martes, 19 de agosto de 2008

Nuevamente se amotina un sector del Ejército en Campo de Mayo.




Fuente: Boletín Nuestra Historia 70, Nº 145


El jueves 1ro de diciembre de 1988, se produjeron varios acontecimientos que volvieron a intranquilizar a la población y a afectar la gestión d el gobierno de Alfonsín, quien se encontraba en México de paso a EEUU donde tenía previsto un encuentro con el presidente el ecto de ese país, George Bush. Entre el los el conocimiento de que 50 comandos pertrechados pertenecientes al grupo “Albatros” de la Prefectura Naval al mando de un subprefecto se retiraron de su destino en el puerto de Olivos con destino desconocido, mientras que en dos unidades d el Ejército pertenecientes a la Brigada de Infantería 10 con asiento en La Plata se producían actos de indisciplina protagonizados por oficiales y suboficiales.

En la madrugada d el día siguiente la situación comenzó a complicarse ya que, a las 6 de la mañana, se conoció la existencia de un motín a cuyo frente estaba el coron el Mohamed Sein el dín que había terminado su comisión en Panamá y anticipado su llegada al país sin aviso previo. El grupo inicial se dirigió a la Escuel a de Infantería en Campo de Mayo que estaba amotinada y donde, a las 16 horas, se le plegaron los “Albatros” de Prefectura.

El día 2 Sein el dín difundió una proclama en la que se desconocía la autoridad d el general Caridi como Jefe del Estado Mayor General del Ejército. De resultas de esta situación el Estado Mayor General d el Ejército ordenó el movimiento de tropas para cercar a los rebeldes, entre el las la Brigada de Caballería Blindada 1 de Tandil al mando del general Cáceres, que sufrió algunas deserciones.

Esa tarde hubo tiros de morteros y armas largas en Campo de Mayo entre distintas facciones del Ejército que, según un comunicado posterior de la institución, ocasionaron heridas graves al teniente primero Eduardo Pita y heridas de menor consideración a un capitán médico y dos suboficiales.

La información existente decía que el coronel Sein el dín había solicitado el cumplimiento de 3 puntos:

1.- Ley de amnistía o pacificación nacional.
2.- Suspensión de los juicios en proceso o por iniciarse.
3.- Aumento d el presupuesto militar.

El motín pasa a Villa Martelli. Incidentes con activistas de izquierda.

El sábado 3 de diciembre Sein el dín se desplazó a los emplazamientos d el Batallón Logístico 10 y Compañía de Arsenales 10, de Villa Martelli, que también se habían plegado al movimiento. Posteriormente, efectivos de tres Brigadas leales al general Caridi se instalaron rodeando los cuartel es del lugar, así como fuerzas de la Policía de la Provincia Bs As que trataban de contener a centenares de activistas de izquierda que se concentraron allí agrediendo verbalmente a los amotinados.

A las 4 de la madrugada de ese día 3, el Regimiento de Infantería 6 con asiento en Mercedes, (Pcia Bs As) había sido copado por personal d el mismo al mando de un mayor que detuvo al jefe de la unidad.

Este día comenzaron intensas negociaciones por iniciativa d el coronel (R) Diaz Loza quien - actuando como mediador - logró reunir las partes enfrentadas (por los leales el general Cáceres, y por los amotinados el coronel Toccalino, compañero de Seineldín, a quien se había unido el día anterior). Dicha reunión se llevó a cabo en horas de la tarde y culminó con el compromiso de una nueva reunión en el puesto de comando d el Batallón de Ingenieros 601 al día siguiente a las 4 de la tarde.

En horas de la tarde, en proximidades de los cuart el es de Villa Mart el li, hubo varios episodios de enfrentamientos entre los activistas de izquierda, la policía que trataba de contenerlos y los amotinados que estaban en la guardia y sus proximidades

A las 21 de ese sábado el presidente regresó en forma anticipada de su visita a EEUU. Su vocero oficial anunció por radio y televisión que había ordenado al general Caridi que reprimiera a los rebeldes.


