lunes, 15 de diciembre de 2008

AGUER: "TIEMPO DE ADVIENTO, TIEMPO DE NOVEDAD"

REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER
TIEMPO DE ADVIENTO: TIEMPO DE NOVEDAD


En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (Canal 9), Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata y nuevo Presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, explicó el sentido del “tiempo de adviento” que es “el período inmediato anterior de preparación a la Navidad”.

“Salimos al encuentro de Cristo con esperanza. El Adviento nos habla siempre de algo nuevo, de una renovación, de una juventud perenne. La esperanza es la virtud que sostiene la vida del cristiano aún en las circunstancias más adversas, en medio de las peripecias –a veces incalculables- de la vida”.

Destacó que puede llamar la atención que “la Iglesia repita para nosotros el mismo ciclo litúrgico y nos ofrezca la misma oportunidad de prepararnos para esa gran fiesta del Nacimiento del Señor”, aunque esta “repetición no tiene nada que ver con la rutina”, pues el próximo “nacimiento de Jesús no será simplemente el recuerdo de un acontecimiento del pasado ni mucho menos una celebración de tipo folklórico que tiene que ver con una tradición de nuestra cultura sino que será, en el misterio de la celebración litúrgica, la actualización del Nacimiento de Cristo”.

El prelado platense indicó que “en el Adviento la Iglesia nos transmite una antigua sabiduría: saber sopesar adecuadamente las cosas terrenas. Es decir, no adherirnos de un modo desordenado, con un ansia excesiva, no aferrarnos a tantas cosas que nos solicitan de continuo sino a ver en ellas instrumentos, medios para unirnos a Cristo y para adquirir la salvación”.

“Nuestras esperanzas humanas todas ellas tienen que ver con la salvación. Esperamos siempre algún bien, esperamos estar algo mejor” y sostuvo que “Cristo cada Navidad nos trae una gracia particular de salvación, de renovación interior” deseando que “podamos aprovechar este tiempo de Adviento y que no nos tome desprevenidos la próxima Navidad u ocupados excesivamente en cosas, en el fondo, mundanas”.

“El Adviento es para que nosotros nos pongamos a tono con la llegada próxima del Salvador y que aspiremos con una gran esperanza a unirnos a Él y que Él nos ilumine, nos haga ver mejor las cosas e incluso aquellas cosas difíciles o negativas que afectan nuestra existencia cotidiana y que desde la perspectiva de Cristo Salvador se ven de otro color, empiezan a cobrar sentido aun lo negativo tiene sentido respecto de Cristo Salvador”.

Monseñor Héctor Aguer también comentó que “en el pesebre de Cristo, en la pobreza del pesebre, se insinúa ya la sombra de la cruz y Cristo ha venido al mundo, se ha hecho hombre y nos ha salvado asumiendo la pobreza, echando sobre sus espaldas el pecado de los hombres, pasando todo eso por la Cruz para que luego resucitado pudiera comunicarnos la gracias de la salvación, la gracia que nos hace hijos de Dios”.

“Este es mi deseo de una buena preparación en el Adviento así, dentro de pocos días, podré decirles también feliz Navidad”.


Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:

“Las cuatro primeras semanas de diciembre están ocupadas siempre por el tiempo de Adviento que es ese período, inmediato anterior de preparación a la Navidad. Llama la atención que todos los años la Iglesia repita para nosotros el mismo ciclo litúrgico y nos ofrezca la misma oportunidad de prepararnos para esa gran fiesta del Nacimiento del Señor. Esa repetición no tiene nada que ver con la rutina”.

“En la liturgia aparece con frecuencia un adverbio latino que quiere decir hoy. El próximo Nacimiento de Jesús no será simplemente el recuerdo de un acontecimiento del pasado ni mucho menos una celebración de tipo folklórico que tiene que ver con una tradición de nuestra cultura sino que será, en el misterio de la celebración litúrgica, la actualización del Nacimiento de Cristo”.

“Por eso en el Adviento la Iglesia quiere prepararnos para un encuentro vivo con Él. Como que vamos caminando hacia su encuentro, vamos a salirle al encuentro a Él que viene a nuestro encuentro y, por tanto, la espiritualidad propia del Adviento remarca ciertas virtudes evangélicas: la expectativa, la vigilancia, la preparación, la diligencia o sea, en suma, la esperanza”.

“Salimos al encuentro de Cristo con esperanza. El Adviento nos habla siempre de algo nuevo, de una renovación, de una juventud perenne. La esperanza es la virtud que sostiene la vida del cristiano aún en las circunstancias más adversas, en medio de las peripecias –a veces incalculables- de la vida”.

“Podemos esperar muchas cosas buenas para la Navidad y, por lo general, en este tiempo, el corazón se enternece un tanto, nos ponemos un poco más buenos, deseamos cosas buenas a los demás, nos hacemos regalos. Pero todo esto es la manifestación de pequeñas esperanzas humanas”.



“Quisiéramos que con el Nacimiento de Cristo y con el Año nuevo que sigue las cosas vayan un poco mejor. Tenemos derecho a hacer eso. Hay pequeñas esperanzas humanas que tienen un sentido cristiano también. Pero tienen un sentido cristiano si ellas están arraigadas en la gran esperanza, en la esperanza de la novedad definitiva que adviene con la presencia de Cristo, con su gracia”.

“En realidad, en el Adviento la Iglesia nos transmite una antigua sabiduría: saber sopesar adecuadamente las cosas terrenas. Es decir, no adherirnos de un modo desordenado, con un ansia excesiva, no aferrarnos a tantas cosas que nos solicitan de continuo sino a ver en ellas instrumentos, medios para unirnos a Cristo y para adquirir la salvación”.

“Nuestras esperanzas humanas todas ellas tienen que ver con la salvación. Esperamos siempre algún bien, esperamos estar algo mejor. Pero ese bien o ese algo mejor es siempre parcial porque en el fondo el corazón humano ansía la plenitud del bien y eso es la salvación”.

“Cristo cada Navidad nos trae una gracia particular de salvación, de renovación interior. Ojalá que podamos aprovechar este tiempo de Adviento y que no nos tome desprevenidos la próxima Navidad u ocupados excesivamente en cosas, en el fondo, mundanas. Para tantos, desgraciadamente, la Navidad es un acontecimiento más que se celebra como se celebran otras cosas en el año y pierde su sentido porque no está referida a la venida de Cristo, el Salvador”.

“El Adviento es para que nosotros nos pongamos a tono con la llegada próxima del Salvador y que aspiremos con una gran esperanza a unirnos a Él y que Él nos ilumine, nos haga ver mejor las cosas e incluso aquellas cosas difíciles o negativas que afectan nuestra existencia cotidiana y que desde la perspectiva de Cristo Salvador se ven de otro color, empiezan a cobrar sentido aun lo negativo tiene sentido respecto de Cristo Salvador”.

“En el pesebre de Cristo, en la pobreza del pesebre, se insinúa ya la sombra de la cruz y Cristo ha venido al mundo, se ha hecho hombre y nos ha salvado asumiendo la pobreza, echando sobre sus espaldas el pecado de los hombres, pasando todo eso por la Cruz para que luego resucitado pudiera comunicarnos la gracias de la salvación, la gracia que nos hace hijos de Dios”.

“Este es mi deseo de una buena preparación en el Adviento así, dentro de pocos días, podré decirles también feliz navidad”

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