jueves, 19 de febrero de 2009

"CRISIS FINANCIERA Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL", por José Arturo Quarracino

Por José Arturo Quarracino

// Febrero de 2009

 

Frente a la crisis financiera y económica global, el Nuevo Orden Mundial ha salido a hablar por boca de uno de sus voceros más calificados: Sir Henry Kissinger. Este personaje reviste tal carácter, por cuanto toda su carrera política se basa en su pertenencia al staff de la familia Rockefeller, de la que ha sido un "empleado" ejemplar. Fidelidad que le ha valido hace algunos años ser reconocido por la familia real inglesa como miembro del establishment británico, lo que no es poco decir.

No está claro que la crisis financiera y económica desatada hace un año y medio en Estados Unidos y que ha explotado a partir de setiembre/octubre del año ppdo. signifique la debacle mundial del capitalismo financiero-especulativo, sino más bien todo lo contrario, un reajuste y reacomodamiento del sistema, mediante un sistema de "demolición controlada" que ha posibilitado el traspaso de las grandes deudas acumuladas por el poder financiero internacional sobre las espaldas de los Estados nacionales y de los pueblos del mundo y una concentración agresiva de riqueza y capital a nivel mundial, en beneficio de la plutocracia mundial que gobierna el mundo, como "verdadero poder detrás del trono" de los gobiernos formales. En todo caso, como vocero de esta plutocracia, Sir Henry Kissinger ha salido a decir lo que los dueños del Nuevo Orden Mundial piensan hacer de aquí en más, como respuesta a la crisis que ellos mismo han creado y provocado.

En primer lugar, el ocultamiento de la verdad de los acontecimientos, para consolidar y fortalecer el sistema. Si bien el poder plutocrático reconoce que «el colapso financiero representa un golpe contundente a la posición de los Estados Unidos», se trata de un acontecimiento pasajero o circunstancial, ya que «no sido cuestionada en líneas generales la receta estadounidense para un orden financiero mundial», sino que sólo se trata de una «desilusión con la gestión realizada» por el gobierno republicano de George H. W. Bush (h).

Este ocultamiento de la verdad de los acontecimientos permite por un lado sacar del centro de la escena a Estados Unidos como potencia, para hacer responsable a todos los países de la debacle, con lo cual «cada país deberá reevaluar su propia contribución a la crisis imperante», como si los países del mundo hubieran sido los autores de la timba financiera que ha volado por los aires. En otras palabras, los responsables no son las corporaciones financieras como el Morgan-Chase Corp., el Citigroup, Goldman Sachs, el imperio Rothschild, Lazard, Warburg, etc., sino los gobiernos nacionales (¿???).

En segundo lugaruna vez definidas las "culpas", «cada país deberá redefinir sus prioridades nacionales», pero teniendo en cuenta el contexto mundial, dado que cada dilema particular (es decir, nacional) «sólo puede ser resuelto mediante la acción común». Todo esto en función de crear un sistema de prioridades compatibles, para poder hacer surgir un orden internacional. Caso contrario, el caos será la única alternativa viable. Estamos en presencia de la vieja táctica del capitalismo imperialista depredador: un problema particular y privado –el derrumbe de las instituciones financieras- convertido en problema de Estado, a nivel mundial.

En tercer lugar, fijado lo anterior, se buscará «un sistema regulatorio político internacional», que acompañe y colabore con el «orden económico globalizado». Según Sir Henry, esto se debe a que no se pueden resolver los problemas económicos mundiales con el viejo sistema de la política nacional. Se va cumpliendo así la "necesidad" de mundializar la política, diluyendo los Estados nacionales y, en consecuencia, la resistencia y reacciones de los pueblos contra la globalización económica y política.

En cuarto lugarel poderío y la primacía estadounidenses no se discuten: «el rol de Estados Unidos en esta empresa será decisivo», ya no desde la arrogancia moral sino mediante «un tipo insistente de consulta» para invitar a los países «a probar su aptitud para ingresar en el sistema internacional ajustándose a las prescripciones estadounidenses». Es decir, ESTADOS UNIDOS (en realidad, los dueños de ese país) PRETENDE SEGUIR SIENDO EL GENDARME MUNDIAL Y EL GARANTE DEL NUEVO ORDEN MUNDIALeconómico y político.

Para esto sirve la figura de Barack Hussein Obama: para hacer más "agradable" y sutil el siempre vigente e indiscutido dominio estadounidense: «ninguna administración [gubernamental] había asumido» con la expectativa de todos los actores principales de la escena mundial de «emprender en colaboración con los Estados Unidos las transformaciones que la crisis mundial les ha impuesto». Es decir, la crisis se resuelve con el liderazgo de los mismos que la han auspiciado, provocado y llevado a término. Que Obama es algo distinto y un cambio es un delirio que sólo existe «en la imaginación de la humanidad», pero que es importante «para configurar el nuevo orden mundial».

En quinto lugar, y para que quede claro, la crisis económica global y el terrorismo jihadista es lo que constituye la agenda común de todos los países y los problemas que éstos deben resolver, junto con «la proliferación nuclear, la energía y el cambio climático», cuestiones que «no permiten una solución nacional o regional».

 

Una lectura atenta permite ver qué es lo que dice "implícitamente", es decir, ¿cuál es el tema que queda fuera de la agenda de discusión de este reordenamiento del Nuevo Orden Mundial? Que NO SE DISCUTE LA DESIGUAL E INJUSTA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA, ya que NO CONSTITUYE UN PROBLEMA PARA LA PLUTOCRACIA FINANCIERA GLOBAL.

Éste es el Nuevo Mundo que los ricos del mundo pretenden imponernos de aquí en más: el mejoramiento y reacomodamiento del sistema financiero de saqueo imperialista.

 

NE: El artículo transcribe el texto de Henry Kissinger para el diario Clarín de Argentina, que puede leerse en el siguiente link: http://www.clarin.com/diario/2009/02/01/opinion/o-01850320.htm

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