El día domingo 4 de diciembre, luego del silencio de información oficial y rumores de una reunión entre el general Cáceres y el coronel Seineldín, el Comandante de la 4ta Brigada Aerotransportada con asiento en La Calera (Córdoba) general Patricio Etchehun difundió un comunicado solicitando al Poder Ejecutivo que finalizaran los juicios por la lucha contra la subversión, que finalizara la campaña de acción sicológica contra el Ejército, que se aumentara el presupuesto acorde a las posibilidades para un mínimo adiestramiento y capacitación para la defensa d el país, que se dieran remuneraciones dignas a los cuadros y que se reivindicara la gesta de Malvinas. También aclaraba que sus fuerzas respondían al general Caridi pero que no se sumarían a la represión de los amotinados de Villa Mart el li, cuyos reclamos compartían.

En horas de la tarde activistas de izquierda ubicados frente a los puestos de guardia del Batallón de Ingenieros 601, en Villa Martelli, atacaron con bombas molotov, piedras y algunas armas de fuego a los efectivos militares y de la Prefectura Naval. Como consecuencia d el enfrentamiento hubo tres muertos: el policía Sergio Alderete y los civiles Jorge Nicolás y Rogelio Rodríguez, este último militante d el Partido Comunista y 19 heridos de bala , algunos graves[1]

Con un acuerdo, finalizó el motín.

La reunión propuesta el día anterior se llevó a cabo a la hora prevista participando en el la el Grl Caridi, el Grl Cáceres, el Cnl Seineldín y el Cnl Toccalino . Después de varios intentos se consensuó un acuerdo equilibrado entre los objetivos de ambas partes sobre la base de un borrador acordado verbalmente (no se firmó ningún documento). También se concensuó un comunicado para el público interno en el cual se expresaba que cesaban las operaciones.

Si bien el acuerdo no fue firmado , se conoce que la decisión era la de no enfrentar unidades del Ejército que fracturaría definitivamente las FFAA, teniendo en cuenta que ambos sectores compartían los objetivos de los amotinados aunque diferían en la forma de obtenerlos (eran , en general, los enumerados en Semana Santa de 1987).

También se acordó que el coron el Sein el dín, responsable de la operación, fuera el único sancionado y que el general Caridi pidiera el retiro antes de fin de año por no haber logrado cumplir las previsiones derivadas de los anteriores motines.

Muchas preguntas quedaron sin respuesta al caer el día, cuando el presidente Alfonsín anunció que la situación había sido superada al deponer su actitud el coron el Seineldín sobre la base de negociaciones con el general Cáceres. En un breve discurso, Alfonsín expresó que seguía depositando toda su confianza en el general Caridi y que no había concesiones de ninguna naturaleza. Además expresó su reconocimiento al Ejército por la forma en que se realizó la operación, evitando derramamientos de sangre.

El lunes 5 de diciembre, el mayor Hugo Reinaldo Abete que estaba amotinado y a cargo d el Regimiento 6, por pedido d el coron el Sein el dín, comunicó al personal subordinado que deponía su actitud. Ese día, el diputado radical Jaroslavsky descartaba nuevamente una amnistía para los militares, expresión confirmada al día siguiente por el Comité Nacional de la UCR en un comunicado.

Al mismo tiempo el doctor Carlos Menen, candidato presidencial por el justicialismo, afirmaba que las falencias d el gobierno en materia castrense y de defensa impedían mantener al país en paz y tranquilidad y acusó a sectores oficialistas de alentar una permanente confrontación con las FFAA.

El martes 6 el coron el Sein el dín quedó detenido en el Primer Cuerpo de Ejército. La justicia militar entendía en los amotinamientos en Campo de Mayo y Villa Martelli, y la justicia federal en todo lo relacionado con la Agrupación Albatros de la Prefectura Naval.



Reunión de Alfonsín con los mandos del Ejército. Secuelas de los hechos.

