viernes, 17 de abril de 2009

Anciana de 107 años busca novio

Ha sido soltera toda su vida, pero ahora quiere evitar trabajo a su familia, y por eso se ha decidido a contraer matrimonio... pero antes tiene que encontrar al novio.

Wang Guiying tiene 107 años y busca pareja con la que compartir sus últimos momentos, y de paso evitarles a sus sobrinos el que cuiden de ella todo el tiempo.

De hecho, fue uno de sus sobrinos quien convocó a diversos medios locales para anunciar que su tía, que vive en Chongqing (China), desea casarse y necesita ayuda para encontrar a un hombre "para conversar".

Wang se arrepiente de no haberse casado antes, pues le "daba miedo". La causa de este terror era que todos los días veía cómo su tío golpeaba a su esposa. "Me parecía una vida muy desafortunada", aseguró.

El ultrafeminismo

La imagen que el ultrafeminismo vende del matrimonio, es una relación de poder donde el varón necesariamente golpea a la mujer, que siempre es víctima junto a la descendencia (especialmente las mujeres), y es identificada como una relación donde el total ausente es el amor al cónyuge y a Jesucristo. Desde allí, se elabora todo un prejuicio que atemoriza.

En primer lugar, la visión ensalza a la mujer como “inmaculada”, como absoluta inocente, cuando hay madres que golpean o maltratan a otras (madres a hijas, etc.), o cuando la mujer ejerce violencia verbal, denigrando a su cónyuge hasta hacerlo sentir insignificante.

Nada más falso que eso en el matrimonio católico, donde a pesar de las eventuales disidencias el amor lo resuelve todo. La sexualidad en el marco del matrimonio católico tiene tres sentidos: el de santificación, el procreativo y el unitivo. Y por el primer sentido santificador del matrimonio católico, mal se podrá alcanzar la santidad desde la infidelidad, la traición, la impaciencia o el odio.

El matrimonio católico, que es bien preparado desde la castidad previa, es la institución más protectora de la mujer, del varón y de los hijos, que permite a todos alcanzar la felicidad.

Wang Guiying, a sus 107 años, se da cuenta humanamente de su error y sus malos prejuicios.

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