

Luis Fernández Cuervo *

Entregué este artículo el pasado viernes 3. Era mi hora de cierre. Cuando esto sea publicado, el lunes 6 de julio, la crisis de Honduras puede haber empeorado. Y si ocurre, en parte será por el pésimo criterio y decisiones de muchos países democráticos y por la ingenuidad, descriterio o malevolencia de muchos medios informativos.

En todo conflicto, la primer y más elemental medida de justicia exige, antes de emitir un juicio, escuchar a las dos partes. Eso no se ha hecho con Honduras. Ni los medios informativos ni los gobiernos de tantos países lo han hecho. Zelaya, y su “patrón” Hugo Chávez, han tenido una amplia cobertura mediática a favor de sus mentiras. Del resto, de los poderes del gobierno hondureño, de sus políticos y del clamor de su pueblo, poco y sesgado se ha publicado. En general, se les condena como golpistas, a los demócratas y se solidarizan con el verdadero golpista: Mel Zelaya, como si fuera una inocente victima. El mundo al revés: el juez condenado por el delincuente.

La verdad es muy diferente. Que las Fuerzas Armadas, obedeciendo órdenes civiles, apresaran al Presidente Zelaya y lo dejaran en Costa Rica, es un error de imagen, pero es algo secundario en este problema. Es demencial que se escriba, como han hecho tantos aquí, que deponer a Zelaya es más antidemocrático que lo que Zelaya ha venido haciendo y lo que pensaba seguir haciendo. Parecen pensar más en cuidar su imagen democrática, que en todos los desmanes que han sufrido los hondureños por culpa de ese sinvergüenza. Eso es filtrar el mosquito y tragarse el camello, que en este caso es más bien un gran gorila: Chávez. Otros, ingenuos, proponen retroceder en la película. Zelaya presidente prometiendo ser bueno y no hacer represalias contra todos los poderes democráticos que lo depusieron. ¿Quién puede creer eso?

Si Zelaya vuelve al poder, volverá con una mayor chusma de extranjeros chavistas a sueldo de los que ya están rompiendo vehículos y comercios en Honduras.

La verdad, poco a poco se va sabiendo. El Diario de Hoy está informando bien en casi todas sus páginas. Zelaya quiso hacer la misma maniobra que Chávez en Venezuela. Su “inocente” encuesta era en realidad un plebiscito vinculante que avocaría a una Asamblea Constituyente, que disolvería el Congreso. El conteo de votos lo haría una empresa contratada por el Ejecutivo. Zelaya sería reelegido para perpetuarse en el cargo. Pero a Zelaya le madrugaron y antes de que diera el golpe antidemocrático, le dieron el contragolpe, con toda la fuerza legal y popular.

La Constitución de Honduras no permite ser modificada mediante plebiscito; eso sólo se puede hacer a través del Congreso. Y el Congreso, en pleno, lo declaró inconstitucional y prohibió su realización. Zelaya desobedeció al Poder Legislativo y mandó imprimir en Venezuela cartillas de votación para realizarlo de todas maneras. Después Zelaya intentó comprar a las Fuerzas Armadas con 300 millones, pero la Junta de Comandantes y el Jefe Máximo de las Fuerzas Armadas rehusaron sus pretensiones. Ante la inesperada negativa de apoyo, poco antes del día de la encuesta, destituyó al Jefe de las FFAA. La Corte Suprema de Justicia dictaminó que no había causa legal para esa destitución. El militar había obedecido a la ley, el Presidente la incumplía.

Cuando lo apresaron, sólo en Casa Presidencial encontraron 60 millones de lempiras (unos 3 millones de dólares), ya distribuidos en sobres, listos para ablandar voluntades. ¡Rara honestidad democrática!

Pocos días antes del domingo 28 de junio, hubo manifestaciones multitudinarias en las principales ciudades del país en contra de las pretensiones de Zelaya. Todos los canales de televisión, salvo el estatal, y en general todo los medios de comunicación estuvieron en contra de él.

Zelaya, por tanto, ha despreciado a todas las instituciones democráticas legítimas: el pueblo, los cuatro partidos políticos, los Medios, la Corte Suprema, el Congreso, el Fiscal General del Estado, la Procuraduría General de la República, el Comisionado de los DDHH, el Tribunal Superior de Elecciones Todas las instituciones habían ratificado, cada uno en su ámbito, la ilegalidad de la encuesta. Además, el artículo cuarto de la Constitución de Honduras dice: La alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República es obligatoria. La infracción de esta norma constituye delito de traición a la Patria. Para las instituciones democráticas en pleno, Zelaya es un delincuente máximo. Tiene varias órdenes de captura en los juzgados competentes.

¿Quiénes son, pues, los que defienden la democracia en Honduras? ¿El que quiere trasformarla en una sirvienta de Hugo Chávez?

La Unión Europea ¿por qué está a favor de Zelaya? Y el gobierno de EEUU… ¿por qué reconoce a un sinvergüenza golpista como Zelaya como legítimo presidente? ¿No se da cuenta de a quién le hace el juego?

* luchofcuervo@gmail.com

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