Al día siguiente, según Clarín del día 8 en su página 3, Alfonsín, el día anterior, le había expresado a Caridi y los mandos reunidos en Buenos Aires, que él se ocuparía personalmente de las siguientes cuestiones:
· Juicios abiertos contra el personal militar por la lucha contra la subversión.
· Cese de la campaña apoyada por medios oficiales contra las FFAA
· Salarios de los cuadros
· Presupuesto de Defensa.
Todas éstas, eran preocupaciones “crónicas” de las FFAA desde el inicio del gobierno alfonsinista.

Indicios de negociaciones.

El 11 de Diciembre, no obstante las declaraciones d el gobierno negando la existencia de negociaciones, se otorgó un aumento d el 20% a los cuadros de las FFAA más una suma fija de 1.500 australes, y el 20 de diciembre el teniente general José D. Caridi solicitó su pase a retiro. El 23, tres días después, se despidió del Ejército en ocasión d el aniversario d el ataque de 300 terroristas d el ERP con refuerzo de Montoneros al Batallón de Arsenales 601 en Monte Chingolo, oportunidad en que finalizó su mensaje expresando: “[…] la guerra contra la subversión nos ha dejado heridas y cicatrices muy profundas, pero éstas deben cerrarse de una vez para siempre, merced a u un reencuentro franco y sincero entre todos los argentinos movidos por un espíritu de grandeza

El 26 de diciembre asumió como nuevo Jefe de Estado Mayor d el Ejército el general de división Francisco Gassino, a quien le tocaría apaciguar los espíritus dentro de su arma y cohesionar la misma dando testimonio y consolidando el ya probado respaldo del Ejército al sistema institucional vigente.

Consideraciones sobre este nuevo motín.

Con el cumplimiento de parte de lo acordado en el encuentro entre el coron el Seineldín, intérprete del malestar institucional y el general Caridi, que era la máxima autoridad d el Ejército, este tercer motín desatado por la inadecuada e inequitativa política adoptada por Alfonsín en relación a las secu el as de la Guerra contra la subversión terrorista, salió del riesgo de enfrentamiento armado entre distintos sectores del Ejército que, aunque pensaban prácticamente de igual forma, diferían en la metodología para lograr los objetivos.

Es necesario acotar que si bien la Armada y la Fuerza Aérea permanecieron ajenas en cuanto al desarrollo del conflicto, sus miembros pensaban también como el grueso d el Ejército.

La duda que perdura aún hoy es si los que pergeñaron la estrategia del gobierno de Alfonsín sobre las violaciones a los derechos humanos durante la guerra librada, no midieron las derivaciones de la misma en el futuro o, si por el contrario, todo formaba parte de un estudiado plan que, puesto en ejecución iba a conseguir destruir las fuerzas armadas y permitir la venganza por la derrota sufrida por las armas de los sectores terroristas de los 70 y de los que los apoyaban desde la izquierda política,

La férrea oposición de esos sectores, incluyendo el oficialismo, a una amnistía amplia (dictada al final del gobierno militar y anulada por Alfonsín) que recomiendan y apoyan los tratados internacionales, nos hace pensar que no hubo confusión ni intromisiones de la justicia no previstas, sino una intención del iberada de producir el daño a las FFAA , vulnerando para ello , ex profeso y desde el principio (juicio a las Juntas Militares), los derechos y garantías que establece nuestra Constitución.

Las dirigencias de las FFAA, que aceptaron por el bien de la República que se juzgara con el Código Penal lo que fue una guerra interna no convencional y reconocida por los combatientes enfrentados, no quisieron imponer la ley por la fuerza ya que el lo hubiera implicado la repetición de viejas intervenciones e intromisión en la política argentina.


Las FFAA confiaron en la buena intención de los dirigentes políticos que tenían la responsabilidad de encarar el reencuentro de todos los argentinos mediante el cumplimiento de la Constitución Nacional y en especial de su Artículo 16, que dice que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, o como dice el refrán popular “ley pareja no rigurosa”.

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