sábado, 2 de mayo de 2009

HUMOR: EL APOSTADOR HÍPICO Y EL CURA

Aunque parezca mentira, es muy importante conocer la Fe y la liturgia católica, no solamente para después de la muerte, sino para vivirla antes, previniendo llegar al infierno. Y la Fe verdadera otorga la Felicidad pese a las circunstancias, y jamás es superstición.

Un apostador empedernido estaba en el hipódromo cuando vio que un cura entraba al área de establos con uno de los propietarios, y bendecía a uno de los caballos. En la carrera siguiente, el caballo llegó en primer lugar.

Intrigado, el apostador comenzó a observar que esto se repetía con frecuencia: cada vez que el cura se acercaba al caballo, éste ganaba.

Como era algo muy reiterado, este hombre decidió arriesgar todos sus ahorros.

Al día siguiente siguió los movimientos del cura, espiando hacia dónde se dirigía.

Llegó la carrera esperada, y antes de la misma apostó todo al caballo que el cura acababa de visitar. Después de la largada, los caballos empezaron a correr, pero el elegido no sólo no ganó sino que llegó en último lugar, demasiado lejos de los demás.

Terriblemente acongojado, desconcertado, el apostador buscó al cura y le rogó que le explicara qué era lo que había salido mal. Le adelantó los antecedentes, que lo había visto bendiciendo a los caballos y que éstos ganaban, y que justo cuando apostó todo lo que tenía el caballo perdió, a pesar de que el cura lo había bendecido.

El sacerdote suspiró, y dijo explicando lo sucedido:

- Ah, bueno... es una lástima. Ese es el problema por no saber distinguir entre una bendición y una extrema unción...

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